Esta semana fue noticia la baja en el consumo en nuestro país. Múltiples medios se preocuparon por el tema. Si bien la caída del consumo es una realidad objetiva, dependiendo en qué enfoquemos los números, se pueden proponer distintas ópticas.
Mientras que Página 12 propuso un relevamiento más o menos exhaustivo de la crisis del consumo con notas como “El consumo te lo debo” y “Consumo”, sumándole al análisis la baja en la producción láctea (“Cayó 12% la producción láctea en dos años”); otros medios prefirieron mostrarse más “optimistas”.
Tanto Clarín como La Nación enfocaron la disminución del consumo en los supermercados. Estos dos grandes diarios se han preocupado, principalmente, por las necesidades básicas de la sociedad: lujos de consumo tales como vestimenta o entretenimiento es algo a lo que pocos deberían acceder.
En síntesis, para Clarín el consumo aún cae solamente porque la gente no se dio cuenta de que la reactivación económica ya llegó. Los grandes supermercados proponen promociones (3×2, 4×3, descuentos del 30 o 35%) pero algunas marcas prefieren no ser parte de ellas (“Las grandes marcas salen de las promociones”) ya que asumen un compromiso de precios fijos que demuestran la confianza en la economía del país (sería imposible si hubiese más inflación, según dice el gran diario argentino).
Por el lado de La Nación, la caída del consumo es analizada sesgadamente. Si bien plantea los números referentes a los lácteos (“Bajó 4,5% el consumo de productos lácteos”), no reconoce la subida exponencial (por encima del 50%) en la venta de leche en polvo como producto de la crisis actual. Mientras las leches en sachet y otros productos lácteos (manteca, leches saborizadas, dulce de leche) cayeron en sus ventas, la leche en polvo supo crecer lo suficiente como para achicar el margen de caída general.
Siguiendo con las diatribas del consumo, los analistas de La Nación aseguraron que el argentino prefiere comprar en el mayorista (sin destacar que para ir a un mayorista se precisa más cantidad de dinero y, en general, transporte): los hogares de consumo moderado quedan fuera de un análisis (“Radiografía del consumo”) que propone una distribución 1 a 1 entre los consumidores que creen que un futuro cercano estarán mejor y entre los que no. Además, Mariela Mociulsky aseguró que el argentino es cauto y quiere cuidar el bolsillo, busca promociones o –una vez más- va al mayorista.
En la misma tónica, nos enteramos que la cadena española de supermercados DIA% seguirá creciendo. Se espera que la empresa coloque más de 200 nuevas franquicias próximamente. En un contexto de consumo ajustado, la compañía que provee siempre las mejores ofertas es la única que se ve favorecida. Igualmente, ciertos sectores de nuestro país parecen seguir haciendo oídos sordos al reclamo popular.
Nos acercamos al segundo año de gobierno de Cambiemos y el consumo sigue bajando; los salarios son corroídos por la inflación y el desempleo sigue en crecimiento. Que el consumo caiga no es culpa de los consumidores, como nos quieren hacer creer con estas noticias que vinculan el consumo con una decisión de las familias. Cuando el sueldo no alcanza, o el trabajo escasea, comprar lo necesario para vivir se hace más complicado.