A mis compañeros y compañeras
Como trabajador de edificio y Secretario General del sindicato que agrupa a nuestros compañeros y compañeras, tengo el privilegio de representar a un colectivo que ha sido esencial en la historia de Buenos Aires durante más de 80 años. La labor que desempeñamos no solo se limita a las tareas diarias de mantenimiento y limpieza; somos los pilares que sostienen la vida cotidiana en nuestros edificios, creando espacios seguros y acogedores para nuestras comunidades.
Desde nuestra posición, sabemos que nuestra labor requiere no solo habilidades técnicas, sino también una gran capacidad de adaptación y un profundo sentido de responsabilidad. Cada día, enfrentamos desafíos que van desde el mantenimiento de las instalaciones de los edificios hasta la atención a las necesidades de sus habitantes, siempre con un enfoque en la satisfacción y el bienestar de quienes viven en los edificios. Es un trabajo que exige dedicación y compromiso, y lo hacemos con orgullo.
A lo largo de los años, el sindicato ha sido fundamental en la defensa de nuestros derechos laborales. Hemos luchado por condiciones de trabajo justas, salarios dignos y beneficios que garanticen la estabilidad de nuestros compañeros y sus familias. Este esfuerzo colectivo ha permitido que nuestra voz sea escuchada, y hemos logrado importantes avances que reflejan el valor de nuestra labor.
En tiempos recientes, especialmente durante la pandemia, nuestra función se volvió aún más crítica. Nos encontramos en la primera línea, asegurando la seguridad y el bienestar de los habitantes, a pesar de los riesgos que esto implicaba. La valentía y dedicación de mis compañeros y compañeras brillaron en esos momentos, demostrando una vez más que somos un colectivo trabajador fuerte y solidario.
Es fundamental que reconozcamos la importancia de nuestra labor en la construcción de una ciudad más limpia, habitable y humana. Cada rincón de nuestros edificios lleva la huella del esfuerzo y la dedicación de quienes trabajamos en ellos. Celebrar nuestra historia y nuestra labor es también un llamado a la solidaridad y al respeto por el trabajo que realizamos.
Como Secretario General del Suterh, me comprometo a seguir luchando por nuestros derechos y a promover una cultura de respeto y reconocimiento hacia los trabajadores y trabajadoras de edificios. Juntos, seguiremos construyendo un futuro en el que nuestra labor sea valorada y donde todos podamos trabajar en condiciones dignas y justas. La historia de los trabajadores de edificios en Buenos Aires es una historia de lucha y dignidad, y estoy orgulloso de ser parte de ella.
El hilo se corta…
Hay una verdad que resuena en la vida cotidiana y que, lamentablemente, también se aplica a la política y a la economía: el hilo siempre se corta por lo más delgado. Esta frase, tan simple y certera, describe con precisión lo que está ocurriendo en nuestro país con gobierno que, con el pretexto de la libertad y la modernización, ha emprendido un ajuste brutal que, lejos de afectar a la “casta” como prometió, sigue recayendo sobre las clases más vulnerables.
El ajuste no cesa. Por el contrario, se profundiza día a día, y quienes lo pagan son siempre los que menos tienen y sostienen al país con su esfuerzo diario. El gobierno ha demostrado una vez más que su idea de “libertad” no es más que una excusa para avanzar sobre los derechos de los trabajadores y trabajadoras. La tan cacareada “reforma laboral”, lejos de traer beneficios, abre las puertas a un escenario de despidos masivos con la flexibilidad que los empresarios deseen, sin importar el tamaño de la empresa.
“Van a poder diseñar el esquema (de despidos) que quieran, con la flexibilidad que quieran, a nivel empresa grande, mediana o chica”, dicen los funcionarios pero detrás de estas palabras se esconde una realidad preocupante: la libertad de despedir a quienes han construido y sostienen la economía, sin reparo en las consecuencias sociales de estas decisiones.
El gobierno que prometió terminar con la casta, está demostrando que su verdadero objetivo es desmantelar las conquistas laborales y sociales que tanto nos han costado. No es la casta la que paga este ajuste, son las familias argentinas que ven cómo sus salarios se congelan, cómo sus derechos se desvanecen y cómo la esperanza de un futuro mejor se aleja cada vez más.
Desde SUTERH, no podemos quedarnos callados ante esta embestida. No permitiremos que el hilo se siga cortando por lo más delgado ni que este ajuste siga avanzando sobre los logros que con tanto esfuerzo hemos conseguido. Defenderemos los salarios, los derechos y, sobre todo, el futuro de cada trabajador y trabajadora de edificios en Argentina.
