Coronavirus: Latinoamérica y sus respuestas

Ante la pandemia del coronavirus, cada país ha seguido sus propias reglas para intentar contener el número de contagios. Todos ellos han puesto la prioridad en distintos aspectos y tomado medidas a diferentes ritmos. A partir de esto, ya se observa que las consecuencias de la pandemia en las realidades nacionales son dispares.

Brasil se encuentra a la cabeza de la región con la mayor cantidad de casos. Desde el Gobierno nacional se ha minimizado la situación: en un principio se negó la gravedad de la pandemia y se decidió priorizar la continuidad de la actividad económica con normalidad por sobre la salud de los brasileños y brasileñas. Recién el pasado 20 de marzo, el Senado declaró al país en estado de calamidad pública y los Gobiernos locales comenzaron a recomendar a la población quedarse en sus hogares. Hasta ahora, la cuarentena obligatoria no está declarada a nivel nacional y sólo los adultos/as mayores deben cumplir con ella. Mientras tanto, desde la Presidencia se alienta a los trabajadores/as a que salgan a las calles a realizar sus tareas. ¿El resultado? Más de 14.000 casos confirmados, y contando.

Chile, por su parte, aún no ha decretado la cuarentena obligatoria a nivel nacional. Sí se ha avanzado en el establecimiento del toque de queda en todo el territorio desde las 10 de la noche hasta las 5 de la mañana. A pesar de que se están tomando medidas de cuidado sanitario en transporte y espacios públicos, la cantidad de casos confirmados está en aumento y ya supera los 5.000. La curva de contagios en ese país se ha acelerado en los últimos días.

Argentina decretó el estado de emergencia sanitaria poco tiempo después de haber detectado el primer caso, constituyéndose así en el primer país de toda América Latina en establecer el aislamiento social, preventivo y obligatorio para toda la población. Para hacer frente al desgaste económico que esto siginfica, se han lanzado medidas sociales y económicas que buscan ayudar a quienes más lo necesitan y mantener en pie a los sectores más golpeados. En nuestro país, la cantidad de infectados se encuentra alrededor de los 1.700 -menos de la mitad que en Brasil o en Chile-. Esto se debe, fundamentalmente, a dos decisiones que se tomaron tempranamente: el cierre de fronteras y el aislamiento obligatorio. La primera contuvo la cantidad de casos importados. La segunda, ralentizó los contagios en el territorio nacional. En cuanto a los argentinos y argentinas en el exterior, se otorgaron ayudas tanto a quienes estaban realizando turismo como a quienes estaban residiendo en el extranjero y se quedaron sin trabajo o perdieron su hogar. En el ámbito comercial, se suprimieron los aranceles de importación a una serie de artículos sanitarios y médicos necesarios para combatir la pandemia.

En el contexto actual, el trabajo mancomunado también cobra especial relevancia en el ámbito de la integración regional. En este sentido, desde el Bloque del Partido Justicialista-Frente para la Victoria y a través de la Presidencia del Parlasur hemos promovido reuniones entre los ministros de salud de los países del bloque, llamamos a incentivar la cooperación fronteriza y asumimos el compromiso de realizar las gestiones necesarias ante la Organización Mundial de la Salud para que los países de la región estén contemplados en la asignación y distribución de los recursos internacionales para enfrentar la pandemia. Sumado a esto, desde el Mercosur se aprobó un fondo de emergencia de US$16 millones para combatir al COVID-19. En nuestro país, esto permitió la adquisición de 45 mil tests para la detección del coronavirus que se suman a los recursos nacionales destinados a tal fin.

La crisis del coronavirus obliga al mundo y a nuestra región a reflexionar sobre el paradigma desde el cual concebimos la vida en sociedad. Nos enseña que la solidaridad, el rol del Estado y el trabajo coordinado de todos los sectores deben ser los pilares fundamentales para pensar el desarrollo de las comunidades. Concebir al otro no desde el individualismo sino desde el cuidado colectivo. Desde el Estado, más que nunca se debe seguir revalorizando el nosotros y la protección de quienes están atravesando esta crisis con mayores desventajas. La salida de esta pandemia es colectiva: cuidándonos entre todos y todas.