Fútbol femenino: una deuda pendiente

El mundo del fútbol es un reflejo de los procesos sociales: si bien se ha logrado un avance notable, aún quedan cuentas pendientes por saldar en materia de igualdad de género. Si bien la industria futbolística genera más de 500.000 millones de dólares cada año, estos ingresos se distribuyen de manera desigual: el 49% de las jugadoras profesionales no reciben un salario, mientras los jugadores masculinos registran ingresos millonarios. Además, casi el 90% de ellas abandona su carrera antes de los 25 años a causa de los muy bajos ingresos, cuando los jugadores masculinos continúan jugando pasados los 35 años de edad.

De la mano de esto, es usual que las selecciones femeninas de fútbol no tengan un presupuesto acorde, sino que reciban aquello que los seleccionados masculinos no utilizan. Así, se quedan sin materiales, apoyo, y sobre todo, sin la representación correspondiente en el mundo del deporte

No es casualidad que los países que tuvieron mayor presencia en la Copa Mundial de Fútbol Femenino son aquellos que tienen mayores niveles de equidad de acuerdo al ranking 2018 del Foro Económico Mundial. El deporte, y especialmente el fútbol con su gran valor cultural, es una pequeña muestra de cómo nos pensamos como sociedad y qué lugar le otorgamos en ella a varones y mujeres.

En este marco, se vuelve imprescindible el fomento, por parte del Estado, del deporte femenino en sus distintas ramas y del involucramiento de las mujeres en puestos de toma de decisión al respecto. Siguiendo esta línea, es importante remarcar la relevancia que tiene el nombramiento de Macarena Sánchez al frente del Instituto Nacional de Juventud al interior del Ministerio de Desarrollo Social. Con una prometedora carrera futbolística, Macarena fue una de las principales impulsoras de la profesionalización de la rama femenina, que finalmente avanzó notablemente en marzo de este año.

Sin lugar a dudas, que mujeres involucradas con la juventud tengan la oportunidad de incidir en la realidad de sus pares aporta una visión más igualitaria de la participación deportiva. Así, seguiremos avanzando en la construcción de un país con verdadera igualdad de oportunidades para todos y todas.