El aislamiento social y la llegada del insomnio tecnológico

En los últimos meses, todos y todas nos hemos visto en la necesidad de cambiar nuestra rutina diaria a causa de la pandemia. Además de estar más tiempo en casa, modificamos nuestros hábitos: pasamos más horas frente a las pantallas,  cambiamos los horarios para comer y nos vamos a acostar más tarde de lo habitual. Todo esto repercute en la calidad del sueño. De hecho, según la Unidad de Medicina del Sueño de la Fundación Favaloro, se multiplicaron por cinco las consultas por problemas de sueño desde el comienzo del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio.

Las dificultades a la hora de conciliar el sueño nos están afectando, en mayor o en menor medida, a todos/as. Por eso, desde Página/12 y AM 750  nos  contactamos con la neuróloga Mirta Averbuch, especialista en Medicina del sueño. “Lo que hay es una gran disociación entre el reloj biológico  que marca  la hora con o sin pandemia, y el reloj social, que está con la televisión prendida, las noticias, series, y las luces. Esto lo que crea es un jetlag social, un insomnio tecnológico”, afirmó Averbuch. Además, relató que gran parte de las consultas en este tiempo son realizadas por personas que se van a dormir muy tarde (3 o 4 de la mañana) y se despiertan alrededor de las 2 o 3 de la tarde, desayunan en ese momento y quizás no ingieren alimentos al mediodía. Como explica la especialista, esta es la gran diferencia entre el jetlag social y el insomnio tradicional: en el primero, el horario de sueño está desfasado mientras el funcionamiento del cuerpo sigue su ritmo normal; en el segundo, una persona puede dormirse a las 3 de la mañana y levantarse a las 5 o 6, sin sueño.

En este sentido, en el programa de SUTERH que se emite todos los domingos en Crónica TV, dialogamos con la Lic. en Psicología Laura Letang, que forma parte de nuestra obra social. En su entrevista, Letang nos brinda algunos consejos para poder conciliar el sueño y tener un descanso de mayor calidad:

  • Organizar el tiempo: establecer un horario de sueño estimativo y dejar las pantallas aproximadamente dos horas antes de ir a dormir, o en su defecto configurar los dispositivos para atenuar su luz.
  • Procurar que el lugar de descanso no esté muy calefaccionado. Es importante que al dormir, la temperatura ambiental descienda algunos grados para permitir la regeneración de los tejidos.
  • Realizar ejercicios de respiración para relajarnos, por ejemplo: inspirar en 4 segundos, retener el aire 7 segundos y soltarlo en 8.

En un contexto como el presente, en donde la preocupación y la ansiedad han aumentado, es fundamental otorgarle al sueño la prioridad que merece. El descanso es reparador, es aquello que nos permite decantar el aprendizaje del día, ordenar la información recibida y recuperar la energía corporal. Entre todos y todas debemos cuidarlo y acudir a profesionales en caso de necesitarlo. En OSPERYH contamos con profesionales especializados para brindarle la atención adecuada a nuestros afiliados y afiliadas.