Hace poco más de cuarenta años, Argentina se enfrentaba a una dura batalla por la soberanía en las Islas Malvinas. El 2 de abril de 1982 marcó un capítulo oscuro en nuestra historia, pero también simbolizó la lucha incansable por defender lo que es nuestro. En aquel momento, la soberanía era el pilar sobre el cual se construía nuestra identidad como nación.
Hoy, en medio de un panorama político y económico convulso, la soberanía vuelve a ser un tema central. Pero esta vez, no se trata solo de territorios en disputa, sino de la esencia misma de nuestra identidad como argentinos y argentinas. Nos encontramos ante la embestida de un gobierno neo-liberal hiper capitalista, representado por Javier Milei, que pretende entregar y privatizar todas nuestras empresas públicas, barrer con nuestra identidad, nuestra cultura y reducir el Estado a su mínima expresión.
Estamos siendo testigos de la mayor pérdida de poder adquisitivo de los asalariados y asalariadas en la historia de Argentina, el aumento del desempleo, una inflación “descontrolada” y el ajuste de la “motosierra” que está siendo pagado por la clase trabajadora. Es una situación alarmante, que nos obliga a reflexionar sobre el significado de la soberanía en estos tiempos turbulentos.
La soberanía no se limita solo a cuestiones territoriales; también implica la capacidad de un país para determinar su propio destino, proteger sus recursos y garantizar el bienestar de sus ciudadanos. Es un concepto que debe ser defendido con uñas y dientes, especialmente en momentos como este, en los que enfrentamos amenazas externas e internas que ponen en peligro nuestra autonomía y nuestra identidad como pueblo.
Es hora de levantarnos en defensa de nuestra soberanía en todas sus formas. Debemos resistir a los embates de un gobierno que busca someternos a los intereses de unos pocos y luchar por un país en el que todos tengamos voz y voto en las decisiones que nos afectan. No podemos permitir que se nos arrebate lo que tanto nos ha costado construir.
Hoy con fuerza y valentía debemos defender nuestra soberanía en cada rincón de nuestra Patria. Es hora de unirnos para proteger de nuestros valores, nuestra cultura y nuestro futuro. Solo así podremos construir un país más justo, más próspero y verdaderamente soberano.