Este ajuste no termina aquí. Sabemos que seguirán atacando más derechos, seguirán intentando despojarnos de lo que hemos construido juntos. Pero que quede claro: desde SUTERH, bajo nuestra conducción, no cesaremos en nuestro compromiso de proteger y mejorar las condiciones de vida de nuestros afiliados. La lucha continúa, y con ella, nuestro compromiso inquebrantable con cada trabajador y trabajadora de nuestro país.
¿Y si probamos con un poco de cultura?
En tiempos de crisis, la cultura suele ser uno de los primeros sectores en sufrir recortes. Sin embargo, es precisamente en estos momentos cuando más necesitamos su aliento e inspiración. En Argentina, el desfinanciamiento y el abandono de la promoción cultural, promovidos por el gobierno como parte de su ajuste salvaje, están erosionando uno de los pilares fundamentales de nuestra identidad y cohesión social.
La cultura no es un lujo ni un capricho; es el reflejo de nuestra alma colectiva, la expresión de nuestras historias y valores. Sin embargo hoy el movimiento cultural se ha reducido a simples publicaciones en redes sociales. La riqueza de nuestro patrimonio cultural, se está viendo desplazada por la banalidad de likes y retweets.
Los programas de desarrollo cultural,están siendo desmantelados. Bibliotecas, teatros, centros culturales y festivales están viendo sus fondos recortados o eliminados y esto, no solo priva a los trabajadores y trabajadoras de la cultura de sus medios de vida, sino que también anula espacios de encuentro, crecimiento personal y comunitario.
Necesitamos políticas públicas que valoren y promuevan la diversidad cultural, que fomenten la creatividad y el pensamiento crítico. Urge retomar el camino de la inversión en desarrollo cultural, garantizando el acceso para todos y todas sin distinción.
La cultura tiene el poder de transformar vidas, de generar esperanza y de construir puentes en tiempos de división. Nos invita a reflexionar sobre nuestra condición humana, a cuestionar lo establecido y a imaginar nuevas posibilidades. En lugar de limitarla, debemos promoverla y fortalecerla. En vez de verla como un gasto superfluo, hay que entenderla como una inversión esencial. Es hora de dejar de lado los slogans y apostar por un verdadero compromiso que reconozca el valor intrínseco de las artes y las humanidades.
Sin duda, este es el antídoto que necesitamos para enfrentar los desafíos que se nos presentan. Es una herramienta para entendernos mejor, para sanar nuestras heridas y construir un país más justo y equitativo. No podemos permitir que su luz se apague por la indiferencia o la miopía de quienes deberían estar velando por nuestro bienestar.
En conclusión, la cultura es más que un adorno; es la esencia misma de nuestra humanidad. ¿Y si probamos con un poco de cultura? Quizás descubramos que, en ella, encontraremos las respuestas que tanto necesitamos.
Invierno, Frío
El invierno ha llegado, y con él, un frío intenso que cala hasta los huesos. No solo enfrentamos temperaturas gélidas que nos obligan a abrigarnos, sino que también enfrentamos un invierno simbólico, uno mucho más cruel. Una temporada que se mide en la desesperanza y la precariedad que sufren los argentinos y argentinas, especialmente aquellos que menos tienen.
Las tarifas de gas, agua y servicios aumentaron de manera desproporcionada, poniendo una carga insoportable sobre los más necesitados. Mientras, el gobierno solo piensa en bajar la inflación ofreciendo promesas vacías que llevan al congelamiento de salarios, la pérdida de puestos de trabajo y la ruina de las pymes, que son el motor de nuestra economía.
Vivimos un frío que proviene de la indiferencia de un gobierno que ha decidido mirar hacia otro lado mientras los trabajadores y trabajadoras luchan por sobrevivir. Un gobierno que no comprendió que el rol del Estado es imprescindible para atender las necesidades de su gente.
La falta de acción y recursos destinados a los más vulnerables es un reflejo de una administración que no prioriza el bienestar de su gente. ¿Qué logran? El vaciamiento de la educación pública, la ruina del sistema de salud y la pérdida de esperanza de un futuro mejor.
