América Latina: cómo formarnos y no perder el intento

No es una novedad que la tecnología evoluciona a pasos agigantados y avanza a la misma velocidad en relación al mundo del trabajo. Ante esto, América Latina presenta una gran desventaja: ha pasado por transformaciones desarticuladas y asimétricas que la hicieron una región débil y heterogénea ante las nuevas demandas del mundo laboral actual. Esta desarticulación, sumada al avance de políticas de desprotección de los trabajadores y trabajadoras, desembocaron en serias condiciones de precarización laboral, caracterizada por altos niveles de informalidad, falta de acceso a seguridad social, inestabilidad en los puestos de trabajo y salarios muy bajos. 

Otro gran problema que es cada vez más visible es la notoria desconexión entre los conocimientos que adquieren las personas en los trayectos educativos y aquellos que se les exige a la hora de trabajar. 

Resolver este último desafío y vincular las competencias con la productividad y el desarrollo, nos permitiría convertirnos en una región con ventajas en el mundo laboral. La puerta hacia esa vinculación es la educación. Específicamente, los sistemas de formación profesional, que presentan grandes ventajas. En primer lugar, la pertinencia respecto de las demandas del aparato productivo. Además, la vinculación con las necesidades y preferencias de las personas. Por último, la relación que puede establecerse con una estrategia de desarrollo nacional.

En este contexto, desde SUTERH, como defensores de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, decidimos involucrarnos activamente en su formación pensando en posibilidades reales de inserción laboral. Por eso, hace más de 20 años llevamos adelante el Centro de Formación Profesional N°28, en donde no sólo se puede obtener el título de Trabajador/a Integral de Edificios, sino también estudiar gastronomía, indumentaria, estética, idiomas, informática, diseño gráfico, imagen y sonido; y realizar cursos para ser electricista, plomero/a, cerrajero/a, gasista, pintor/a, albañil o instalador/a de aire acondicionado.

Creemos que la formación debe ser permanente y tener un correlato con la realidad. Es nuestro lugar, como sindicato, tomar parte también en este aspecto de la vida de los y las trabajadores, porque pensamos una Argentina en donde los protagonistas serán ellos y ellas.

Sociedades en conflicto en América Latina

La situación que se vive actualmente en la región es, cuanto menos, preocupante. No solamente por lo que pasa en Bolivia, sino también en Chile, Ecuador, y en las últimas horas en Colombia

Los gobiernos conservadores llevan adelante procesos de restricción de derechos y garantías que ponen en tensión los lazos sociales de nuestra ciudadanía. Elevan el conflicto hasta llevarlo a la manifestación en las calles, como la única vía que encuentran los pueblos para defenderse ante el avasallamiento de derechos. 

Las sociedades de América Latina se caracterizan por un alto grado de movilización.  Sin embargo, los acontecimientos de las últimas semanas multiplicaron la ola de reclamos en la mayor parte del continente suramericano, expresando el descontento hacia modelos  excluyentes.

El golpe de Estado en Bolivia es una de las situaciones de mayor gravedad que han vivido nuestras democracias desde la finalización de las dictaduras en el siglo pasado.  Como tal, exige el posicionamiento de los líderes y organismos internacionales. Así lo hizo el presidente electo, Alberto Fernández. Es preocupante que otros representantes no lo hagan. 

La asunción de un Gobierno autoproclamado, sumada a la escala de violencia en todo el territorio boliviano,  merece la contestación de quienes defendemos las democracias y los Derechos Humanos. Así lo hizo el Parlamento del Mercosur con la declaración del 18 de noviembre en la que se reconoció que hubo una ruptura del orden democrático institucional, se rechazó el golpe de Estado en el país vecino y desconoció al nuevo régimen gobernante. Además, se repudió el uso excesivo de la fuerza, responsabilidad de los altos mandos policiales y militares.

La violencia que se vive en las calles chilenas habla de un modelo económico de profundización de desigualdades que tiene un hilo conductor con la caída del gobierno de Salvador Allende, y que nunca se ha terminado de romper. El conflicto se disparó por el aumento del precio del transporte. Sin embargo, es la punta del iceberg al cual se sumaron demandas de la sociedad acalladas durante décadas. Esto fue contestado por el Gobierno con la aplicación de un Estado de Emergencia y el Toque de Queda que lejos estuvieron de pacificar el clima social.

