¡Ya podés votar para los Premios Democracia!

El Centro Cultural Caras y Caretas, premia cada año a los mejores en distintas actividades y disciplinas que hacen a nuestra vida como sociedad democrática. Esta distinción se instituyó un 10 de diciembre, fecha en que comenzó, en 1983, el período más largo de democracia de nuestra historia. En recordación y homenaje al Dr. Raúl Alfonsín fallecido en marzo de 2009, se lo designó Presidente Honorario de los Premios Democracia en su primera Edición. Desde entonces, el cargo lo ejerce Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo.

Los valores que sustentan este galardón, se basan en el pluralismo y el derecho al disenso como principio y marca distintiva en la formación de la Argentina; en la solidaridad social como guía bandera inclaudicable; en el respeto por el diferente, para incluir a todxs en tiempos de cambios y transformaciones vertiginosas; en la cultura del trabajo, sin la cual cualquier intento de construir una sociedad justa naufraga irremediablemente; en la ética de la responsabilidad y la honestidad en el ejercicio de la actividad pública; en el respeto absoluto de la inalienable libertad de creación y expresión; la defensa de la participación plena en los derechos políticos, económicos y sociales de los ciudadanos; el aprendizaje de las virtudes y las ideas de los pueblos latinoamericanos y del mundo que enriquezcan nuestra propia identidad; la defensa de la unidad nacional y del federalismo, los dos pilares sobre los que se sostiene nuestra Patria; la lucha por los derechos de la mujer; la lucha por los derechos de las minorías en todas sus manifestaciones; la memoria de los fundadores de la patria y de los luchadores y luchadoras de todos los tiempos; el impulso al talento de nuestros artistas; el compromiso con nuestros niños para educarlos en el aprendizaje de la ciencia, el arte y la historia; y el impulso a nuestros jóvenes para que estudien, debatan trabajen y construyan un futuro mejor.

La votación es abierta al público en general a través de sistema electrónico en las páginas oficiales de Premios Democracia que son: www.carasycaretas.org.ar/premiosdemocraciawww.premiosdemocracia.org.ar y facebook.com/premiosdemocracia, donde se encontrarán las distintas ternas para ingresar el voto. La votación se cerrará el 30 de octubre.

Los Premios Democracia han distinguido y seguirán haciéndolo con el espíritu más amplio y plural a mujeres, hombres y organizaciones comprometidas en cada caso desde su espacio de realización personal o colectiva con la cotidiana defensa y construcción de una democracia plena y vigorosa al servicio de todos y todas quienes habitan en suelo argentino.

Plan Quinquenal: cuando las políticas fueron a favor del pueblo

Un 21 de octubre, pero hace 71 años, Perón anunció en el Congreso el Plan Quinquenal, un plan a realizar en 5 años con el objetivo de empoderar las banderas que luego se tornarían irrenunciables para el peronismo: la soberanía política, la independencia económica y la justicia social.

En ese entonces, el plan diseñado por el presidente junto a su equipo ponderaba cuestiones sociales como la organización de un sistema de salud público, la nacionalización del transporte público y la creación de los sistemas nacionales de servicio (gas, agua, energía). De esta manera, se iniciaba el camino hacia la independencia económica. Camino que pudo haberse cerrado al pagar la deuda externa en 1952, cuando Argentina pasó de “país deudor” a “país acreedor”.

En lo político, el principal objetivo fue el de ampliar la ley electoral. Al provincializar los territorios nacionales, Perón proponía que se representase a todos los ciudadanos del país. El voto femenino terminó de afianzar esa ampliación de derechos políticos que implicó un avance en la soberanía política.

La creación de un sistema de salud público (junto con su flamante Secretaría y el Fondo Nacional de Salud y Asistencia Social) estuvo acompañado por el establecimiento de obras sociales para trabajadores. Además, se buscó acrecentar el acceso a la educación de la mano de la Universidad Obrera Nacional, que garantizaba la educación para todos los sectores sociales. Por último, se crearon Salas de Justicia del Trabajo que servían como cámaras de apelaciones ante los conflictos laborales, instituyendo un nuevo modo de resolver conflictos antes dirimidos siempre por la patronal. La justicia social, de esta manera, empezaba a mostrarse como una realidad posible.