Es imperativo apelar a la responsabilidad. El Estado debe asumir su rol y garantizar que ningún argentino ni argentina pase frío, tanto en sentido literal como figurado. No podemos permitir que se continúe ignorando el sufrimiento del pueblo. La política de ajuste brutal debe ser reemplazada por una política de inclusión y solidaridad, donde los derechos de los trabajadores sean reivindicados y protegidos.
La historia nos enseña que los inviernos siempre llegan a su fin pero para que la primavera vuelva, necesitamos medidas concretas, planes efectivos e inversión en recursos.
Hoy, más que nunca, es fundamental que aquellos en el poder comprendan que no se puede gobernar solo con slogans y promesas. Es hora de abrigar a nuestra Patria con acciones reales, de devolver la esperanza y de construir juntos un país donde nadie tenga nunca que pasar frío.
Reivindicar los Derechos de los Trabajadores en el Contexto del Pacto de Mayo
En el marco del 214° aniversario de nuestra querida Patria, es imperativo reflexionar sobre los desafíos que enfrentamos como nación, particularmente en el contexto de las políticas actuales del gobierno nacional. La satisfacción de pertenecer, de amar el suelo donde nacimos, de honrar las costumbres y tradiciones que nos identifican y enorgullecen, hoy se ve amenazada por un acuerdo vacío de contenido, diseñado más para la tribuna y los fans que para el bienestar real de nuestra sociedad.
La propuesta del gobierno no sólo carece de sustancia, sino que también está demostrando ser destructiva para la estructura de desarrollo del país. Sus políticas de ajuste brutal han resultado en la pérdida de más de 200.000 puestos de trabajo formal, afectando de forma directa a los trabajadores y trabajadoras. El supuesto equilibrio fiscal, que sólo existe en los títulos de los diarios, está lejos de reflejar la realidad económica del país.
Además, el vaciamiento de la educación pública y la crisis más grave en la historia de nuestro sistema de salud son testamentos de la ineptitud y desinterés de un gobierno que no ha implementado ninguna medida real y genuina para las clases medias y trabajadoras. Es imposible aceptar que se cree un relato para servir a un proyecto político que hiere gravemente el significado del concepto de Patria.
Esa Patria que hoy reclama volver a aquel inicial Pacto de Mayo. Un pacto que nos habla de esfuerzo compartido, de una visión común, de una identidad construida con el sudor y el esfuerzo de millones de compatriotas y de cientos de miles de extranjeros que adoptaron los valores de la argentinidad.
La primera reflexión que debemos hacer adquiere un profundo contenido sentimental. La Patria cumple 214 años y nos embarga la emoción.. Patria son tantas cosas bellas. Y es esa belleza, ese legado de los hombres y mujeres de Mayo, lo que debemos proteger y reivindicar.
Aquella idea inicial legada por los hombres y mujeres de Mayo se consolidó con el tiempo, cobrando fisonomía propia. Fue abonada con el sudor y el esfuerzo de millones de compatriotas que los sucedieron, así como de los extranjeros que hicieron suyos los valores de la argentinidad. Es en esta esencia de un pacto real, sin frases disonantes y sin renegar de principios, donde encontramos la fortaleza para seguir adelante.
Hoy, la Patria exige que aquellos responsables de la destrucción actual de nuestra estructura de desarrollo, del vaciamiento de nuestros servicios esenciales y del sufrimiento de nuestros trabajadores, asuman sus responsabilidades. Que al que le quepa el sayo, se lo ponga.
Es hora de reivindicar los derechos de los trabajadores y trabajadoras parar reconstruir nuestro país sobre las bases sólidas del verdadero Pacto de Mayo, donde el bienestar de todos los argentinos y argentinas esté por encima de los slogans vacíos de contenido y las políticas destructivas. La Patria, en su 214° aniversario, nos llama a esta noble tarea.
Mucho más que una Manifestación por la Universidad Pública
La monumental marcha que inundó las calles de Buenos Aires y se extendió a lo largo y ancho de Argentina trascendió cualquier etiqueta convencional. Más allá de ser una simple manifestación por la defensa de la universidad pública, se convirtió en un hito histórico, un punto de inflexión en la expresión popular que resonará en las páginas de nuestra historia.
La magnitud de la convocatoria, con cientos de miles de hombres y mujeres que inundaron las plazas y calles de nuestro país, hablando por sí solos. Fue un llamado que unió a todos los sectores de la sociedad, sin distinción de ideologías, bajo una misma bandera: la protección de la educación pública.
