Cien años de la OIT

Para todas las personas que nos dedicamos a cuestiones vinculadas al mundo laboral, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es una referencia ineludible. Fundada en 1919, al término de la Primer Guerra Mundial, celebra su centenario en el corriente año a través de materiales de difusión y conferencias en todo el mundo. Desde el Grupo Octubre decidimos sumarnos a estas celebraciones difundiendo el rol y las acciones llevadas a cabo por esta agencia especializada del sistema de Naciones Unidas.

La OIT es la única organización del mundo que tiene un gobierno tripartito donde se encuentran representados los Gobiernos, las asociaciones de trabajadores y las asociaciones de empleadores, en diversos órganos que se reúnen periódicamente. Éstos sancionan convenios y recomendaciones con una mayoría de dos tercios de los votos. Los órganos tratan cuestiones como el establecimiento de horas máximas de trabajo por rama de actividad, regímenes de trabajo especiales -como el trabajo nocturno-, protección de la maternidad, edad mínima de trabajo por área, indemnizaciones por despidos y accidentes laborales, enfermedades profesionales, métodos de fijación de salarios mínimos, seguros por vejez, fallecimiento e invalidez, vacaciones pagas, entre otros. El objetivo central de la OIT y sus acciones en la protección y promoción de los derechos laborales, en un marco de libertad individual y productividad.

Para garantizar sus objetivos, en sus conferencias anuales se analiza la situación de cada país en torno a cuatro ejes centrales:

  • la libertad sindical y de asociación y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva;
  • la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio;
  • la abolición efectiva del trabajo infantil,
  • la eliminación de la discriminación en el empleo y la ocupación.

Luego de extensos debates, la Comisión de Especialistas de la OIT realiza recomendaciones y/o llamados de atención a cada Gobierno representado.

Actualmente, la OIT cuenta con 187 países miembros (193 integran la Organización de las Naciones Unidas). Argentina integra la OIT desde su fundación en 1919 y ha ratificado 81 convenios y 2 protocolos. En cambio, países como los Estados Unidos han ingresado tardíamente a la OIT (se adhirió en 1934, la abandonó en 1977 y regresó en 1980) o han violado principios centrales de la misma. Por caso, Egipto, Guatemala y Canadá han sido acusados de no respetar la libertad sindical, Turquía de no garantizar los derechos de sindicación y negociación colectiva o Arabia Saudita de permitir la discriminación en el mundo del trabajo.

Estas acusaciones tienen, empero, simplemente un peso simbólico: la OIT no tiene la potestad de sancionar ni de obligar a los Gobiernos. Por eso, la OIT es un apoyo necesario pero insuficiente para el pleno ejercicio de los derechos laborales: cada Gobierno nacional sigue siendo el responsable último de garantizarlos.

Además, la OIT cuenta con programas específicos para cada país. En el caso de la Argentina, es uno de los pocos países latinoamericanos en contar con una oficina propia de la OIT. Ésta tiene tres funciones principales. En primer lugar, brinda asesoramiento técnico a cualquiera de las tres partes reconocidas por la OIT: gobiernos, cámaras empresarias y sindicatos-. En segundo lugar, posee un centro de información que brinda acceso a recursos bibliográficos e información de OIT orientado a investigadores, docentes, estudiantes, funcionarios gubernamentales, empresarios, dirigentes sindicales, periodistas y público en general interesado en la temática. Por último, fue la sede física del Programa de Trabajo Decente.

Los derechos laborales deben estar garantizados independientemente del color político del gobierno de turno. Por eso nos sumamos al mandato universal de la OIT y tomamos sus lineamientos como guía, sabiendo que son sólo un piso de derechos que pugnamos por acrecentar.