Educar en un Container

Cuando las decisiones se toman tarde y mal, más de 17 mil chicos asumen esa consecuencia en Buenos Aires. Falta de vacantes y containers como respuesta del macrismo.

Hoy, 17.615 chicos no tienen vacantes.

Son 13.211 inscriptos en el nivel inicial, 1.585 en el nivel primario y 2.819 en el secundario. El costo de la puesta en marcha del programa inscripción on line fue de 15 millones de pesos y el llamado a licitación para construir 41 escuelas modulares fue por un poco mas de 26 millones de pesos. Hasta aquí las cifras duras para poder acercar un poco de luz a esta situación tan complicada del tratar de comprender por qué el gobierno porteño tiene que comprar aulas modulares para paliar la falta de vacantes. En un marco de emergencia o respuesta transitoria, puede verse como una posibilidad alquilar containers o escuelas modulares. Pero este gobierno lleva años de gestión y tuvo anuencia legislativa para vender terrenos y destinar lo recaudado a la construcción de escuelas. Se han cerrado cursos y se incrementa la transferencia a la educación privada. El sistema de inscripción on line no fue chequeado debidamente y de pronto notifican que tienen una demanda educativa superior a la capacidad.

Los maestros y los directivos todos los años de manera muy artesanal, pero con esfuerzo y sensibilidad eran los encargados de esta tarea. Esta vez no fueron ni consultados. Y nadie pone en duda los beneficios de los avances tecnológicos. El problema es cuando vienen disfrazados de eficientismo que se traduce en desidia hacia aquellos que tienen derecho a una educación gratuita que otros tienen la obligación de garantizar. Las nuevas aulas tendrán 7 metros de largo por 8 de ancho y una altura que va desde los 2 a los 4 metros.

Estarán asentadas sobre base de madera u hormigón. Las paredes exteriores serán de chapa galvanizada recubierta de PVC y los interiores de madera aglomerada. La mayor parte de las aulas se ubicaran en la zona sur, y esto no es tan sólo un detalle geográfico. No todas compartirán terreno con escuelas constituidas, sino que estarán en descampados cercanos. Por eso, el Ministerio comprará equipos modulares para reemplazar cocinas, comedores y “núcleos sanitarios”. El carácter provisorio que tendría la medida, por lo tanto, no luce tan así. Según los presupuestos que se manejan en el Ministerio de Educación de la Nación, una escuela primaria –para el área Metropolitana– tiene un costo de 7,2 millones de pesos. Es decir, el mismo monto alcanzaría para construir casi 4 escuelas. Claro es que el problema no es el dinero, sino los plazos y la urgencia. Una vez más, la falta de planificación reiterada no es un a casualidad sino que forma parte de un plan de gobierno, más abarcador.

Cuando las decisiones se toman tarde y mal, se atenta contra el ciudadano. La improvisación en el área de educación es una asignatura pendiente de esta gestión que maneja el territorio más rico de este país. Mientras se piensa en cómo aceleran la construcción de aulas modulares que hacinarán niños muy pequeños, hay más de 17 mil chicos que no saben a qué colegio Irán. Un tema que es tan sensible, merece más atención. Educar con compromiso. Es hora de que despierten del sueño abominable que la escuela privada es la única salida para los habitantes de la Ciudad.

Columna publicada en Miradas al Sur, el 19 de enero de 2014.