Hoy en Argentina conviven dos proyectos políticos. Conviven, sí, porque uno de los proyectos se erigió como gobierno al ganar las últimas elecciones por un margen ínfimo de diferencia. Ambos proyectos conviven e intentan limitarse mutuamente.
Entre estos dos proyectos de país elegirá el pueblo en octubre
Uno intenta maximizar la ganancia del empresariado, entiende al salario como un costo y, por lo tanto, intenta reducirlo. Este proyecto ve al trabajo únicamente como un eslabón de la cadena de producción, no entiende al trabajador como sujeto de derecho sino como una parte accesoria, dispensable, en esa cadena. Un proyecto que intenta “regresar al mundo”, entendido éste como una división internacional del trabajo donde Argentina siempre va a ser dependiente de los intereses extranjeros, donde Estados Unidos e Inglaterra (como en buena parte de nuestra historia) deciden sobre nuestra economía y nuestro futuro. El proyecto que se impuso en las últimas elecciones supone al Estado como un mero órgano administrativo que no debe interceder en cuestiones sociales, como las pensiones a discapacitados o las condiciones de vida de los ciudadanos.
El otro proyecto, el de la oposición, propone hoy realizar un frente, unir a los ciudadanos, a los trabajadores y trabajadoras de Argentina. Este proyecto se preocupa por lo que les pasa, por las dificultades que tienen para afrontar sus gastos desde que las tarifas de gas, de luz y agua subieron de forma excesiva. Es un proyecto que entiende la importancia del Metrobus, pero que le preocupa que no se arreglen los problemas de las escuelas y hospitales públicos. Un proyecto que quiere que en las mesas de familia se vuelva a discutir a dónde salir el fin de semana, qué película ver al cine o dónde ir de vacaciones. Estos temas han sido suplantados por problemas acuciantes: la inflación que sube exponencialmente los precios en el supermercado, las dificultades para llegar a fin de mes y afrontar las subas en servicios, el salario que no alcanza porque no aumentó al ritmo del costo de vida. Porque para este otro proyecto de país el trabajo es dignidad, es el camino hacia mejores condiciones de vida y debe ser retribuido con un salario justo.
Son estos dos proyectos claros de país lo que se va a poner en plebiscito en octubre de parte de la gente. En la Ciudad de Buenos Aires, amplios sectores del peronismo y otras fuerzas se han unido para confluir en Unidad Porteña. Con el frente firmamos un compromiso de propuesta: qué se necesita en el ámbito nacional, así como en la Ciudad. El tema central es el salario, el trabajo, que no se pierda la capacidad de consumo de los trabajadores. Necesitamos parlamentarios que defiendan los derechos de los trabajadores, porque parece que hoy el gobierno plantea que es la culpa del trabajador que no lleguen las inversiones.
Queremos un país donde el trabajador sea el eje central del proyecto de nación.
La política siempre debe ser la búsqueda de consenso, para eso está Unidad Porteña, y para eso el compromiso en cuestiones claves que nos permiten conformar un proyecto en común. Las diferencias se dirimirán en las PASO, porque nos interesa escuchar a la gente y que nos escuchen. Por eso, en octubre, será el pueblo soberano quien decida qué proyecto de país quiere considerar para nuestra patria.