Las exigencias del mundo del trabajo son cada día mayores. Requieren que varones y mujeres adquieran más competencias para desempeñarse en sus puestos. Por eso, la formación de grado ya no es suficiente. Una vez que se gradúan, los egresados y egresadas necesitan complementar estos estudios con diplomaturas, especializaciones y/o maestrías, es decir, trayectos de posgrado.
En consonancia con estas demandas, a principios de este año, la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) puso en marcha el área de posgrados ofertando una maestría (Docencia Universitaria) y tres especializaciones (Estructura y Desarrollo Económico; Metodología de Investigación Acción; y Docencia Universitaria). Cada una de ellas se orienta a cubrir vacancias en áreas que vinculan la formación con la gestión para ámbitos públicos, privados y sindicales.
Además de estos estudios, la universidad ofrece tres diplomaturas: Herramientas para una gestión ambiental y social de proyectos; Comunicación Política con enfoque en Género y Diversidad; y Tecnología (Mujeres Tech). Estas dos últimas fueron ideadas comprendiendo la coyuntura que nos atraviesa y la necesidad de reducir la brecha entre varones y mujeres, garantizándole a estas últimas un mayor acceso a oportunidades en áreas que han sido históricamente monopolizadas por el género masculino.
En el caso de la Red Internacional de Educación para el Trabajo (RIET), por segundo año consecutivo organizó, en conjunto con la Universidad Católica Argentina, el Programa Ejecutivo en Gestión de la Innovación para la Educación y los Trabajos del Futuro, destinado a quienes deseen adquirir herramientas tecnológicas de vanguardia para aplicar en el mundo educativo y laboral.
Sin embargo, uno de los escollos con los que suelen encontrarse quienes aspiran a realizar carreras de posgrado es la cuestión económica. En 2019, las maestrías tenían un costo cercano a los $120.000 en universidades públicas, mientras que en las privadas los valores rondaban los $300.000. Hoy en día, con el crecimiento de los niveles inflacionarios, los aranceles llegan casi a duplicarse. Entendiendo que esta variable puede resultar una barrera de acceso al conocimiento, nuestras instituciones ofrecen un programa de becas para afiliados y afiliadas de diversas organizaciones sindicales.
Democratizar las posibilidades de acceder a una educación superior de calidad es prioritario. Si cerramos las puertas, los graduados y graduadas irán a buscar oportunidades de formación y empleo fuera de nuestro país, lo que repercutirá negativamente en el conocimiento, economía e industria nacionales. Desde nuestro lugar, decidimos preparar el terreno para que todos y todas puedan abrirse el paso a un futuro promisorio.