
Siento una verdadera admiración por el trabajo de Abuelas. El encuentro entre la nieta recuperada y su abuela es motivo de celebración entusiasta. Adriana, la nieta 126, reconoció que está feliz, plena: “No solamente es una ficha, se armó todo el rompecabezas. Se me completó la vida”.
Sus palabras nos llenan el alma. La lucha por la memoria, la verdad y la justicia es, también, la lucha por la identidad. Por completar el rompecabezas que nos define como seres humanos. Como seres sociables, pertenecientes en principio a un núcleo familiar y –a gran escala- a una sociedad determinada, construimos nuestra identidad a medida que nos comunicamos con otros. Pero a veces cuesta completar el cuadro. Adriana, a sus 40 años, conoció a su abuela y se le terminó de armar la imagen, el todo.
“Tengo una Abuela, no lo puedo creer, con 40 años tengo una abuela y ayer pude hablar con ella. Es una genia, ya la quiero. Se nota que es hermosa por fuera y por dentro” -dijo Adriana en la conferencia de prensa (hoy)- “Esta vez no pudieron. El amor le ganó al odio”.
Ella es la hija de Edgardo Garnier (secuestrado el 8 de febrero de 1977) y Violeta Graciela Ortonali (secuestrada el 14 de diciembre de 1976). Cuando Violeta fue secuestrada, llevaba 8 meses de embarazo. Su abuela, Blanca Díaz de Garnier, nunca dejó de buscarla, sabía que había nacido en enero de 1977.
Compartimos la felicidad con Adriana, transmitiendo sus palabras: “pasé de ser abandonada, vendida, regalada, no deseada y de vivir con eso, a sentir que fui querida, deseada, buscada y que tengo una familia hermosa”.