El Plan Quinquenal del peronismo fundó la base y el motor de una Argentina industriosa y trabajadora.

En pleno auge del concepto de ajuste “para estar mejor”, es importante recordar que un plan para mejorar al país no debe incluir necesariamente el ahogo de la clase trabajadora. Rehusar de la educación pública queriendo establecer franquicias empresariales, adornar la caída laboral con prácticas juveniles impagas, privilegiar las necesidades de los empresarios para impulsar una reforma laboral que precarizará el trabajo y pensar un sistema de salud discriminativo son proyectos expresados desde una determinada ideología.

En vísperas de un acto electoral, es importante recordar que la elección es de uno y de todos, como parte del pueblo. Se puede priorizar al empleado o al empleador, la decisión que tomamos es la que llevamos a la urna.

Respeto, verdad y justicia por Santiago Maldonado

Como si se tratara de la satírica repetición de la historia de la que alguna vez habló Marx a través de Hegel, las repercusiones de la desaparición de Santiago Maldonado suscitaron una larga lista de repeticiones que, a modo de declaraciones, buscaron -ante todo y en principio- encubrir a una Gendarmería enjuiciada por el pueblo y defendida desde la esfera gubernamental.

Se repitió la desaparición, y se volvió a instalar un discurso ya ajado que encubre una horrorosa ideología genocida. Se volvió a emparentar la desaparición con el extranjero, con los paseos y los ocultamientos; con el miedo y la intencionalidad política.

Se repitió, también, el silencio. El vacío que supone lo peor y dispone el silencio para quitarle entidad a lo sucedido. Volvió entonces el temor, una vez más, a que se vuelva invisible lo sucedido. Y las redes estallaron, visibilizando la desaparición, queriendo gritarle al pasado en la cara “otra vez no”.

Se repitió la justificación de lo injustificable. Una vez más, las “acciones políticas” fueron acusadas de ser culpables, como si pudiesen ser culpables de algo. Volvió la acusación de lo que hizo aquel, con la compañía tal, y el miedo a decir lo contrario.

Se repitió la aparición de un cuerpo, otro 17 de octubre. Y volvió a sucederse la desesperación de los familiares. Se repitió la angustia y el llanto. Volvió, también, la desconfianza de una familia que esperó 7 horas frente a un cuerpo flotando, la llegada de ese único que les otorga confianza.

Se repitieron la pizza y el champagne, adornando un Walt Disney congelado entre risas. Volvieron el cinismo y la perversidad que sostuvieron el oprobio al que fue sometido nuestro pueblo, al que le ofrecieron placebos a cambio de entregar su dignidad.

Se repitió una vez más el dolor. El dolor de un pueblo que exige respeto, verdad y justicia. Un pueblo que quiere saber la verdad, y espera que sean entregados los culpables.

Día de la lealtad

El 17 de octubre de 1945, masas de trabajadores en distintas ciudades del país tomaron las calles exigiendo la libertad de Juan Domingo Perón. Unos días antes, Perón había sido detenido y llevado a la Isla Martín García. Con las elecciones ya anunciadas para 1946, y el favoritismo del pueblo por Perón, el gobierno militar tomó la decisión de separar del gobierno a quien había reunido los cargos de secretario de Trabajo y Previsión, ministro de Guerra y Vicepresidente de la Nación. Perón, entonces, pidió despedirse de su pueblo. Lo hizo desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, con difusión por radio a todo el país:

“Sería largo enumerar las mejoras logradas en lo que se refiere al trabajo, a la organización del trabajo, a la organización del descanso, al ordenamiento de las remuneraciones y a todo lo que concierne a la previsión social. También dejo firmado un decreto de una importancia extraordinaria para los trabajadores. Es el que se refiere al aumento de sueldos y salarios, implantación del salario móvil, vital y básico, y la participación en las ganancias (…) Al dejar el gobierno, pido una vez más a ustedes que se despojen de todo otro sentimiento que no sea el de servir directamente a la clase trabajadora.”

