El teletrabajo y sus desafíos frente a la salud mental

El nuevo régimen legal del contrato de teletrabajo es un hecho en nuestro país desde el año pasado. Frente a la primera ola de la pandemia que paralizaba el trabajo presencial alrededor del mundo, esta normativa fue innovadora en la región, no sólo por legislar una realidad de la pandemia, sino por sus puntos vanguardistas sobre la perspectiva de género, el reconocimiento de las tareas de cuidado doméstico, el derecho a la desconexión y la importancia de la salud laboral.

Con respecto a la perspectiva de género, incluye la compatibilidad con las tareas de cuidado. Es la primera vez que se reconocen estas tareas que insumen en promedio 3 horas diarias más a las mujeres que a los varones. Este es un logro para las familias en general ya que establece la posibilidad de fijar horarios acordes y/o a interrumpir el trabajo para conciliar la doble jornada que viven muchas mujeres entre la vida laboral y personal.

El derecho a la desconexión aparece como prioridad a la hora de preservar la salud mental. La pandemia ha puesto al descubierto el avance de la tecnología y la inmensa hiperconectividad a la que estamos expuestos/as. El hecho de que muchos trabajadores/as utilicen sus dispositivos personales para trabajar a distancia, vuelve difusa la línea entre tiempos de descanso y de productividad: un mensaje de recordatorio sobre las tareas del día siguiente puede llegar a la hora de cenar, tanto para un empleado/a en relación de dependencia como para un autónomo. El derecho a desconectarse no implica sólo apagar el teléfono o computadora sino el derecho a no ser contactado/a y no recibir información laboral por fuera de la jornada de trabajo y durante los períodos de descanso, vacaciones o licencias. Establece, en definitiva, contar con tiempo libre de calidad y contribuye a mantener la salud mental. 

La hiperconectividad presenta riesgos para la salud mental como una sobrecarga psicológica en los trabajadores/as: produce fuertes riesgos psicosociales asociados a la ansiedad, depresión y/o agotamiento. A mediados de 2020, el 92,5% de las personas aseguraba sentir afectada su productividad laboral en la Argentina. Además, la brecha se ensancha por género ya que el 21,5% de las mujeres siente agobio por las preocupaciones frente al 17% de los varones, y el 26,7% señala que son muchas las circunstancias que le generan preocupación, mientras que esta cifra se reduce a 20,6% en hombres. 

Desde SUTERH no consideramos a la salud solamente como la ausencia de enfermedad, sino como un “estado de bienestar físico, mental, espiritual, emocional y social” como lo establece la Organización Mundial de la Salud. Por eso, realizamos campañas estacionales dirigidas a la población adulta desde los programas de La Salud en Nuestras Manos. Allí, a través de charlas, talleres, difusión de materiales y distribución de insumos de prevención tratamos las temáticas de estrés, alcoholismo e hipertensión, entre otras. Nuestro compromiso con la defensa de los derechos de los trabajadores/as y el cuidado integral de su salud es permanente.