Aquellos días de 19 y 20 diciembre están frescos en nuestra memoria. Hoy podemos decir que estamos en un país diferente.
Las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, han quedado inscriptas en un nuestra historia reciente como las más sangrientas vividas desde el retorno de la democracia en 1983. La feroz represión policial ordenada por el presidente De la Rúa, costó la vida de decenas de jóvenes argentinos y argentinas, de trabajadoras y trabajadores, de gente común, de pueblo en estado puro, que salieron a la calle a repudiar al gobierno de la Alianza, que había colocado al país el borde del abismo de la guerra civil.
Aquella vez las calles ensangrentadas que pisamos fueron las de Buenos Aires. A 11 de años de aquellos episodios que enlutaron al país, sólo cabe recordar a las víctimas, y honrarlos trabajando por la patria que ellos soñaron, esta Argentina de hoy que nada tiene que ver con aquella de fines del 2001.
Porque es una argentina que crece, que trabaja, que estudia, que defiende su soberanía, y que está forjando su destino con memoria, verdad y justicia.
Víctor Santa María