Mucho más que una Manifestación por la Universidad Pública

La monumental marcha que inundó las calles de Buenos Aires y se extendió a lo largo y ancho de Argentina trascendió cualquier etiqueta convencional. Más allá de ser una simple manifestación por la defensa de la universidad pública, se convirtió en un hito histórico, un punto de inflexión en la expresión popular que resonará en las páginas de nuestra historia.

La magnitud de la convocatoria, con cientos de miles de hombres y mujeres que inundaron las plazas y calles de nuestro país, hablando por sí solos. Fue un llamado que unió a todos los sectores de la sociedad, sin distinción de ideologías, bajo una misma bandera: la protección de la educación pública.

Esta movilización fue más allá de la defensa de un derecho fundamental. Fue la voz de un pueblo que reclamó por su futuro, que exigió que la educación siga siendo un pilar fundamental de nuestra sociedad, accesible para todos y todas, garantizando su calidad. Es un mensaje claro al gobierno de turno, que intentó imponer recortes presupuestarios que amenazaron con socavar los cimientos mismos de nuestra educación pública.

Pese a que el presidente sostuvo que no hay un desfinanciamiento de la educación pública y que todo se trata de una movida política en su contra, el origen del problema reside en que se mantuvo el mismo presupuesto del 2023 lo que representa, en términos reales, la caída del 66% del mismo con respecto al año pasado.

En la mayoría de las 57 universidades nacionales, los gastos se centran en el pago de los salarios de los trabajadores y trabajadoras de la educación, por lo que el desfinanciamiento impacta de lleno en el bolsillo docente produciendo una caída del 40% de su poder adquisitivo. Además, esta decisión implicó la limitación en las inscripciones en materias, cierres de comisiones, talleres y laboratorios por falta de insumos, cortes de luz y gas. Es decir, no se trata de un tema de administración de recursos sino de la escasez absoluta de los mismos.

Es importante destacar que esta manifestación no solo reflejó la preocupación por la situación actual, sino que también marcó un antes y un después en la expresión popular. Por primera vez en mucho tiempo, se logró una unidad sin precedentes, donde convergieron peronistas, radicales, liberales y votantes de distintas tendencias políticas, demostrando que, cuando se trata de defender un derecho tan fundamental como la educación, las diferencias quedan de lado.

Además, esta movilización dejó en evidencia que las expresiones del gobierno en las redes sociales no pueden minimizar el impacto de la voz del pueblo. La foto de la multitud habló por sí sola, demostrando con contundencia que el reclamo es masivo, legítimo y urgente.

Es un llamado de atención para el gobierno de Javier Milei y todos aquellos que intentan imponer políticas que atentan contra la educación pública. Esta marcha demostró que no todo vale, que el pueblo está dispuesto a movilizarse y alzar su voz para defender lo que considera justo y necesario.

En definitiva, la marcha por la universidad pública trasciende cualquier análisis político convencional. Es un grito de esperanza, de unidad y de compromiso con el futuro de nuestro país. Es un recordatorio de que, juntos, somos capaces de construir un futuro mejor para todos y todas.