Esta movilización fue más allá de la defensa de un derecho fundamental. Fue la voz de un pueblo que reclamó por su futuro, que exigió que la educación siga siendo un pilar fundamental de nuestra sociedad, accesible para todos y todas, garantizando su calidad. Es un mensaje claro al gobierno de turno, que intentó imponer recortes presupuestarios que amenazaron con socavar los cimientos mismos de nuestra educación pública.
Pese a que el presidente sostuvo que no hay un desfinanciamiento de la educación pública y que todo se trata de una movida política en su contra, el origen del problema reside en que se mantuvo el mismo presupuesto del 2023 lo que representa, en términos reales, la caída del 66% del mismo con respecto al año pasado.
En la mayoría de las 57 universidades nacionales, los gastos se centran en el pago de los salarios de los trabajadores y trabajadoras de la educación, por lo que el desfinanciamiento impacta de lleno en el bolsillo docente produciendo una caída del 40% de su poder adquisitivo. Además, esta decisión implicó la limitación en las inscripciones en materias, cierres de comisiones, talleres y laboratorios por falta de insumos, cortes de luz y gas. Es decir, no se trata de un tema de administración de recursos sino de la escasez absoluta de los mismos.
Es importante destacar que esta manifestación no solo reflejó la preocupación por la situación actual, sino que también marcó un antes y un después en la expresión popular. Por primera vez en mucho tiempo, se logró una unidad sin precedentes, donde convergieron peronistas, radicales, liberales y votantes de distintas tendencias políticas, demostrando que, cuando se trata de defender un derecho tan fundamental como la educación, las diferencias quedan de lado.
Además, esta movilización dejó en evidencia que las expresiones del gobierno en las redes sociales no pueden minimizar el impacto de la voz del pueblo. La foto de la multitud habló por sí sola, demostrando con contundencia que el reclamo es masivo, legítimo y urgente.
Es un llamado de atención para el gobierno de Javier Milei y todos aquellos que intentan imponer políticas que atentan contra la educación pública. Esta marcha demostró que no todo vale, que el pueblo está dispuesto a movilizarse y alzar su voz para defender lo que considera justo y necesario.
En definitiva, la marcha por la universidad pública trasciende cualquier análisis político convencional. Es un grito de esperanza, de unidad y de compromiso con el futuro de nuestro país. Es un recordatorio de que, juntos, somos capaces de construir un futuro mejor para todos y todas.
Defendiendo la Soberanía: “Malvinas como Metáfora de Resistencia”
Hace poco más de cuarenta años, Argentina se enfrentaba a una dura batalla por la soberanía en las Islas Malvinas. El 2 de abril de 1982 marcó un capítulo oscuro en nuestra historia, pero también simbolizó la lucha incansable por defender lo que es nuestro. En aquel momento, la soberanía era el pilar sobre el cual se construía nuestra identidad como nación.
Hoy, en medio de un panorama político y económico convulso, la soberanía vuelve a ser un tema central. Pero esta vez, no se trata solo de territorios en disputa, sino de la esencia misma de nuestra identidad como argentinos y argentinas. Nos encontramos ante la embestida de un gobierno neo-liberal hiper capitalista, representado por Javier Milei, que pretende entregar y privatizar todas nuestras empresas públicas, barrer con nuestra identidad, nuestra cultura y reducir el Estado a su mínima expresión.
Estamos siendo testigos de la mayor pérdida de poder adquisitivo de los asalariados y asalariadas en la historia de Argentina, el aumento del desempleo, una inflación “descontrolada” y el ajuste de la “motosierra” que está siendo pagado por la clase trabajadora. Es una situación alarmante, que nos obliga a reflexionar sobre el significado de la soberanía en estos tiempos turbulentos.
La soberanía no se limita solo a cuestiones territoriales; también implica la capacidad de un país para determinar su propio destino, proteger sus recursos y garantizar el bienestar de sus ciudadanos. Es un concepto que debe ser defendido con uñas y dientes, especialmente en momentos como este, en los que enfrentamos amenazas externas e internas que ponen en peligro nuestra autonomía y nuestra identidad como pueblo.
Es hora de levantarnos en defensa de nuestra soberanía en todas sus formas. Debemos resistir a los embates de un gobierno que busca someternos a los intereses de unos pocos y luchar por un país en el que todos tengamos voz y voto en las decisiones que nos afectan. No podemos permitir que se nos arrebate lo que tanto nos ha costado construir.