En Chile hay una clara violación de los Derechos Humanos. Así lo expresó el Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: asesinatos, detenciones arbitrarias, desapariciones y abuso sexual por parte de las fuerzas de seguridad.

Ecuador también atraviesa una profunda crisis social visibilizada a partir de las marchas que se originaron al calor de los anuncios por el paquete de medidas neoliberales que pretende aplicar el actual presidente Lenin Moreno, como primer paso para cumplir con los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional. El descontento social con la gestión de Moreno expresa, sólo en parte, una crítica situación social en donde la pobreza aumentó 2,4% en tan solo dos años. A la represión y muertes de manifestantes se suma el exilio de dirigentes por la amenaza a su integridad física.

Colombia por su parte vive hoy un paro nacional con convocatoria masiva impulsada entre otras cosas por el intento de reducir el salario de los jóvenes al 75% del salario mínimo, allanamientos en varios colectivos de artistas y medios de comunicación alternativos; y el asesinato de líderes sociales. El presidente Iván Duque, a un año de asumir, ya cuenta con el 69% de desaprobación de la ciudadanía colombiana

La liberación de Luis Inácio Lula da Silva, así como el triunfo electoral de Alberto Fernández en nuestro país y el intento de impulsar una nueva ola progresista en la región junto a Andrés Manuel López Obrador de México, son pequeñas luces de esperanza en este contexto preocupante que atraviesa la región. Nos resta aún saber qué sucederá el próximo domingo 24 en Uruguay, cuando se elija al próximo presidente. 

Es imprescindible frenar las violaciones de los Derechos Humanos que se están llevando a cabo en los distintos países. Debemos esforzarnos por concretar el comienzo de una nueva etapa que ponga a los trabajadores y trabajadoras de América Latina en el centro de las políticas de los Estados, y donde el trabajo sea el motor de las economías para alcanzar un verdadero desarrollo con autonomía regional y cooperación. Sin la integración y solidaridad entre nuestros pueblos no será posible. 

Manos libres

En el contexto del avance de los derechos de las mujeres a nivel global y regional, el mundo del trabajo ha hecho importantes cambios. Sin embargo, aún quedan cuentas pendientes. Una de ellas es que la mayoría de las mujeres percibe que es difícil conciliar maternidad y trabajo: el 84% de ellas cree que ser madre reduce sus oportunidades laborales.

¿Qué realidades sustentan estas creencias? La principal es la reproducción de estereotipos de género, que llevan a las mujeres a dedicar el doble de tiempo que los varones a las tareas de cuidado. Tradicionalmente, las mujeres han sido las encargadas de las tareas de cuidado del hogar y de otros, mientras que los hombres se asocian a la esfera pública y al ámbito laboral. En ese sentido, la incorporación masiva del lavarropas en el siglo XX fue una revolución en los hogares, ya que liberaba a las mujeres de una ardua tarea manual. La metáfora de tener “las manos libres” ilustra los efectos de este electrodoméstico en la vida cotidiana de las mujeres: más tiempo libre para dedicarse a otras actividades, entre ellas, las laborales. En la actualidad, los trabajos de home office o teletrabajo también son una opción elegida por las mujeres que maternan, ya que les facilitan la combinación entre trabajo y tareas de cuidado.

En el caso de las mujeres que trabajan por fuera de su casa, una de las etapas más difíciles para conciliar maternidad y trabajo es en la lactancia. El 77% de ellas considera que es muy difícil combinar lactancia y trabajo. Para poder lograrlo, el 93% estima importante el apoyo de la empresa u organización que las emplea, el 89% el de sus jefes directos y el 77% aquel de sus compañeros/as. Una herramienta fundamental para la mayoría de las entrevistadas es la existencia de un lactario en sus lugares de trabajo, como sugiere la Ley Nº 26.873. Los espacios de lactancia resuelven las preocupaciones de la comodidad e higiene para las madres, ya que 7 de cada 10 mujeres se extraen leche en un baño, 4 de cada 10 declaran que el lugar donde amamantan es sucio y 3 de cada 10 afirman no tener acceso a una heladera para conservar su leche.

Con el objetivo de reducir la brecha salarial, es necesario que las mujeres tengan “las manos libres” en el período de lactancia, para poder así desarrollarse plenamente en los ámbitos laboral y profesional.

