El nacimiento de la imprenta: la cultura capturada por el negocio

La tecnología, en el paso del último siglo, ha avanzado sistemáticamente en dirección a la automatización. Los procesadores de texto nos permiten elegir una cierta tipografía, formatos y tamaños a la hora de escribir un texto. El progreso tecnológico es inconmensurable.

Pero en lo que se refiere a la imprenta, hay un paso en la historia de la humanidad que resulta verdaderamente revolucionario. La invención de la imprenta de tipos móviles de Johannes Gutenberg (alrededor del año 1450) en Mainz comenzaría a inclinar la balanza hacia una automatización que hoy vemos como natural.

La tinta de impresión y la impresión de pequeños textos (sobre todo panfletos de propaganda o breves cuentos populares) ya eran conocidas en Europa en aquella época. Provenientes de una tradición oriental, la xilografía permitía grabar sobre madera un breve texto, entintar la madera y luego estampar sobre un papel.

Gutenberg llevó la lógica de la impresión a un nuevo nivel. Grabando 150 maderas con distintos caracteres (que se asemejaban a la manera de escribir en manuscrita) y cubriendo esas maderas con plomo (para que no se desgastara la madera tan fácilmente) se dotó de la posibilidad de imprimir cualquier tipo de escrito. Los tipos móviles, al ser intercambiables y sujetarse a la estructura de la imprenta, facilitaban la impresión de textos más largos. La invención de Gutenberg permitió la imprenta a gran escala. El 30 de septiembre de 1452, hace 565 años, el padre de la imprenta terminó de imprimir su primera Biblia.

La Imprenta de Gutenberg entregaría al mundo la posibilidad de expandir la lectura y los libros en una velocidad increíble: en 1550 (solo 50 años después) había imprentas en 270 ciudades y se habían estampado más de 40.000 libros en 10 millones de copias.

La suerte de Gutenberg, lamentablemente, no estaría asociada al éxito financiero. Johann Fust le reclamó el dinero invertido y, ante la falta de pago, en tan solo unos años se adueñó de la imprenta y la puso a funcionar bajo las órdenes de su sobrino; quien había aprendido del mismo Gutenberg.

La imprenta permitió la difusión de la cultura. Cultura es un concepto cuyo origen viene del latín y que refiere al cultivo del espíritu como si se tratase de un huerto. Aún en francés, cultura y cultivo se escriben igual: “culture”. Cultivarse es parte del placer por la vida y uno mismo, tiene que ver con complementar la esencia del hombre con aquello que lo hace distinto: su capacidad de pensar y pensarse. La cultura está asociada entonces al ocio, al placer de ser. Por su parte, el negocio tiene una etimología muy distinta: el negocio es la negación del ocio.

Gutenberg descubrió su pasión en la creación de algo inexistente, buscó a través del placer construir algo nuevo, algo distinto. A partir de su inventiva la cultura se expandió en todo el mundo. El negocio lo venció y se apropió de la imprenta. La modernidad como triunfo del capital sobre la arte y la cultura no podrían estar mejor reflejadas en otra anécdota histórica.