Hoy con fuerza y valentía debemos defender nuestra soberanía en cada rincón de nuestra Patria. Es hora de unirnos para proteger de nuestros valores, nuestra cultura y nuestro futuro. Solo así podremos construir un país más justo, más próspero y verdaderamente soberano.
Cumplir con nuestra responsabilidad: Nueva escala salarial
En un contexto desafiante marcado por la inflación rampante y las políticas de ajuste despiadado implementadas por el Gobierno, es crucial destacar el esfuerzo inquebrantable que hemos puesto como sindicato en la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras. En medio de este vendaval económico, hemos mantenido firme nuestro compromiso de preservar el poder adquisitivo de quienes día a día sostienen la economía del país.
El reciente acuerdo alcanzado en la nueva escala salarial para febrero de 2024 fue un reflejo de este compromiso. Con un incremento del 45%, buscamos contrarrestar el impacto negativo de la inflación y garantizar que los salarios sean suficientes para recuperar poder adquisitivo de nuestras compañeras y compañeros. Este aumento no fue solo una respuesta a las presiones económicas, sino también un acto de justicia hacia quienes sostienen la producción y el servicio en nuestra industria.
Quiero destacar que este logro no hubiera sido posible sin la unidad y la lucha constante de todos y cada uno de ustedes.
En este momento crítico, en el que el peso del ajuste y la inflación golpa con particular dureza a los trabajadores y trabajadoras, fue necesario levantar la voz y denunciar la falta de sensibilidad de un gobierno que claramente le da la espalda a la gente trabajadora. Las políticas económicas que privilegian el mercado por encima de las necesidades del pueblo solo sirven para beneficiar a unos pocos, mientras la mayoría sufre las consecuencias de un modelo injusto y desigual.
Es en este contexto adverso que nuestro sindicato ha demostrado su compromiso inquebrantable con la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras. El reciente acuerdo alcanzado en la nueva escala salarial para febrero de 2024 es una respuesta contundente a las injusticias que enfrentamos. Con este incremento, hemos logrado no solo contrarrestar el impacto de la inflación, sino también preservar el poder adquisitivo de nuestros compañeros y compañeras.
Este aumento salarial fue más que un número en un papel; es un acto de resistencia frente a un sistema que busca precarizar nuestras condiciones laborales y reducirnos a meros instrumentos de producción. Es un recordatorio de que, unidos y representados, tenemos el poder de defender nuestros derechos y exigir un trato digno y justo.
En tiempos de políticas de ajuste y de retroceso en materia de derechos laborales y sociales, es más importante que nunca mirar hacia atrás y recordar la lucha y el sacrificio de aquellos que vinieron antes que nosotros. Sus ideales de justicia y solidaridad deben guiarnos en la búsqueda de un país en el que todos puedan vivir dignamente y tener igualdad de oportunidades.
Sigamos adelante, inspirados por el legado de Néstor Kirchner, Juan Domingo Perón y tantos otros luchadores sociales, con la convicción de que juntos podemos construir un futuro mejor para todos.
Movilización, Lucha y Derechos: La Defensa ante las Reformas de Milei
Argentina fue testigo de un acontecimiento histórico con la movilización masiva en todo el país. A cinco años de la última huelga general, los argentinos y argentinas salieron a las calles para expresar su rechazo a las reformas impulsadas por el nuevo presidente, Javier Milei. Gobernar por decreto, imponiendo leyes, avasallando la democracia, fueron una de las tantas razones para movilizarse de forma pacífica. Está explicito el rechazo contundente de gran parte de la sociedad. (incluso gran parte de los que creyeron en las ideas de la libertad promovidas como slogan vacío de contenido durante toda la campaña “fake” de Milei y la Libertad Avanza).
Si, se trató de una movilización en tiempo récord de asumido un gobierno, pero la contundencia y la prontitud son directamente proporcionales al avasallamiento de derechos y ruptura del orden democrático que se vislumbró detrás de todo con el intento del nuevo gobierno de imponer una ley que no aspira a mejorar el nivel legislativo.
La manifestación no fue simplemente una expresión de descontento, sino un grito colectivo que proclamaba que “La patria no se vende”. La agenda liberal y las reformas de ajuste propuestas por el nuevo gobierno fueron repudiadas, denunciando un intento de imponer un modelo de ultra derecha que amenaza los derechos laborales, las libertades democráticas y promueve privatizaciones.