Desde el Grupo Octubre, contamos con el Espacio Pedagógico de la Primera Infancia (EPPI), donde los hijos e hijas de los que formamos parte del SUTERH, el ISO, la UMET y los Centros de Formación Profesional pueden participar gratuitamente entre los 45 días hasta los 2 años inclusive. El objetivo del EPPI es que las madres y los padres puedan desarrollarse en su ámbito laboral o educativo contando con un espacio pensado especialmente para sus hijos/as, con docentes especializados/as. El EPPI se encuentra en las sedes de Ayacucho 260 y Venezuela 370, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La disponibilidad horaria es amplia: de lunes a viernes de 7:30 a 20:30 hs y los sábados de 7:30 a 13 hs. También dispone de dos salas de lactancia, una para los más pequeños y otra para los y las niñas que ya adquieren posición sentada y deambulan, pensando en el desarrollo y las necesidades de cada uno/a. 

Consideramos fundamental fomentar espacios como el EPPI para reivindicar el lugar de las mujeres trabajadoras y profesionales en sus espacios de trabajo. A su vez, esto fomenta una redistribución igualitaria de las tareas de cuidado en pos de una mayor libertad de las mujeres.

Los efectos de la crisis tienen rostro de mujer

Con cada crisis económica vemos cómo se deterioran las condiciones de vida de varones y mujeres. En los últimos años, con el agregado de las políticas de ajuste, acceder a los bienes y servicios básicos cada vez cuesta más y las más afectadas son las mujeres: en el sector de la población de menores ingresos, 7 de cada 10 son mujeres. La vulnerabilidad se hace evidente también al observar las economías populares, en donde el 60% de quienes participan son mujeres.

Asistimos, entonces, a un creciente proceso de feminización de la pobreza. En lo más profundo, esto responde al fuerte arraigo de los estereotipos de género: tradicionalmente, hemos estado acostumbrados/as a ver a las mujeres ocuparse de las tareas domésticas y de cuidado, y a los varones a desenvolverse en ámbitos laborales formales. Si bien hace varias décadas la participación femenina en el mundo del trabajo creció, no ha disminuido significativamente la realización, por su parte, de las tareas del hogar.

Concretamente, las mujeres deben repartir su tiempo entre un trabajo tiempo completo para mantener a sus familias, cumplir con las tareas domésticas, llevar adelante la crianza de los hijos/as y en el medio, si pueden, dedicar algo de sus recursos a su formación. ¿Cómo hacer frente a la crisis cuando además, son directamente discriminadas por ser madres o por la posibilidad de serlo, a la hora de ser contratadas? ¿Cómo enfrentar el deterioro del poder adquisitivo cuando aún existe la brecha salarial entre varones y mujeres? El contexto, por lo tanto, no hace más que acentuar las diferencias por cuestiones de género y perpetuar las desigualdades.

Ante esta situación es menester un Estado presente, que analice el impacto de género de sus políticas y ponga el foco en las mujeres como protagonistas de un enorme proceso de precarización laboral y pérdida de calidad de vida. Necesitamos generar un cambio de raíz en la sociedad que, sin dudas, comienza desde lo público con iniciativas que combatan los estereotipos de género y garanticen real igualdad de condiciones y oportunidades para varones y mujeres.

11° edición de los Premios Democracia

Días atrás, tuvimos el agrado de presentar la 11° edición de los Premios Democracia. Aun en los momentos más difíciles nunca dejamos de creer en la democracia, nunca dejamos de creer en los Derechos Humanos. Para nosotros son los dos pilares fundamentales que atraviesan toda sociedad y que tienen que ver con la esencia más profunda de nuestro país. Por eso cada año es un orgullo celebrar y entregar estos premios, organizados por el Centro Cultural Caras y Caretas

Desde el año 2009, los Premios Democracia reconocen el trabajo realizado en cada rubro por personas, instituciones u organizaciones que llevan adelante sus actividades con un férreo compromiso con la vida y los valores democráticos. Sus presidentes honorarios, Raúl Alfonsín y Estela de Carlotto, simbolizan ambos valores indispensables en la construcción de una Argentina y una Latinoamérica mejores. Es por ello, que los premios reconocen el trabajo de aquellas personas que reivindican el pluralismo, el derecho al disenso, el respeto por lo diverso y diferente, así como por la cultura del trabajo. Premian a quienes en cada área trabajan bajo la ética de la responsabilidad y la honestidad.