Su apoyo incondicional al pueblo y los trabajadores lo habían consagrado y, a su vez, lo condujeron a prisión. El 13 de octubre fue confinado a la prisión ubicada en la Isla Martín García. Tras fingir un dolor pulmonar, el 15 de octubre lo llevaron al Hospital Militar. Las movilizaciones para su liberación ya habían comenzado. Evita también lo intentó, sin éxito.

Aunque los libros rebasen de debates sobre si Perón hizo al 17 de octubre o el 17 de octubre lo hizo a él, es indiscutible la importancia de la fecha para el peronismo.

En la madrugada del 17 de octubre, los trabajadores y trabajadoras de todo el país decidieron tomar las calles, mientras en la CGT se debatía sobre la posibilidad de llamar a paro para el 18. La manifestación, para algunos espontánea y para otros organizada, reunió entre 200.000 y 500.000 personas según las fuentes. En Plaza de Mayo y sus alrededores habrían rebasado más de 100.000 obreros pidiendo por la liberación de quien había sido su máximo representante.

Tal manifestación de apoyo no pasó inadvertida. El peronismo se construyó sobre una base plebiscitaria. Los ciudadanos y ciudadanas del país reivindicaron su apoyo al presidente año a año a partir de su asunción en 1946. El “día de la lealtad” se convirtió en un día de fiesta para los trabajadores, quienes se adjudicaron ellos mismos la creación del feriado.

En este sentido, el 17 de octubre se volvió más que un descanso laboral. Es el principio y el fundamento del protagonismo del peronismo en la política nacional. El 17 de octubre implica el reconocimiento de la representatividad de Perón para con el pueblo. Es por este motivo que se habla de su presidencia como plebiscitaria. Si bien Perón fue el único presidente argentino que nunca perdió una elección presidencial, su poder no se sustentó solamente en las urnas. El pueblo lo defendió, lo confirmó y lo reafirmó en las calles.

El Estatuto del Peón

El 8 de octubre se celebra el Día del Trabajador Rural. Esta conmemoración está relacionada con la fecha de sanción del Estatuto del Peón Rural, el 8 de octubre de 1944. El 15 de octubre, sin embargo, Juan Domingo Perón firmó el Estatuto en la Secretaría de Trabajo y Previsión.

Desde su lugar en el gobierno, Perón buscó defender al pueblo argentino. En los conflictos laborales, siempre favoreció a los trabajadores por sobre los empresarios. Así, Perón logró el reconocimiento de un pueblo que no hace mucho había crecido ingentemente en el número de trabajadores.

En este contexto, se entiende que los beneficios y garantías laborales se quisieran extender a los trabajadores rurales. Defendiendo el salario del peón y la estabilidad laboral, Perón bregó por lograr que los salarios no pudiesen ser embargados, que se les pagara en la moneda nacional y que se incluyera a los peones en los convenios de trabajo nacionales. De esta manera, se establecieron salarios mínimos, descansos obligatorios, alojamientos dignos, provisión de alimento y ropa de trabajo, asistencia social y vacaciones pagas.

Parece insólito creer que en Argentina, hace no tanto tiempo, había gente que trabajaba en estas increíbles condiciones. Desde la perspectiva de Perón, como secretario de Trabajo y Previsión, la tierra no podía ser sólo un bien con valor de renta: la tierra debía ser un bien de trabajo.

Así lo expresó el propio Perón: “Este estatuto tiende a solucionar posiblemente uno de los problemas más fundamentales de la política social argentina (…) no es menor la esclavitud de un hombre que, en el año ‘44, trabajaba para ganar 12, 15 o 30 pesos por mes. Y esa es la situación del peón. Se encuentra en una situación peor que la del esclavo, porque a éste el amo tenía la obligación de guardarlo cuando viejo, hasta que se muriera. En cambio al peón, cuando está viejo e inservible, le da un chirlo como al mancarrón para que se muera en el campo o en el camino. Es una cuestión que ningún hombre que tenga sentimientos puede aceptar”.

