Junio llega con su manto de frío, pero este año el invierno no se limita a las temperaturas: también se siente en otros planos, en otras dimensiones de nuestra vida colectiva.
Hay un frío más silencioso que recorre nuestro país: el que afecta a la cultura, la identidad, la ciencia, la educación, el conocimiento compartido. Ese frío que se cuela cuando las políticas públicas dejan de impulsar lo que nos constituye como sociedad. Porque cuando se apagan los teatros, se vacían los centros culturales, se frenan las investigaciones, y se desfinancian las universidades, es el alma de una Nación lo que empieza a adormecerse.
En tiempos donde el ajuste se lleva por delante estructuras enteras, desde SUTERH reafirmamos que la cultura no es un lujo: es un derecho, una herramienta de transformación y un espacio de encuentro. La identidad no se negocia, y mucho menos se congela.
Desde el lugar que nos toca, seguimos sosteniendo un modelo que apuesta a más cultura y más educación. Porque sabemos que el desarrollo no es tal si no incluye a todos. Porque no hay futuro si no hay pensamiento crítico, si no hay ciencia, si no hay memoria ni creación.
No nos mueve la coyuntura ni el oportunismo. Nos guía una convicción profunda: nuestros afiliados y afiliadas merecen más derechos y más oportunidades.
Aunque el contexto sea adverso, SUTERH no se enfría. Nuestra gestión, que es patrimonio de todos, sigue latiendo con calor humano y convicción porque, incluso cuando otros retroceden, nosotros seguimos avanzando y ese camino, lo seguiremos recorriendo, como siempre, junto a nuestra gente.