Si hay una fecha que es sinónimo de patria, es la del 25 de mayo. Ningún argentino podría renegar u olvidar la importancia que tiene, tuvo y tendrá, para los designios de nuestro país. Sin un 25 de mayo, hace más de doscientos años, no podríamos hablar hoy de una patria que poner por delante de las individualidades. Porque la patria es el otro, siempre. Es el conjunto de la sociedad, es el espíritu de solidaridad que debemos anteponer siempre a los intereses propios, necesariamente espurios.
Un 25 de mayo, pero hace solo 14 años, se dio inicio a un nuevo período de reconocimiento de la patria como tal. Porque como escribí hace solo unos días, hubo dos grandes períodos de la historia en los que se logró llevar adelante una verdadera revolución cultural. El primero, tras la primera victoria de Perón en las elecciones de 1945; el segundo, tras la asunción de Néstor Carlos Kirchner el 25 de mayo de 2003.
“La patria es el otro, siempre. Es el espíritu de solidaridad que debemos anteponer siempre a los intereses propios”
Kirchner, quien asumió tras conseguir solo un 22,24% de los votos, ganaría las elecciones por la renuncia a su candidatura de quien atisbaba una derrota aún peor: Carlos Menem. Así, tras la crisis económica, social e institucional de 2001, que desembocó en la presidencia de Duhalde, Néstor se erigió como el nuevo presidente, uno que “no dejaría sus convicciones”, según prometió en la puerta de la Casa Rosada el día de su asunción.
El mandato de Néstor se vio acompañado por una renovación regional que surgió de la elección de presidentes que favorecieron al pueblo en toda Sudamérica: Lula en Brasil, Evo en Bolivia, Chávez en Venezuela, Tabaré Vázquez en Uruguay y Correa en Ecuador. Sería parte de un proceso histórico que significaría la reducción de la deuda externa y el pago al FMI, en lo que sería el primer paso a la Independencia Económica, bandera fundamental del peronismo.
“Con Néstor se dio un primer paso hacia la Independencia Económica, bandera fundamental del peronismo”
También se preocupó por reducir los niveles de pobreza y desempleo. Se crearon puestos de trabajo y se aumentaron los salarios y las jubilaciones. Se logró otorgar salarios dignos a los trabajadores de todo el país, fue una gran victoria para el pueblo argentino. Además, se incentivó la industria así como el turismo. La Soberanía Política fue entregada al pueblo, que ratificó la renovación cultural, social y económica en las urnas durante tres comicios consecutivos.
En cuanto a la Justicia Social, el gobierno de Néstor promovió los juicios de lesa humanidad de manera concreta, condenando represores y, de forma simbólica, bajando los cuadros de los presidentes “de facto”. El compromiso con los Derechos Humanos fue sincero y su pertinencia quedó confirmada en el acto convocado pocas semanas atrás, ante el terrible escándalo suscitado por el “2×1”.
Por eso y mucho más, Néstor Kirchner hoy debe ser recordado como se merece. Como un presidente que gobernó de verdad para todos los argentinos, imponiendo un modo de sentir la patria como debe ser entendida. Como una consigna a sostener con firmeza, ante el avance saqueador del monstruo imperialista hoy tan presente.