Latinoamérica se convirtió en el epicentro de la pandemia según la Organización Mundial de la Salud (OMS) a fines de mayo y los números continúan en aumento. El coronavirus alcanzó más de 2 millones y medio de contagios, concentrándose mayoritariamente en Brasil, Perú, Chile y México.
Este panorama regional nos invita a reflexionar sobre el rol de los liderazgos políticos en la gestión de la pandemia de cada país. En este sentido, el diálogo virtual desde la Universidad de Buenos Aires que contó con la presencia de Alberto Fernández y Lula Da SIlva demuestra dos caminos emprendidos por diferentes Gobiernos latinoamericanos. Del mismo también participamos distintos/as referentes del mundo del trabajo, el derecho, los derechos humanos y las ciencias sociales como Eduardo Valdés, Karina Batthyany, Natalia Salvo, Nicolás Trotta, Carol Proner y Adolfo Pérez Esquivel.
Por un lado, nuestro Presidente abocó la respuesta del Estado en priorizar la salud y la economía del pueblo. Así, en estos meses de Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio se aplicaron medidas de expansión del sistema de salud, el sostenimiento de las empresas a través de líneas de ayuda financiera como el Salario Complementario del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) y la transferencia de ingresos a los sectores más vulnerables, como el pago del Ingreso Familiar por Emergencia (IFE) a más de 8 millones de argentinos/as. De esta forma, pudo sostenerse la cuarentena por más de 100 días sin poner en riesgo la integridad de la población.
Por el otro, el Brasil de Jair Bolsonaro emprendió un camino confuso y no dio respuestas concretas frente a la pandemia. En un comienzo, desestimó la importancia del virus como una “gripecita” y no aplicó medidas a nivel nacional, dejando que cada Gobernador se hiciera cargo de la situación como pudiese: sin inversión en salud, sin insumos y sin apoyo económico. Existió una tentativa de implementar una ayuda económica de 600 reales (casi 8 mil pesos argentinos) a los sectores más vulnerables, pero aparecieron problemas en su implementación ya que muchas personas no cuentan con Internet para gestionarlo por sí mismos. Asimismo, como Brasil es federal, cada Estado aplicó medidas diferentes. Los más afectados como Río de Janeiro, San Pablo y el Amazonas recurrieron a períodos de aislamiento.
Los números actuales en Brasil demuestran el fracaso de un Gobierno de signo neoliberal que priorizó la economía por sobre la vida. En julio, cuentan con más de un millón y medio de contagiados, 50.000 muertes y una caída prevista de 5,2 puntos de su economía para este año, casi la misma que en Argentina (-6,5).
En ese sentido, en la charla virtual, Lula señaló la preocupación que siente por lo que está ocurriendo en su país y la admiración por el coraje de Alberto Fernández en el cuidado de su pueblo. A su vez, manifestó su voluntad de seguir luchando por la democracia de Brasil y de América Latina, que consideró como una herramienta fundamental ante la gestión de la crisis. Siendo los más humildes los más proclives a contraer el virus, expresó su deseo de construir una América Latina más justa y libre de golpes antidemocráticos expresados través de fallos judiciales en estos últimos años.
La unidad latinoamericana se torna imprescindible en este momento. El coronavirus nos afecta todos y todas por igual, sin distinguir banderas ni fronteras. Pero la presencia de un líder político que priorice a las y los trabajadores hace la diferencia. La pandemia nos brinda la oportunidad de reconstruir la Patria Grande que queremos y soñamos.
Agradezco enormemente la invitación y la oportunidad de compartir reflexiones con semejantes compañeros y compañeras. Para quienes deseen ver la charla completa, pueden ingresar a: https://www.youtube.com/watch?v=TaMzs84C0Bc.