La puesta en práctica del Estatuto del Peón mejoraría significativamente la vida de los trabajadores del campo. Así sería hasta 1980, cuando durante el último gobierno militar se implementara un régimen de trabajo autónomo rural que, entre otras cosas, no fijaba una jornada de trabajo limitada (permitiéndose las jornadas laborales de “sol a sol”).

La ley de Trabajo Agrario instaurada por Videla y Martínez de Hoz se derogaría recién en 2011, cuando la presidenta Cristina Kirchner elevó al Congreso un nuevo proyecto de Estatuto del Peón Rural que fue aprobado por 68 a 1. Esta nueva norma redujo la edad jubilatoria a 57 años y agregó una licencia por paternidad de 30 días. Además, mantuvo las remuneraciones mínimas (no pueden ser menores al salario mínimo vital y móvil) y fijó en ocho horas la jornada laboral. De ahí en más se reconocería el pago de horas extras, el descanso semanal y se impusieron condiciones adecuadas de higiene y seguridad.

La historia nos exime de esgrimir mayores argumentos. Los gobiernos peronistas siempre han puesto al trabajador como el eje del movimiento económico nacional, imponiendo mejores condiciones para el trabajo de todos y todas. En contraste, la futura ley de flexibilidad laboral que se está pregonando desde las esferas del gobierno actual demuestra la antipatía ideológica que debería alertar al pueblo de su implementación.

50 años de la muerte del Che

La historia de Ernesto “Che” Guevara es conocida mundialmente. Argentino, de Rosario, nació en 1928 y batalló junto a Fidel Castro en la Revolución Cubana de 1959. Tenía tan solo 29 años cuando lideró y triunfó en la batalla de Santa Clara, la que abriría el rumbo a la derrota del dictador Fulgencio Batista.

El “Che” vivió poco en Rosario, al poco tiempo su familia se mudó a Córdoba y luego, en su adolescencia, a Buenos Aires. En la capital, Ernesto vivió en Recoleta (en la casa de su difunta abuela) y jugó al rugby mientras estudiaba medicina en la UBA. Su experiencia de vida hasta ese entonces dista del imaginario popular que se ha forjado a partir de su experiencia ligada al comunismo. Asimismo, el Che supo estar siempre ligado a la lectura de la filosofía y la psicología, aún luego de completar la carrera y trabajar como asistente clínico.

Cuando en 1950 comenzó a recorrer Latinoamérica, encontró un mundo distinto al que conocía, sumido en la precariedad y en la desigualdad. En 1954, viviendo en México, definió su postura marxista-leninista e integró el cuadro formado por Fidel Castro para derrocar a Batista. Se vivía en un mundo marcado por la “Guerra Fría” en la que el capitalismo y el comunismo, protagonizados por la Unión Soviética y los Estados Unidos, se disputaban el dominio del sistema-mundo.

“Es imposible ser comunista socialmente, sin serlo filosóficamente”, escribió el Che en uno de sus cuadernos.

Años después de la Revolución Cubana, cuando se desconocía su paradero, la CIA inició su búsqueda con el pedido de su detención y desaparición. Una orden que nos puede tocar los más hondos horrores de nuestra propia historia. El Che regresó a Cuba para, con el aval de Fidel, ayudar a los ejércitos revolucionarios latinoamericanos en la guerra guerrillera contra la intervención imperialista norteamericana y la imposición del control neoliberal. En Bolivia, fue detenido y llevado a la Higuera, donde fue fusilado a las 13.10 del día 9 de octubre de 1967. No tenía aún 40 años. Hoy conmemoramos los 50 años de su muerte.

Ernesto Guevara fue un hombre coherente que siguió sus ideas siempre con determinación. Ser comunista no podía significar solamente una idea utópica; ser comunista implicaba una convicción de sus ideas que lo llevó indefectiblemente a la acción. Para el Che, ser guerrillero era forjar un vínculo inseparable con la reforma agraria; ese era su objetivo en la revolución cubana. En 1956 fue la primera travesía en Cuba, que terminó en fracaso. Tres años después, el gobierno revolucionario lograría imponer la reforma agraria.

