En el 10° aniversario del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, nos encontramos con que 215 millones de chicos son víctimas de la explotación laboral, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En Argentina, el empleo en los niños tiene que ver en muchos casos con las desigualdades sociales que aún persisten y prácticas culturales arraigadas con las que convivimos, como por ejemplo el trabajo de las familias en el sector rural.
De a poco, pero con fuerza y el impulso de políticas públicas necesarias, estamos logrando una disminución del trabajo infantil en la Argentina. Las acciones a favor de la inclusión educativa, la implementación de la asignación universal por hijo, los planes de ayuda escolar, el apoyo y creaciones de leyes referidas a los niños, son acciones que combaten esta forma de trabajo. Es primordial continuar con la articulación de programas, actividades y estrategias que generen oportunidades reales para que termine la perpetuación de la pobreza a través del trabajo infantil.
“Nosotros queremos que las futuras generaciones argentinas sepan sonreír desde la infancia. Bajo los gloriosos pliegues de nuestra bandera, no pude ni debe haber niños argentinos que no puedan ir a la escuela, o que tengan que ir a ellas mal alimentados. Tampoco los debe haber que vivan desnutridos, en hogares sin luz y sin calor”
Eso decía Perón, que ya tenía muy claro que los más chicos son y deben ser los más privilegiados. Porque son el futuro de la Argentina. Ciudadanos preparados para un mañana, a los que hay que garantizarles una infancia digna presente; son nuestra máxima prioridad.