En este sentido, El Excéntrico en teatro, Ángela Lerena y Futuröck en su trabajo periodístico, las representantes de la Selección Argentina de Fútbol Femenino, Rita Segato, Nancy Duplaa, Gabriela Cabezón Cámara y Marilina Bertoldi dan cuenta de su pasión por sus disciplinas con propuestas disruptivas que se proponen terminar con cánones preestablecidos para aportar otras miradas que construyan sociedades más respetuosas, justas e igualitarias. 

El Bachillerato Popular Trans Mocha Celis y el Grupo de Ciencia y Técnica Argentina recibieron sus galardones en las ternas de Educación y Ciencia y Técnica, respectivamente, en reconocimiento al trabajo que realizan todos y todas ellas por el acceso al conocimiento, por la universalización de la educación sin discriminación de género, la inserción laboral de colectivos excluidos del mundo del trabajo, y la resistencia a políticas nacionales y locales que quitan prioridad a la inversión para la igualdad de oportunidades y la formación de las futuras generaciones que construyan un país autónomo, más próspero y federal. . 

El momento más emotivo de la noche llegó de la mano de Historias Desobedientes, el colectivo de familiares de genocidas de la última dictadura cívico-militar, reunidos al calor del 2×1 en su búsqueda de romper el silencio y la impunidad; y el reconocimiento que les entregó Nelly Minyersky, defensora de los derechos de las mujeres. Al hacerlo, Nelly destacó que “son un canto a la vida” y “dan esperanza de que los seres humanos pueden construir un mundo de justicia social.” Seguido, Norita Cortiñas, recibió el Premio de Honor en Derechos Humanos emocionando con su relato: “La desaparición forzada de personas sangra toda la vida, esa sangre las madres la revertimos en lucha, seguimos manteniendo el mismo dolor, pero luchando”. Llenó el escenario de esperanza en memoria de los 30.000 desaparecidos.

Los otros Premios de Honor fueron para Juan Carr, como personalidad destacada de Argentina por su trabajo solidario; Litto Nebbia en música, y Ana Petra Costa, quién se llevó el galardón a Personalidad Destacada de Latinoamérica por su trabajo en el documental “Al filo de la democracia”. Petra dedicó su premio a Dilma, Lula y Marielle Franco. 

Los Premios Democracia nos dieron una vez más la posibilidad de demostrar nuestro reconocimiento a aquellos y aquellas que trabajan arduamente por la construcción de sociedades más justas e igualitarias. Como expresó María Seoane, presidenta del Centro Cultural Caras y Caretas, “creemos en la democracia, la diversidad, la justicia y el debate”. Felicitaciones a todos y todas las ganadoras, apostemos a seguir construyendo la democracia entre todos.

Nuevas dinámicas en el mundo laboral: la valorización de los puestos medios

Mucho se ha dicho sobre las implicancias de las nuevas tecnologías en las demandas que desarrolla el mundo laboral para los trabajadores y trabajadoras. En esta ocasión, abordaremos las consecuencias que tienen en las estructuras empresariales y componentes del sistema productivo. Éstos también se ven ante la necesidad de innovar en sus organizaciones internas adaptándose a dinámicas más integrales que se alejan de los modelos de organización verticales y se acercan a formas más horizontales.

En los nuevos modelos organizacionales, el trabajo en equipo, así como la combinación de destrezas manuales con las intelectuales, son centrales. En el proceso de horizontalización de las estructuras productivas, toman cada vez más relevancia los denominados “puestos medios”. La incorporación de nuevas tecnologías y la importancia creciente de la investigación demandan niveles más altos de conocimientos técnicos y habilidades prácticas, siendo indispensables la formación y capacitación continuas. Sin embargo, también cobran especial trascendencia las competencias socioemocionales, también conocidas como “habilidades blandas”, ante la necesidad de gestionar mejor el empleo. Se denominan así aquellas que son derivadas de facultades sociales y de comunicación, que hacen que una persona presente cualidades para relacionarse de manera efectiva con otros. Por ejemplo, habilidad para el trabajo en equipo, responsabilidad, empatía, creatividad, liderazgo, compromiso, polivalencia y capacidad de adaptación. Los mandos medios deben tener mayor sentido de responsabilidad y contar con capacidad de liderazgo, comprendiendo que se trata de un ejercicio que va más allá de la posición jerárquica que adquieran. En ese sentido, la formación para la gestión de los y las trabajadores a su cargo debe incluir también la habilidad de inspirarlos, incentivarlos y motivarlos, así como fomentar el trabajo colaborativo y en equipo.  Estas nuevas cualificaciones transforman las estructuras típicas de trabajo, brindando mayor autonomía para la ejecución de tareas y la toma de decisiones. 