Tras la Revolución, el Che formó parte del gobierno en numerosos cargos hasta 1965. En 1960 visitó la URSS, China (donde se reunió con Mao Zedong) y la Alemania democrática; allí logró que la Unión Soviética se comprometiese a comprar la zafra cubana. Los comentarios de los embajadores siempre dieron cuenta del ejemplo de conducta y convicción que fue el Che.

En 1965, convencido de que había que llevar la revolución al resto del mundo, el Che se dispuso a ayudar al Congo belga en su resistencia al régimen imperialista. En la carta que escribió a Fidel anunciándole su renuncia a los cargos en el Estado cubano, firmó con una frase que lo acompañaría por toda la historia aún después de su muerte: “Hasta la victoria siempre”. Una frase que resume inmejorablemente su relación con la revolución.

El humilde origen de Perón

Ríos de tinta podrían formarse con el reguero dejado tras la huella del origen de Perón. Juan Domingo Perón, antes de presidir la nación en tres oportunidades, tuvo una infancia humilde que los historiadores han intentado determinadamente de descubrir. Nada de lo descubierto deshonra la historia de quien lideró un movimiento en el que estampó su nombre y que luchó por la justicia social con la misma vehemencia con la que impuso una mirada nacionalista e independentista de nuestra economía y cultura.

La fecha oficial del nacimiento de Juan Domingo Perón es la del 8 de octubre de 1895. Hoy se cumplen 122 años de esa fecha.

Juan Domingo nació, muy probablemente, en Roque Pérez (perteneciente a la Municipalidad de Saladillo en ese entonces) en 1893, dos años antes de la fecha oficial. Su madre, Juana Salvadora Sosa, procedía de una familia humilde de trabajadores. En cambio, su padre (Mario Tomás Perón) venía de una familia de reconocimiento público: era hijo del médico y profesor de la Universidad de Buenos Aires, con un mandato cumplido como diputado mitrista, Tomás Liberato Perón.

Cuando nació Juan Domingo, Juana y Mario ya tenían un hijo llamado Avelino Mario (o Mario Avelino) pero no estaban casados. Las inscripciones de nacimiento se hacían, entonces, como “hijo natural” de quien lo iba a inscribir a un incipiente Registro Civil (que no tenía sedes en todas las localidades como hoy en día). Así las cosas, Juan Domingo fue inscripto tres veces.

La primera vez, como hijo natural de Mario Tomás Perón, en el Registro Civil de Lobos en el que quedó registrado su nacimiento como el día 7 de octubre de 1895. Se entiende muy poco probable, en aquel entonces, anotar a un niño al día siguiente de nacer, por lo que se asume la fecha de 1893 como más probable.

La segunda inscripción de Juan Domingo fue en la parroquia de Lobos. Lo inscribió su madre como “madre soltera” y con fecha de nacimiento el 8 de octubre de 1895. La ficha indica que el nombre completo de su hijo es Juan Domingo Sosa. Al no estar casada, Juana debió usar su apellido de soltera para bautizar a Juan, aunque mantuvo su segundo nombre (por parte de la abuela paterna, Dominga Dutey).

La tercera inscripción fue en el Registro Civil de la Capital, en razón del matrimonio de Juana y Mario. Allí, se anotó a los dos hijos como frutos del matrimonio y se repitió la fecha del 8 de octubre como la del nacimiento de Juan Domingo. El acta de Matrimonio es del 25 de septiembre de 1901.

Es de destacar que, en aquella época, la inscripción de los nacimientos había comenzado a ser tarea estatal hacía muy poco. En 1884 se aprobó la ley que indicaba que estipulaba la creación de un Registro de Estado Civil de las Personas. En 1890 estaba consolidado como herramienta estatal, pero el alcance nacional llevó tiempo. Dado el contexto, sumado a la tasa de mortalidad infantil de la época, era común que los nacimientos se inscribieran al menos pasados dos años del nacimiento de un hijo. Además, para el caso que nos compete, había que desplazarse desde Roque Pérez hasta Lobos o Saladillo para hacerlo (el camino a Saladillo, dicen, era más complicado por el estado de la ruta).

