Era inevitable: ya apareció el clásico del verano, la “tensión” por las paritarias. Se menciona presiones del gobierno nacional a los sindicatos para que no superen el 18% de aumento. Hablan de algunos números en teoría estrafalarios que pretendemos los gremios. Todas palabras que, una vez más, van a quedar en el olvido.
Primero, nadie del gobierno se acerco, al menos a mí, para poner un tope en nuestra paritaria. Es utópico pensar en una negociación igual para todos los sindicatos. Cada sector tiene su propia dinámica, sus propias necesidades. Su propia realidad.
Nosotros tenemos una paritaria muy activa, en la que se trabaja y discute no sólo en cuestiones salariales (si bien es un tema central), también se abordan cosas como las condiciones de trabajo, licencias, vacaciones. Creo, por esto, que es un error limitarse a la inflación. Quedarían fuera muchos puntos para mejorar la calidad de vida de los trabajadores.
Hablar de un porcentaje hoy es aventurado. No es posible entablar la negociación con las cámaras de consorcios sin evaluar el impacto de los edificios donde hoy por hoy están estimando costos a partir del reajuste de los subsidios.
Estamos planteando una negociación que tiene que ver con el salario por lo menos hasta noviembre, con aumentos en forma escalonada, con el objetivo de recuperar poder adquisitivo. Y, entonces sí, volver a sentarnos a ver si hay que aplicar algún ajuste.
La historia la conocemos todos. Desde 1976 se impuso un modelo económico basado en la reducción de salarios. Sectores como el nuestro resultaron muy postergados. Recién en 2003 se puso en marcha un proyecto de Nación que impulsó la recuperación del país a través del trabajo y la industria nacional.
La Argentina se puso de pie gracias a que con nuestros salarios hoy podemos hacer mover la rueda productiva del país, cuando podemos llenar la heladera, cuando salimos de vacaciones, cuando nuestros hijos empiezan las clases. Los empresarios tienen que entender que ellos venden gracias al salario de los trabajadores.
Una vez más, como en los últimos años, seguramente llegaremos a un buen acuerdo a través del diálogo en las paritarias, herramienta fundamental que restituyó Néstor Kirchner para todos los trabajadores argentinos.
Subte para pocos
Difícil hablar de otra cosa hoy. Ya teníamos la confirmación de que no hubo complicaciones con la operación de la Presidenta, cuando el Gobierno porteño anunció un incremento del precio del pasaje del subte. A cuatro días del traspaso, Macri decidió que la Ciudad no iba a subsidiar el servicio (la Nación lo sigue haciendo) y por eso se incrementó un 130%.
Todos sabemos de la importancia que tiene el trasporte público para los trabajadores; porque es el medio para llegar al puesto laboral y porque impacta en una proporción relevante del salario. No me voy a extender en estas líneas al respecto.
Hay que reconocer que el boleto a 1,10 pesos está así hace mucho tiempo, a contramano de otros precios en la Argentina que subieron a la par de los salarios. No vamos a practicar la esquizofrenia ideológica: si acompañamos la sintonía fina propuesta por el Gobierno Nacional para redistribuir los subsidios, ahora no vamos a salir a despotricar. Subsidiar un transporte público es difícil para cualquier arca, sea Nación o Ciudad.
Pero una cosa no quita la otra. Además de no respetar la ley, de no llamar a Audiencia Pública como lo dicta el artículo 13 de la ley 210, Macri decidió llevar el boleto a 2,50 pesos. Parece tan apresurado, como alto. ¿Qué estudios hicieron? ¿Cuáles son los argumentos para llegar a esa cifra?
Algunos lo quieren comparar con la quita de subsidios. Pero creo que hay una gran diferencia. La decisión del gobierno nacional cuando la tomaron, pensaron en las clases más bajas. Quién necesite mantener el subsidio puede pedirlo y el Estado lo ayuda. Quién pueda hacerse cargo del aumento, no es subsidiado. Acá pagan todos por igual, el que cobra el salario mínimo y quién tiene ingresos altos.
Nunca se pensó que no todos los ciudadanos tienen la posibilidad de bancar semejante aumento. Un boleto “social” podría ser una posibilidad. Así como los escolares pagan un pasaje diferencial, que tengan este mismo beneficio aquellos que demuestren que no pueden pagar el doble el transporte que lo lleve a su trabajo.
El Ingeniero no sorprendió; ya se esperaba algo así. Este viernes empieza la nueva tarifa; un lindo regalo para los Reyes Magos.
Un día para la historia
Este 14 de diciembre no es un día más. Es un día que quedará grabado en la mi memoria por siempre.
