Ningún símbolo logró forjar tan fuertemente nuestra identidad como los colores de nuestra bandera patria. Este Día de la Bandera volvemos a homenajear el legado de Manuel Belgrano. Un día importante, no sólo por su historia sino por lo que representa: un ideal de unión al que los argentinos, en su mayoría trabajadores, queremos nutrir día a día, más que nunca.
Sólo defendiendo los derechos y conquistas de las mayorías podemos construir una Argentina cada vez más justa. En ese sentido, desde el movimiento obrero tenemos más que un mismo reclamo en común. Tenemos una historia conjunta y por eso buscamos fortalecernos como núcleo, recuperar espacios que nos costó mucho conseguir y que las recetas neoliberales de antaño pretendieron quitarnos. Aprendimos a seguir adelante pese a las fracturas, sabemos que tenemos que superar las divisiones, por eso venimos construyendo un camino que nos unifique como trabajadores, como argentinos. La mayoría de las organizaciones gremiales compartimos ese mismo objetivo.
El Estado, desde el 25 de mayo de 2003, siempre apoyó a los trabajadores en cada uno de sus reclamos. Es necesario consensuar una agenda común de trabajo que, en forma conjunta al gobierno, permita alcanzar las reivindicaciones y demandas de todo el movimiento obrero. Sólo unidos podemos hacer de la Argentina un país más justo, seguir construyendo patria.
Belgrano marcó un rumbo, el de hombres y mujeres que entregan su vida a la patria por los intereses del pueblo, el bienestar común. Ese es nuestro mejor ejemplo, alejarnos de los personalismos, fomentar espacios plurales y políticas de participación, inclusión y emancipación. A la Argentina le va bien cuando los trabajadores se ven realizados, en su dignidad y de cara al futuro de sus hijos. Bajo esa misma bandera nos aunamos.