No somos islas: Primero la Patria…

Esta frase tiene hoy tiene tanta vigencia como cuando la pronunció por primera vez Juan Domingo Perón. En estos últimos nueve años, las condiciones de trabajo de la inmensa mayoría de las trabajadoras y los trabajadores han mejorado sustancialmente. No podemos dejar a un lado de donde venimos para darnos cuenta de esto.

Esta frase tiene hoy tiene tanta vigencia como cuando la pronunció por primera vez Juan Domingo Perón. En estos últimos nueve años, las condiciones de trabajo de la inmensa mayoría de las trabajadoras y los trabajadores han mejorado sustancialmente. No podemos dejar a un lado de donde venimos para darnos cuenta de esto. El restablecimiento del sistema de paritarias en la vida de cada uno de los sectores en cuestión es un hecho  revolucionario de cara a la actividad que representamos, pero habría que dejar en claro algunos puntos para evaluar su desarrollo y su dinámica

En una negociación, no es una parte la que impone condiciones insalvables para la otra, es una mesa  donde todos los que allí se sientan ceden en algo para llegar al acuerdo propuesto.

Todos los que integran esa mesa deben tener en claro que el interés sectorial no puede primar por sobre el interés común de una sociedad, y es el Estado quien garantiza el cumplimiento de ese objetivo.

Cuando hablamos del Estado como tercer actor de ese acuerdo necesario, nos referimos al papel de regulador. Como tantas veces, se requiere la intervención del Estado.

El Estado nacional, desde la llegada de este gobierno, que se inició con Néstor Kirchner y  que hoy continúa con Cristina Fernández de  Kirchner, ha sido el principal sostenedor del avance de nuestros trabajadores en cuanto a su revalorización salarial y al cuidado de todos sus derechos. Los sindicatos tenemos la responsabilidad de cuidar los intereses de nuestros representados, pero esos intereses no pueden estar encapsulados en una esfera aislada, de hecho están en el marco de la nación que construimos entre todos.

No somos islas. Y si bien a todos nos gustaría llegar al mejor acuerdo para nuestros intereses particulares, la racionalidad y el sentido común nos hace detenernos y buscar el bien común tan deseado.

La Confederación General del Trabajo y su conducción deben velar en sintonía con lo antedicho y no debe sectorizarse con el reclamo de uno de sus representados. La CGT es quien tiene la responsabilidad de cuidar, más que nadie, la armonía del sistema, planteando entre otras cosas, elementos y herramientas superadoras y creativas para compensar desajustes que puedan ocurrir. Si bien, creemos justo el reclamo por las asignaciones familiares, el impuesto a las ganancias y el camino que falta recorrer para combatir el trabajo informal, hoy nuestra CGT, no apela ni propone nada creativo, solo se encuentra inmersa en una lucha de poder personalista.

Desde nuestro espacio y representación no podemos más que sostener nuestros intereses particulares dentro del interés común de construir una nación libre, justa y soberana, y el proyecto nacional, popular y democrático que se puso en marcha en 2003, es hoy la representación más cabal de la patria que queremos construir y de hecho la estamos construyendo entre todos.

Estamos en tiempos sensibles y nuestra Presidenta no está sola en su lucha por hacer un país que contemple los intereses de los 40 millones de argentinos. Este es el mandato de la historia y el compromiso de los trabajadores con el presente y el futuro de nuestra patria.