Hoy es el día en que la Fundación Octubre fue distinguida por el Consejo Iberoamericano de la Educación por el trabajo que hace más de 10 años viene llevando a cabo. Los Centros de Formación Profesional Freire, el Instituto Superior Octubre, las capacitaciones de Fateryh y los seminarios organizados en el Centro Cultural Caras y Caretas, son los artífices de este reconocimiento.
De yapa, la Honorable Academia Mundial de Educación me entregó el Doctorado Honoris Causa, por ser el abanderado de la Fundación.
Sabemos, que estos logros y estás distinciones nos generan un compromiso aún mayor en la lucha por una educación de calidad, que aspire a la equidad social y que tenga vocación de transformación. Se trata de multiplicar lo que venimos haciendo hasta hoy día, en ésta, nuestra querida Fundación.
No fue fácil lograr esto, más bien lo contrario. Pero pusimos nuestro mayor empeño, compromiso, voluntad y, sobre todo, mucho amor. Nos hemos puesto al servicio de propiciar, a través de la educación, una mejor vida, bienestar y futuro de las miles de personas que pasaron y pasan por nuestras aulas.
Pero no nos vamos a quedar dormidos en los laureles. Queremos seguir creciendo en iniciativas, en propuestas educativas. Uno de los proyectos que más nos llena de orgullo es la construcción de la nueva Casa del Altos Estudios. El edificio tendrá más de 9.800 metros cuadrados y va a funcionar en la calle Sarmiento al 2000 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Estoy convencido que va a ser un logro fundamental y de máxima, para nuestra misión educativa del Suterh.
Como si fuera poco, esta misma noche, más de 4 mil egresados del CFP N° 28 van a recibir más de 6.700 títulos en plomería, electricidad, gasista, seguridad e higiene, idiomas, informática y gastronomía.
Por supuesto, nada de esto hubiese sido posible sin nuestros afiliados. Los que mayor esfuerzo hacen para mantener con vida este sindicato. Todos los trabajadores de edificio son el propósito y núcleo central de la vida de nuestra organización, el objetivo principal de nuestros esfuerzos. Lo saben muy bien, porque lo que venimos haciendo no es ni más ni menos que la continuación de lo que hizo mi padre, Pepe Santa María, que me precedió en esta función.
http://www.ustream.tv/recorded/19145672
Socio o cliente, esa es la cuestión en Boca
Este domingo en la cancha de Boca va a ser un día histórico. No sólo porque el club de mis amores puede dar la 24° vuelta olímpica. También va a haber elecciones. Se va a definir el rumbo del club en los próximos años. Y dos son los caminos que podemos elegir.
Uno que quiere hacer de Boca una empresa. Donde los socios son clientes y la Bombonera un espacio al servicio del turismo. En donde prima el poder adquisitivo por sobre la pasión y el sentimiento. Donde el objetivo de los que tienen que conducir al club no es la gloria deportiva sino usar a nuestro glorioso Boca Juniors como trampolín político.
Otro que busque que el club vuelva a ser de los socios. Que los dirigentes trabajen día a día con el único objetivo de sumar glorias deportivas, pero sin perder de vista que Boca es un club de barrio, para los vecinos y para todo el que quiera ser parte de la familia boquense.
Con Ameal, estamos cerca de ganar un nuevo campeonato. Tenemos todo seguir siendo el club más importante de la Argentina y uno de los más respetados en el mundo. La decisión es nuestra, ¿queremos un Boca con socios o con clientes?
Nos sobran los motivos
Este sábado es la Cena Anual del sindicato y el festejo del 69º aniversario del Suterh. Pero este año tenemos muchos más motivos para festejar.
Quiero celebrar el gran año electoral que vivimos todos los argentinos. Hubo elecciones en todo el país y, más allá de los triunfadores, fueron jornadas plenas de respeto y enorme espíritu democrático. La alegría de ver a los ciudadanos poder cumplir con su deber cívico es motivo para alzar las copas.
Este año de elecciones cerró con un contundente triunfo de Cristina. El pueblo habló y fue para respaldar al modelo de país que venimos llevando a cabo desde 2003. Donde los trabajadores son los protagonistas.
Por eso brindo. Porque gracias a este modelo es que los trabajadores podemos tener la frente bien alta y hablar de todos los logros que alcanzamos en este 2011. Y no hablo solo del aumento salarial que logramos. Hablo también del nuevo Convenio Colectivo de Trabajo: no es un hito menor, es una herramienta muy importante para nuestros derechos.
Quiero que en La Rural festejemos por la inauguración de La Maternidad y por la reapertura de la delegación de Ramos Mejía. Quiero que homenajeemos a todos los que estudian en el Instituto Superior Octubre y en los Centros de Formación Profesional. Que también son un gran orgullo del sindicato.
