Sabemos que el PJ, en la Ciudad de Buenos Aires, es mucho más resistido que en otras partes del país. Son diferentes realidades. Históricamente, “Capital Federal” ha sido el refugio del conservadurismo y los liberales más extremos. Esto no es novedad. Por eso, el frente electoral de Unidad Porteña busca recuperar cierto protagonismo en la ciudad de Buenos Aires. Darle voz a los que no la tienen; apoyar desde el Parlamento a los trabajadores, quienes han sido desahuciados por este gobierno que aumenta los despidos y la deuda a razón de la suba de inflación y los impuestos.
Unidad Porteña está conformada por distintas posturas dentro del justicialismo de la ciudad (el Partido Justicialista, Nuevo Encuentro, La Cámpora y Descamisados, entre otros espacios) que se han unido para combatir el ajuste. Ese ajuste que no iba a llegar, según se debatía ante las cámaras del Debate Presidencial hace poco más de 600 días. No hemos llegado a los dos años, y el ajuste no sólo llegó, sino que arrasó con la dignidad de los trabajadores y trabajadoras de todo el país.
A veces duele señalar lo obvio: el debate presidencial fue un duro golpe a la sociedad. Los que apoyamos siempre el debate de ideas vimos en aquella instancia un buen formato para ofrecerle a la sociedad un panorama de lo que podía venir según su elección en las urnas. La realidad nos asestó un buen golpe: ese “round” mediático solo sirvió para llenar de mentiras a los ciudadanos, quienes votaron a un presidente que prometía mantener todo lo mejor, y mejorarlo aún más. Fue un duro golpe de realidad para buena parte de los argentinos y argentinas, un golpe del que aún no se levantan.
El ajuste arrasó con la dignidad de los trabajadores del país
La “terapia del shock”, dicen, propone un tratamiento a través de descargas fuertes al cerebro que terminan por desanimar al paciente. Argentina es, hoy, un cúmulo de pacientes que no despiertan del shock. Acuciados por las deudas, el pago de las tarifas, las labores en negro para subsistir y la búsqueda de soluciones a sus problemas económicos de todo rango, han dejado placeres de lado para sostener una casa de familia que precisa cada vez más dinero para alcanzar el fin de mes.
En muchos hogares se han tenido que sacrificar los estudios. Demasiadas Universidades, quizás, ahora que ya nadie puede darse el tiempo de estudiar (o el lujo, ya que deben trabajar cada vez más quienes acceden a él). Por eso, el proyecto de Unidad Porteña involucra a las Universidades. Queremos un pueblo soberano, un pueblo de hombres y mujeres que estudian y promueven la cultura nacional. Que impulsan nuevos modos y sistemas para hacer del nuestro un país donde la cultura esté siempre en el plano principal.
Alguna vez, la Argentina fue así. Cuando aún era joven y los inmigrantes “cocolicheaban” nuestro idioma, el proyecto de país buscó instigar al pueblo a volverse soberano. En aquel entonces se construyeron las grandes “escuelas-palacio” que aún sobreviven y contrastan con las “escuelas-container” que propone el nuevo modelo de ciudad desde hace 12 años.
Queremos un pueblo soberano, un pueblo de hombres y mujeres que estudian y promueven la cultura nacional.
Como ayer, hoy la Ciudad de Buenos Aires debe ocupar el lugar que se merece. Una ciudad en la que sus ciudadanos puedan estudiar, formarse, perfeccionarse como se merecen. Para ello, debemos empezar a pensar en todos y para todos, en la unidad de todos los porteños por el mismo fin. Es nuestro deber, como ciudadanos, llevar al Parlamento a quienes puedan decidir lo mejor para todos, no sólo para unos pocos. Para eso está Unidad Porteña.