Las empresas que forman parte del sistema productivo comenzaron a hacer hincapié cada vez más en la formación de los trabajadores y trabajadoras en las denominadas habilidades blandas. Sin embargo, es indispensable abordar estos aprendizajes desde temprana edad, para formar futuros trabajadores que cuenten con cualificaciones muchas veces desatendidas por los sistemas educativos tradicionales. Su fomento facilita el progreso en los aprendizajes así como la adaptación a nuevos ambientes y formas de estudio. Con ese objetivo, desde el Grupo Octubre impulsamos el Espacio 13/18, orientado a jóvenes entre 13 y 18 años. Su propósito es llevar adelante una serie de encuentros dos veces al año, donde se comparten momentos de recreación, expresión, debates, actividades plásticas y deportivas que fomentan el trabajo en equipo, la creatividad y la sociabilización. 

Es importante remarcar que la necesidad de emprender un nuevo tipo de formación polivalente no depende solo de las empresas. El rol del Estado, tanto como el de los sindicatos, son indispensables para el diseño de un sistema de capacitación integral, que ofrezca alternativas y cualificaciones adecuadas a esta nueva realidad laboral. La aparición de Centros de Formación Profesional innovadores a cargo de los sindicatos y en colaboración con el Estado, la adopción cada vez más frecuente de prácticas profesionalizantes que facilitan la inserción laboral en las empresas, así como la instalación de mesas de diálogo tripartitas que garantizan el respeto de los derechos de los trabajadores y trabajadoras en los nuevos sistemas productivos, son indispensables para pensar una economía sustentable, que brinde garantías para el desarrollo productivo a la vez que amplía derechos.

¿De qué hablamos cuando hablamos de Formación Profesional?

Los avances tecnológicos y los nuevos escenarios sociales y culturales redefinen día a día las estructuras laborales y educativas. Los estudios universitarios han perdido su rol preponderante a la hora de la inserción laboral frente a la demanda cada vez mayor de la formación para puestos intermedios, las habilidades prácticas y socio-emocionales. A su vez, la continua transformación de los sistemas productivos demanda el aprendizaje constante y la actualización de saberes teóricos y prácticos. En ese sentido, la Formación Profesional tiene un rol fundamental en la capacitación de los trabajadores y trabajadoras que podrán responder a las necesidades de un mundo laboral en creciente cambio

Ahora bien, ¿de qué hablamos cuando hablamos de Formación Profesional?. Según la definición del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), la Formación Profesional es el conjunto de acciones que “tienen como propósito la formación socio-laboral para y en el trabajo, orientadas tanto a la adquisición y mejora de las cualificaciones como a la recualificación de los trabajadores.” Contempla la capacitación para el trabajo, la formación profesional inicial y la formación profesional continua. El eje que las une es el objetivo de preparar, actualizar y desarrollar las capacidades de las personas para y en el trabajo

Su flexibilidad a la hora de las admisiones para el ingreso al sistema le permite recibir trabajadores y trabajadoras con diversas trayectorias, etapas formativas y bagajes teóricos, a diferencia de las instituciones formales. Sin embargo, durante muchos años ha quedado relegada a un lugar secundario en la inversión estatal, caratulada de ser de baja calidad, desprestigiada y por ende enfrentando obstáculos crecientes para la inserción de quienes que egresaban de ella. 