La movilización masiva de las fuerzas del trabajo, unidas, no solo se opuso a las imposiciones del gobierno de Milei, que bajo el lema del libre mercado y la apertura de la economía busca imponer un modelo de ultra derecha que ha fracasado estrepitosamente en todo el mundo. También denunció un estilo de atropello, agresión y persecución a todos los colectivos que se expresan libremente, incluyendo artistas, empresarios pymes, comerciantes, empleados públicos, emprendedores, productores de las economías regionales, entre tantos otros.
Finalmente la ley ómnibus fracasó. Decretos y privatizaciones fueron interpretadas como un intento de concentrar poder en el Ejecutivo y consolidar un modelo económico que beneficia a unos pocos en detrimento de la mayoría. Pero la resistencia fue más allá, fue por la defensa de la cultura y la identidad argentina. Queriendo vencer un proyecto de ultra derecha amenaza con desdibujar nuestras raíces, nuestros valores y la diversidad que nos caracteriza como sociedad.
Este acto de protesta no solo movilizó más sectores de lo previsto, sino que también generó un cambio en el humor político de la sociedad. La resonancia trascendió fronteras, con manifestaciones solidarias en Latinoamérica y Europa. La resistencia popular comenzó a complicar los planes del oficialismo, demostrando que es imposible implementar cambios estructurales sin enfrentar la resistencia de la ciudadanía.
La firme decisión de sindicatos, movimientos sociales y partidos fue clara: nadie estaba dispuesto a permitir el ataque a los derechos de trabajadores y trabajadoras, la salud y la educación pública. Sin embargo, la resistencia continúa, con la convicción de preservar los derechos adquiridos y oponerse a un ajuste brutal que afecta a toda la sociedad.
Queremos destacar desde Suterh, el sindicato de trabajadores de edificios, que continuaremos con esta lucha. Defenderemos no solo los derechos laborales, sino también nuestra cultura y nuestra identidad argentina. El compromiso es seguir en la primera línea, resistiendo y construyendo un país más justo para todos. La patria no se vende, se defiende.
Enero: Desafíos y Reflexiones
En este inicio de año, nos encontramos frente a grandes desafíos y reflexiones que demandarán nuestra atención y compromiso como sindicato y como trabajadores. El panorama actual nos enfrenta a un escenario de cambios y desafíos significativos, especialmente con la llegada de un nuevo gobierno que ha emprendido una avanzada sin precedentes sobre los derechos laborales a través de decretos de necesidad y urgencia (DNU).
La embestida sobre los derechos adquiridos es una realidad que no podemos ignorar. Desde el SUTERH, estamos firmes en nuestra postura de defensa de los derechos de los encargados y encargadas de edificios. Nos mantenemos alertas y activos, dispuestos a enfrentar cualquier medida que atente contra los logros obtenidos con esfuerzo y lucha a lo largo del tiempo. Es crucial mantenernos unidos y firmes en la defensa de nuestras conquistas frente a estos embates.
Nuestra lucha por la justicia social y la protección de los derechos laborales no se detendrá. Es momento de redoblar esfuerzos, de estar más unidos que nunca para hacer frente a esta coyuntura que nos desafía como colectivo. Los sindicatos en Argentina tienen un rol fundamental en la defensa de sus afiliados y afiliadas, y desde el SUTERH reafirmamos nuestro compromiso de ser guardianes incansables de su bienestar.
Sin embargo, en medio de estos retos, también es importante destacar que desde el SUTERH estamos trabajando arduamente para ofrecerle a nuestra comunidad la posibilidad de disfrutar de un verano feliz y saludable. Hemos creado las condiciones necesarias para brindar una amplia variedad de propuestas y ofertas que incluyen desde colonias hasta actividades recreativas y deportivas, buscando proporcionar espacios de esparcimiento y recreación para ustedes y sus familias así como los distintos programas educativos, culturales y deportivos que desarrollamos a lo largo de todo el año que continuarán y crecerán a lo largo del 2024.
Es en estos momentos cruciales donde más valoramos la importancia de estar unidos, de mantenernos informados y movilizados en defensa de nuestros derechos. La lucha por la justicia laboral es una tarea de todos, y juntos seguiremos defendiendo lo que nos corresponde con firmeza y convicción.
Les deseo a todos un verano lleno de alegría, descanso y momentos de disfrute junto a sus seres queridos. Que esta temporada sea también un espacio para reforzar la unión y el compromiso con nuestras metas y objetivos como trabajadores.
Sigamos adelante, con determinación y unidad, enfrentando los desafíos que se presenten y construyendo un futuro más justo y equitativo para todos.