El 17 de octubre de 1945, masas de trabajadores en distintas ciudades del país tomaron las calles exigiendo la libertad de Juan Domingo Perón. Unos días antes, Perón había sido detenido y llevado a la Isla Martín García. Con las elecciones ya anunciadas para 1946, y el favoritismo del pueblo por Perón, el gobierno militar tomó la decisión de separar del gobierno a quien había reunido los cargos de secretario de Trabajo y Previsión, ministro de Guerra y Vicepresidente de la Nación. Perón, entonces, pidió despedirse de su pueblo. Lo hizo desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, con difusión por radio a todo el país:
“Sería largo enumerar las mejoras logradas en lo que se refiere al trabajo, a la organización del trabajo, a la organización del descanso, al ordenamiento de las remuneraciones y a todo lo que concierne a la previsión social. También dejo firmado un decreto de una importancia extraordinaria para los trabajadores. Es el que se refiere al aumento de sueldos y salarios, implantación del salario móvil, vital y básico, y la participación en las ganancias (…) Al dejar el gobierno, pido una vez más a ustedes que se despojen de todo otro sentimiento que no sea el de servir directamente a la clase trabajadora.”
Su apoyo incondicional al pueblo y los trabajadores lo habían consagrado y, a su vez, lo condujeron a prisión. El 13 de octubre fue confinado a la prisión ubicada en la Isla Martín García. Tras fingir un dolor pulmonar, el 15 de octubre lo llevaron al Hospital Militar. Las movilizaciones para su liberación ya habían comenzado. Evita también lo intentó, sin éxito.
Aunque los libros rebasen de debates sobre si Perón hizo al 17 de octubre o el 17 de octubre lo hizo a él, es indiscutible la importancia de la fecha para el peronismo.
En la madrugada del 17 de octubre, los trabajadores y trabajadoras de todo el país decidieron tomar las calles, mientras en la CGT se debatía sobre la posibilidad de llamar a paro para el 18. La manifestación, para algunos espontánea y para otros organizada, reunió entre 200.000 y 500.000 personas según las fuentes. En Plaza de Mayo y sus alrededores habrían rebasado más de 100.000 obreros pidiendo por la liberación de quien había sido su máximo representante.
Tal manifestación de apoyo no pasó inadvertida. El peronismo se construyó sobre una base plebiscitaria. Los ciudadanos y ciudadanas del país reivindicaron su apoyo al presidente año a año a partir de su asunción en 1946. El “día de la lealtad” se convirtió en un día de fiesta para los trabajadores, quienes se adjudicaron ellos mismos la creación del feriado.
En este sentido, el 17 de octubre se volvió más que un descanso laboral. Es el principio y el fundamento del protagonismo del peronismo en la política nacional. El 17 de octubre implica el reconocimiento de la representatividad de Perón para con el pueblo. Es por este motivo que se habla de su presidencia como plebiscitaria. Si bien Perón fue el único presidente argentino que nunca perdió una elección presidencial, su poder no se sustentó solamente en las urnas. El pueblo lo defendió, lo confirmó y lo reafirmó en las calles.