Desde SUTERH estamos comprometidos con el desafío de acrecentar la calidad y el prestigio de la Formación Profesional, de cara a una mejor inserción de todos los trabajadores y trabajadoras. Por ello somos uno de los 14 sindicatos que integran la Red Sindical de Escuelas para la Formación Profesional (RESEFOP). De la mano del Centro de Formación Profesional Nº28, y los Centros de Formación Profesional de los otros 13 sindicatos, trabajamos diariamente para enfrentar los retos del nuevo mundo del trabajo que se presentan cada día y fortalecer los ámbitos de educación para el trabajo. La RESEFOP prioriza la innovación en las metodologías de aprendizaje y socialización del conocimiento, por eso impulsa la capacitación y la actualización de los saberes digitales de manera transversal a todos los Centros. Estos se complementan a su vez con los aprendizajes necesarios para cada rama y actividad.

El objetivo de quienes constituimos la RESEFOP es potenciar el vínculo cooperativo entre los procesos formativos y sistema económico – productivo. Es importante que los estudiantes puedan realizar prácticas profesionalizantes en las empresas que conforman el sector productivo y a su vez éstas se involucren en los procesos de aprendizaje mediante la capacitación de docentes y la provisión de insumos para mejorar la calidad del aprendizaje y desarrollo de los conocimientos prácticos.

Somos conscientes de que los nuevos escenarios que se presentan requieren una cooperación que interpele a los representantes de todos los sectores. Las empresas, los sindicatos y el Estado deben hallar un equilibrio que permita colaborar en conjunto con el desarrollo integral y sustentable de nuestro país.

Seguridad y salud en tiempos de segregación ocupacional

El trabajo informal es una realidad en todo el mundo. Cada vez son más los y las trabajadores activos/as que se encuentran dentro de lo que se denominan “formas atípicas de empleo”. Es decir, trabajo temporal, a tiempo parcial, subcontratación, irregularidad, por cuenta propia, entre otras. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más del 60% de la población empleada en el mundo lo está en empleos informales. Es decir, aquello que se consideraba atípico hace algunas décadas, ha dejado de serlo.

La situación de las mujeres es aún más delicada. Últimamente hemos escuchado hablar reiteradas veces de la brecha salarial de género que lleva a que, en promedio, en el mundo las mujeres tengan ingresos un 23% inferiores a los varones. La disparidad de género existe también bajo lo que se denomina segregación sectorial u ocupacional, es decir, la diferencia en la representación de varones y mujeres según los trabajos, sectores y ocupaciones. De esta forma se producen desequilibrios económicos y se consolidan estereotipos. Las mujeres, además de representar solo el 40% de la población empleada, constituyen el 57% del trabajo a tiempo parcial en todo el mundo. Del total de las mujeres empleadas en el mundo, el 34,2% trabaja menos de 35 horas semanales. 

Las mujeres tienden así a concentrarse en trabajos o sectores donde las condiciones laborales son desfavorables o los salarios más bajos. Según el informe sobre Las Mujeres en el Trabajo, publicado en el año 2016, la segregación ocupacional inhibe las oportunidades para las mujeres y limita su acceso a ocupaciones que ofrecen mejores condiciones de trabajo y protección social. 

Si de salud y seguridad en el trabajo se trata, además de los riesgos ligados al ejercicio de las profesiones y la posibilidad de enfrentar riesgos de trabajo, las formas atípicas de trabajo conllevan riesgos psicosociales. En primer lugar, provocan mayor estrés ligado a la situación de inseguridad laboral. Además, según el informe de salud y seguridad en el trabajo presentado por la OIT, quienes se encuentran ejerciendo empleos informales son más susceptibles a ser víctimas de violencia laboral y acoso. Se suma a esto los riesgos de abuso por parte de sus superiores ante la flexibilidad económica. 

Como se adelantaba, la situación de las mujeres es aún más riesgosa. Al encontrarse sobre-representadas en ocupaciones específicas ligadas al cuidado y la informalidad, están expuestas a sufrir enfermedades y trastornos agudos y crónicos como el estrés ocasionado por las crecientes exigencias tanto laborales como familiares, a las que están sometidas socialmente. A los mismos se suma la consecuente falta de derechos laborales y seguro social, al igual que la mayor exposición a la violencia doméstica. La participación creciente de las mujeres en el trabajo digitalizado y las tecnologías de la información redundó en un aumento del acoso en línea, el ciberacoso y la denigración que provocan riesgos psicosociales y estrés laboral a las trabajadoras

Lo descrito hasta ahora da cuenta de que los notables progresos en materia de igualdad de género en el mundo laboral y de acceso a la educación no han llegado aún a mejorar por completo la posición de las mujeres en el mundo del trabajo y, en consecuencia, los riesgos vinculados a la seguridad y la salud en sus trabajos. Es responsabilidad de todos aquellos que conformamos los distintos espacios laborales en el mundo, trabajar para que finalmente suceda. 

