No es una novedad que la tecnología evoluciona a pasos agigantados y avanza a la misma velocidad en relación al mundo del trabajo. Ante esto, América Latina presenta una gran desventaja: ha pasado por transformaciones desarticuladas y asimétricas que la hicieron una región débil y heterogénea ante las nuevas demandas del mundo laboral actual. Esta desarticulación, sumada al avance de políticas de desprotección de los trabajadores y trabajadoras, desembocaron en serias condiciones de precarización laboral, caracterizada por altos niveles de informalidad, falta de acceso a seguridad social, inestabilidad en los puestos de trabajo y salarios muy bajos.
Otro gran problema que es cada vez más visible es la notoria desconexión entre los conocimientos que adquieren las personas en los trayectos educativos y aquellos que se les exige a la hora de trabajar.
Resolver este último desafío y vincular las competencias con la productividad y el desarrollo, nos permitiría convertirnos en una región con ventajas en el mundo laboral. La puerta hacia esa vinculación es la educación. Específicamente, los sistemas de formación profesional, que presentan grandes ventajas. En primer lugar, la pertinencia respecto de las demandas del aparato productivo. Además, la vinculación con las necesidades y preferencias de las personas. Por último, la relación que puede establecerse con una estrategia de desarrollo nacional.
En este contexto, desde SUTERH, como defensores de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, decidimos involucrarnos activamente en su formación pensando en posibilidades reales de inserción laboral. Por eso, hace más de 20 años llevamos adelante el Centro de Formación Profesional N°28, en donde no sólo se puede obtener el título de Trabajador/a Integral de Edificios, sino también estudiar gastronomía, indumentaria, estética, idiomas, informática, diseño gráfico, imagen y sonido; y realizar cursos para ser electricista, plomero/a, cerrajero/a, gasista, pintor/a, albañil o instalador/a de aire acondicionado.
Creemos que la formación debe ser permanente y tener un correlato con la realidad. Es nuestro lugar, como sindicato, tomar parte también en este aspecto de la vida de los y las trabajadores, porque pensamos una Argentina en donde los protagonistas serán ellos y ellas.