El origen “oculto” de Perón, como se escribió alguna vez, remite a un pasado humilde y una familia de trabajadores que potencian aún más la conformación de Juan Domingo como un hombre nuevo en el ejercicio del poder, un ejemplo de las oportunidades que da la carrera abierta al talento. El ascenso social marcó su camino en la historia, fortificando aún más las consignas de justicia social que emponderaron y aún emponderan su nombre.

Día de los Trabajadores y Trabajadoras de Edificios

El 2 de octubre se celebra el día de los Trabajadores y Trabajadoras de Edificios en conmemoración de la creación del SUTERH. Una organización gremial que, a lo largo de sus 75 años de vida, ha logrado consolidarse como un sindicato modelo tanto en el plano estrictamente laboral (vinculado a la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras de edificios) como en el terreno de la salud, lo social, lo deportivo, lo recreativo, la capacitación profesional, lo educativo y lo cultural.

A comienzos del siglo XX, la ciudad comenzó a crecer hacia arriba con la construcción de edificios para oficinas y vivienda. Sus propietarios, buscando resolver cuestiones relacionadas con su funcionamiento cotidiano, comenzaron a contratar personas aplicadas a esas tareas. Nacía así una nueva clase de trabajador: el encargado de edificios.

En 1940 los encargados de edificio estaban catalogados como “servicio doméstico”. Convencidos de que las tareas que realizaban los trabajadores de casas de renta no podían calificarse de ese modo, un grupo disidente del Sindicato de Trabajadores de Casas Particulares (que los nucleaba  hasta ese entonces) decidió la creación de un sindicato profesional específico. El 2 de octubre de 1942 nacía el Sindicato Único de Encargados y Ayudantes de Casas de Renta (SUEYACR).

Cabe recordar que, hasta mediados del siglo pasado, los edificios eran de un solo dueño, que rentaba las unidades de su propiedad, pero no las vendía. Recién a partir de 1949, con la entrada en vigencia de la ley 13512/48 de Propiedad Horizontal, se permitió la venta y propiedad de las unidades de un mismo edificio en forma individual, dando vida a una nueva instancia patronal para el sector: el consorcio de propietarios.

El 6 de mayo de 1959, una Asamblea Extraordinaria resolvió que el nombre del gremio sería a partir de entonces Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal. De ahí en más, el sindicato estuvo atento a las necesidades de los trabajadores y trabajadoras que lo conforman, luchando para conseguir los mejores beneficios y las mejores prestaciones para todos los encargados y encargadas del país. 

El nacimiento de la imprenta: la cultura capturada por el negocio

La tecnología, en el paso del último siglo, ha avanzado sistemáticamente en dirección a la automatización. Los procesadores de texto nos permiten elegir una cierta tipografía, formatos y tamaños a la hora de escribir un texto. El progreso tecnológico es inconmensurable.

Pero en lo que se refiere a la imprenta, hay un paso en la historia de la humanidad que resulta verdaderamente revolucionario. La invención de la imprenta de tipos móviles de Johannes Gutenberg (alrededor del año 1450) en Mainz comenzaría a inclinar la balanza hacia una automatización que hoy vemos como natural.

La tinta de impresión y la impresión de pequeños textos (sobre todo panfletos de propaganda o breves cuentos populares) ya eran conocidas en Europa en aquella época. Provenientes de una tradición oriental, la xilografía permitía grabar sobre madera un breve texto, entintar la madera y luego estampar sobre un papel.

Gutenberg llevó la lógica de la impresión a un nuevo nivel. Grabando 150 maderas con distintos caracteres (que se asemejaban a la manera de escribir en manuscrita) y cubriendo esas maderas con plomo (para que no se desgastara la madera tan fácilmente) se dotó de la posibilidad de imprimir cualquier tipo de escrito. Los tipos móviles, al ser intercambiables y sujetarse a la estructura de la imprenta, facilitaban la impresión de textos más largos. La invención de Gutenberg permitió la imprenta a gran escala. El 30 de septiembre de 1452, hace 565 años, el padre de la imprenta terminó de imprimir su primera Biblia.