Acompañar a los jóvenes es construir nuestro futuro

La población argentina de entre 15 y 29 años representa casi un cuarto de la población total, según el último censo (2010). En esa etapa se toman decisiones que condicionarán el presente y futuro de las personas en su desarrollo personal y posibilidades de inclusión social. En dicho momento es esencial la acumulación de recursos simbólicos y aprendizajes

Entre los argentinos y argentinas contemplados en ese rango etario, el 40% realiza tareas de cuidado,  principalmente de niños y niñas. Éstas incluyen aquellas actividades que buscan responder a los requerimientos tanto físicos como emocionales de niños y adultos dependientes. Ante la ausencia de políticas estatales que tomen a su cargo el rol familiar en esta aspecto, dicha responsabilidad impacta de forma negativa en las posibilidades de aprendizaje e inserción laboral de quienes las realizan.

Las consecuencias se reflejan en que uno de cada tres jóvenes que tiene tareas de cuidado abandona sus estudios o trabajos, o debe trabajar menos horas. Ambos ámbitos son considerados esenciales para la inclusión social y el desarrollo de la ciudadanía. Eso conlleva que quienes realizan tareas de cuidado, enfrenten dificultades a la hora de la inclusión social en la vida adulta. 

Este factor incide de forma diferenciada en contextos de mayor o menor desigualdad, al igual que varía dependiendo el género. Ambas variables conjugadas dan con el grupo poblacional más afectado a la hora de la inserción laboral y desarrollo del aprendizaje: las mujeres de hogares de bajos ingresos. El 24% de los varones jóvenes realiza actividades de cuidado frente al 48% en el caso de las mujeres. En Argentina una de cada seis mujeres tiene su primer hijo antes de los 19 años, el 70% de ellas pertenece a hogares de bajos ingresos. Este condicionante representa una imposibilidad mayor para continuar sus estudios y trabajar, limitando su autonomía.

A estos factores estructurales se suma la ausencia estatal y la debilidad de políticas públicas que tomen a su cargo el cuidado que hoy en día absorben las familias. Los regímenes de licencias, transferencias económicas o centros de primera infancia son algunos de ellos, pero se presentan con restricciones o escasez de vacantes. Por otra parte, no se puede dejar de mencionar que entre los jóvenes asalariados que tienen hijos, el 44,8% trabaja en condiciones de informalidad. Esto los deja por fuera de la posibilidad de acceder a derechos como el régimen de licencias remunerado.

La ausencia de políticas estatales que desfamiliaricen los cuidados aumenta la brecha social entre las familias de origen. Aquellas que se presentan en posibilidad de contratar servicios al efecto o ayuda doméstica no ven de forma tan frecuente en riesgo la posibilidad de continuar con sus trabajos o estudios, como sí aquellos que no cuentan con los recursos y deben optar por caminos que los alejan de la inserción laboral y la inclusión social. Así, el sistema actual fomenta la reproducción de la pobreza al supeditar la resolución de las situaciones a los recursos con los que se cuente en la familia

En línea con lo antes descripto, en nuestro país, el 70% de los jóvenes que tienen hijos no estudia o debe abandonar sus estudios para realizar las tareas de cuidado. Conscientes de eso, y de la importancia de la educación superior de los y las jóvenes para alcanzar inserciones calificadas en el mundo laboral, en el Grupo Octubre, contamos con un proyecto de desarrollo del Espacio Pedagógico de Primera Infancia orientado a los y las estudiantes de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo y del Instituto Superior Octubre. Allí, podrán dejar a sus hijos de entre 45 días y 2 años, al cuidado de maestras especializadas, mientras realizan su cursada, durante una amplia franja horaria. El proyecto prevé dos sedes en Ciudad Autónoma de Buenos Aires a abrirse en los próximos meses. 