Me gustaría brindar con todos por el esfuerzo y el compromiso no sólo de la comisión directiva sino de todos los trabajadores de edificio, para poder hacer posible la entrega, un año más, del Plan Escolar Solidario donde distribuimos miles de zapatos, guardapolvos, útiles y libros. Además de las computadoras en apoyo a los chicos de trabajadores que continúan con su educación e ingresaron al secundario.
Creo en los argentinos. Creo en este país. Estoy convencido que vamos por el buen camino, hacia una Argentina más justa e inclusiva.
Lo que se derrumba
Otro derrumbe. Pudo haber sido un Cromañón. Pero gracias a que un vecino se percató de la rajadura y que el edificio resistió algunos minutos más, no estamos hablando de una tragedia mayor.
Familias enteras perdieron su casa, sus muebles, sus ropas. Su vida se derrumbo, junto al edificio. Se pudo haber evitado.
Entre las víctimas del derrumbe hay compañeros trabajadores de edifico. El encargado del inmueble que colapsó y los que trabajaban en los alrededores. Desde el Suterh, decidimos brindarles un apoyo económico importante, para que puedan superar este difícil momento más tranquilos. Además, por supuesto, de acompañarlos para que reciban el resarcimiento que se merecen de parte del gobierno porteño.
Hubo también acciones. La Legislatura porteña aprobó la ley 3.562 en septiembre del año pasado. La misma establece la obligación por parte del gobierno porteño de inspeccionar las obras en el período de demolición y excavación. Así como también la creación de un Registro Público de demoledores y excavadores. Mauricio todavía no la reglamentó.
Tuvimos avisos. En la gestión macrista ya tuvimos que lamentar alrededor de 20 derrumbes. Algunos con menos suerte que otros; todos evitables. No es producto de la casualidad. Son las consecuencias de un gobierno que no se preocupa por el tema, que ignora las denuncias de los vecinos y los sindicatos.
Tal vez tantos derrumbes sean una metáfora de la capacidad de gestión del gobierno macrista.
La vida le ganó a la muerte
La noticia de su repentina muerte paralizó al país. Néstor Kirchner fue un hombre temperamental y apasionado, de férreas convicciones y con más de treinta años de militancia política en las filas del peronismo. Asumió la presidencia del país en las peores circunstancias de que se tenga memoria.
Para la mayoría de los argentinos, el nuevo presidente era casi un desconocido, y al decir de los clarividentes amanuenses del poder, como Mariano Grondona, José Claudio Escribano y Joaquín Morales Solá, alguien sin chances de sobrevivir más que un par de meses. Sin embargo, no sólo completó sus cuatro años, sino que lo hizo alcanzando inéditos índices de aceptación popular. Durante su mandato, la Argentina había salido del infierno, se había puesto de nuevo en marcha, había vuelto a creer en la justicia y a revalorizar los derechos humanos, había comenzado a reconstruir su tejido productivo y a generar nuevas fuentes de trabajo genuino para revertir los gigantescos índices de desocupación y marginación que había dejado el estallido del modelo neoliberal que imperó en el país entre 1976 y 2001.
Cuando a Néstor Kirchner le tocó negociar con los acreedores la deuda externa, lo hizo con una fortaleza que sorprendió a propios y extraños, logrando un éxito extraordinario. Y por si fuera poco, rompió con la enfermiza tutela del FMI, cometiendo para los popes del liberalismo local e internacional una verdadera herejía. Sin embargo, la Argentina siguió andando, y mejor que antes. Pudo haber aspirado a la reelección, pero prefirió que fuera su compañera de toda la vida quien encabezara la segunda etapa del proyecto de nación que juntos habían iniciado en 2003 y que consistía en dotar al país de mayor calidad institucional.
Apenas cuatro meses después de la asunción de Cristina, asistimos a un intento golpista de los sectores concentrados de la economía, encabezados por el “el campo” y los monopolios de la comunicación. La ofensiva fracasó pero dejó huellas profundas. La más dura, la derrota electoral en 2009.
Sin embargo, la Presidenta demostró una fortaleza y una capacidad excepcionales y a base de coraje y políticas de Estado reencauzó el rumbo de los acontecimientos. El país del Bicentenario fue la indiscutible demostración.
Pero la entrega sin límites de Néstor Kirchner para sostener y apuntalar al Gobierno en los momentos más críticos fue demasiado fuerte para su enorme pero debilitado corazón. Vio, entonces, que el proyecto estaba más fuerte que nunca y en las mejores manos. Vio que Cristina contaba con un pueblo para defenderla y, sobre todo, con la juventud que había florecido para que una vez más la vida le ganara a la muerte en nuestro país. Fue entonces que, como había hecho tantas veces, se zambulló en el pueblo. Esta vez para siempre.
Columna publicada en la revista Caras y Caretas del mes de octubre de 2011.