La Imprenta de Gutenberg entregaría al mundo la posibilidad de expandir la lectura y los libros en una velocidad increíble: en 1550 (solo 50 años después) había imprentas en 270 ciudades y se habían estampado más de 40.000 libros en 10 millones de copias.

La suerte de Gutenberg, lamentablemente, no estaría asociada al éxito financiero. Johann Fust le reclamó el dinero invertido y, ante la falta de pago, en tan solo unos años se adueñó de la imprenta y la puso a funcionar bajo las órdenes de su sobrino; quien había aprendido del mismo Gutenberg.

La imprenta permitió la difusión de la cultura. Cultura es un concepto cuyo origen viene del latín y que refiere al cultivo del espíritu como si se tratase de un huerto. Aún en francés, cultura y cultivo se escriben igual: “culture”. Cultivarse es parte del placer por la vida y uno mismo, tiene que ver con complementar la esencia del hombre con aquello que lo hace distinto: su capacidad de pensar y pensarse. La cultura está asociada entonces al ocio, al placer de ser. Por su parte, el negocio tiene una etimología muy distinta: el negocio es la negación del ocio.

Gutenberg descubrió su pasión en la creación de algo inexistente, buscó a través del placer construir algo nuevo, algo distinto. A partir de su inventiva la cultura se expandió en todo el mundo. El negocio lo venció y se apropió de la imprenta. La modernidad como triunfo del capital sobre la arte y la cultura no podrían estar mejor reflejadas en otra anécdota histórica.

Rucci: Argentino y Peronista

José Ignacio Rucci fue asesinado un 25 de septiembre de 1973. Dos días antes, Perón había ganado las elecciones presidenciales con más del 60% de los votos. Rucci era, entonces, secretario general de la Confederación General del Trabajo y había firmado un acuerdo garantizado por el líder del peronismo para frenar la inflación, sin aumentar precios ni salarios. La intención de Perón, recién llegado de un exilio que se alargó casi a 20 años, era apaciguar un ambiente alterado por la sucesión de golpes militares que tutelaban una democracia frágil.

Rucci fue emboscado a la salida de su casa y acribillado a balazos. En aquel entonces, Bagley publicitaba unas galletitas de agua con 23 agujeritos; el clima de época le valió el apodo a su asesinato, que fue conocido como “Operación Traviata”.

Desde el golpe setembrino de 1955, la Resistencia Peronista se había concentrado en los sindicatos (que habían sido más o menos clandestinos, dependiendo la época). Rucci formó parte de las 62 organizaciones y acompañó a Augusto Vandor en la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Siempre dispuesto a reivindicar al peronismo obrero, Rucci no buscó suplantar a Perón en ningún momento, sino seguir sus enseñanzas con lealtad, que buscaban la conciliación entre el obrero y el capital.

Hábil para el discurso, Rucci fue reconocido como un gran orador que supo estar a la altura de la defensa de la central obrera, tanto dentro del país como en su representación en la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En un programa conducido por Sofovich (“Las dos campanas”), en febrero de 1973, Rucci discutió con el líder sindical de izquierda Agustín Tosco. En aquel encuentro, leal al movimiento, sostuvo que “el movimiento obrero sindicalmente organizado se encuentra en la Central Obrera”; en consecuencia, se desprendía que “el compañero Tosco no está dentro de estos requisitos que, por supuesto, no son míos sino de los congresos nacionales de la entidad madre, es decir, la CGT”

Como secretario general de la CGT, a Rucci le tocó firmar el Pacto Social que había pergeñado Perón. Los sectores de izquierda se sintieron traicionados. “Yo sé que me la quieren dar esos hijos de puta, pero no me voy a achicar” habría dicho el mismo día en que lo mataron. Su lealtad al movimiento peronista terminó dictaminando su sentencia de muerte. 

Acerca de Victor Santa María

Secretario General del sindicato de los trabajadores y trabajadoras de edificios, presidente del club Sportivo Barracas, coordinador General del Grupo Octubre, dirigente del Partido Justicialista, vicepresidente del Consejo Económico y Social.

Grupo Octubre