La etapa de transición a la vida adulta constituye un momento clave en la conformación de las identidades de los y las jóvenes. La decisiones adoptadas en dicho momento, al igual que las situaciones a las que se deban enfrentar y los contextos sociales y económicos, son determinantes del desarrollo de las capacidades y de la posibilidad mayor o menor de su inserción social y laboral. Un Estado presente e instituciones cercanas que los contengan son indispensables. Los jóvenes de hoy son quienes llevarán las riendas de nuestro país en el mañana. Acompañarlos en esa etapa es responsabilidad de todos y todas.

Creatividad para el desarrollo

América Latina continúa siendo la región más desigual del planeta. Esto vuelve urgente pensar con detenimiento cuáles son los desafíos que enfrenta para poder revertir dicha situación. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para 2015, identificó tres problemáticas a afrontar en este sentido: exclusión social y desigualdad, bajo nivel de productividad e innovación, e integración económica debilitada. 

Mucho se asocia la innovación con la robotización o la aplicación cada vez más frecuente de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana. Sin embargo, el BID reconoce que el aporte y financiamiento al crecimiento de las industrias ligadas a la creatividad representan un motor del desarrollo sostenible. A ellas las denomina Economía Creativa, entendida como  “el conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual.”. Estás incluyen las artes audiovisuales, la literatura e industria editorial, la música, entre otras ramas ligadas a la cultura. La particularidad de América Latina es que presenta déficits comerciales de industrias creativas, por lo que se presenta como un área de vacancia a potenciar para el desarrollo de la región. 

¿A qué se debe la importancia de la economía creativa? En 2015, estas industrias han generado 1,9 millones de empleos en América Latina y el Caribe, llegando a producir ingresos de más de 100 millones de dólares anuales. Se trata entonces de un factor que brinda dinamismo a las economías y aporta creatividad e innovación en las diversas actividades. Por su parte, la región se caracteriza por la amplia diversidad cultural que presenta, lo que vuelve esta industria aún más relevante para el desarrollo y favorece las ventajas comparativas de sus economías en relación al resto del mundo.   

En lo concerniente a la Argentina, la participación de este tipo de industrias en la economía se mide a partir del Valor Agregado Bruto Cultural, el cual representó un 2,5% para el 2016. Dentro de éste, la industria audiovisual fue la que más participación tuvo, seguida por la publicidad y, en tercer lugar, por el rubro de libros y publicaciones. Para 2015 generaba 185.250 puestos de trabajo, el 2,8% del empleo asalariado registrado privado total. Ya para 2017 alcanzó a crear casi 310 mil puestos de trabajo. Para entonces, el sector audiovisual contaba con más de 100 mil puestos laborales, mientras que el de publicidad y diseño generaron 48,6 y 47,5 mil puestos respectivamente. En la Ciudad de Buenos Aires, uno de cada diez empleos depende de esta economía.

Sin embargo, el panorama nacional es preocupante en lo concerniente a la industria editorial. Desde 2016 ésta vio disminuidas sus ventas en un 36%, perdiendo 35% de los puestos de trabajo directos e indirectos que generaba. Las políticas económicas restrictivas del Gobierno nacional afectaron esta industria, derivando en que los primeros meses del corriente año se presentara su peor crisis histórica.

Desde las instituciones que conforman el Grupo Octubre, fomentamos el desarrollo de las industrias creativas, así como la formación de profesionales que puedan emprender la innovación desde estas áreas. En ese sentido, ofrecemos las las Licenciaturas de Creación de Contenidos Audiovisuales y de Gestión Cultural en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), la Tecnicatura Superior en Música Popular en el Instituto Superior Octubre (ISO) y más de una decena de cursos que integran el Anexo Audiovisual del Centro de Formación Profesional Nº 28 Ministro José María Freire, perteneciente al Sindicato Único de Trabajadores de Edificios y Renta Horizontal (SUTERH).

Fomentar el desarrollo de nuestra pluralidad de identidades, reivindicar nuestras raíces e incentivar nuestras culturas implica potenciar las grandes ventajas comparativas con las que contamos y de esa forma emprender un camino que nos lleve el crecimiento de la región y la reducción de las desigualdades internas de manera sostenida y sustentable. 

Acerca de Victor Santa María

Secretario General del sindicato de los trabajadores y trabajadoras de edificios, presidente del club Sportivo Barracas, coordinador General del Grupo Octubre, dirigente del Partido Justicialista, vicepresidente del Consejo Económico y Social.

Grupo Octubre