El turno de la salud

Ya ha quedado claro: el ingeniero Macri no tiene ni los equipos competentes, ni la capacidad de gestión, pero mucho menos intenciones concretas de sostener el sistema de salud pública de la ciudad de Buenos Aires.

Hace unos días visité el Hospital Álvarez  junto a legisladores porteños del FPV  y referentes de diferentes organizaciones. Todos nos encontramos ahí, ante un verdadero desastre, unidos por una misma preocupación: la salud pública en nuestra ciudad.

Pudimos recorrer el lugar y hablar con los trabajadores, que día a día trabajan allí como pueden, haciendo milagros, para asistir a los vecinos. Confirmamos lo que venimos advirtiendo: hay un concreto abandono y vaciamiento de la salud pública de la mano del PRO. Y se constata en el Alvarez y en cada uno de los hospitales y centros de salud porteños.

Ya no sorprende, lamentablemente. Ante cada conflicto, es moneda corriente la ausencia del estado porteño y del propio Jefe de Gobierno. Lo vemos en los subtes, en el Borda, en los hospitales, en los centros culturales, en las escuelas que se vienen abajo.

Los trabajadores de los 33 hospitales públicos y 44 centros de atención primaria tuvieron que tomar una medida drástica, hacer un paro por 24 horas, para hacer visible este acuciante problema de la ciudad, y que todas y todos tomemos conciencia. Indigna, en especial sabiendo que el presupuesto está, pero se subejecuta. Tenemos que exigirle al jefe de gobierno que se haga cargo de una vez de gestionar nuestra ciudad.

Macri vuelve a incumplir. El compromiso por la salud pública y gratuita tan publicitado a lo largo de sus campañas electorales fue solamente eso, publicidad. Pero seamos sinceros. El proyecto para el mejoramiento de los hospitales públicos que figura en la agenda del PRO siempre estuvo por escrito, concreto y se lee rápido: implementar turnos telefónicos. Lo pueden buscar entre las propuestas electorales. Es eso y nada más.

Tal vez sea una iniciativa práctica dentro de una política pública de salud integral, aunque particularmente inocua (brindar  turnos, por cualquier vía) cuando los trabajadores de los hospitales públicos no tienen insumos, seguridad ni las condiciones mínimas para atender a los vecinos. Es el turno, en todo caso, de que el jefe de gobierno porteño empiece a gestionar la ciudad.