Hablar, como suelo hacer, de dos proyectos de país implica pensar distintos modos de articular políticas nacionales en beneficio de unos pocos, o de la gran mayoría de los argentinos. Las cámaras industriales pymes se expresaron sobre los aumentos tarifarios. Está claro, las pequeñas empresas industriales nacionales no pueden afrontar los gastos onerosos en tarifas sin extrapolar esos gastos al producto que fabrican. Y ante la baja en el consumo y la competencia con las importaciones (claramente beneficiadas), las pymes terminan cerrando sus puertas.
A su vez, como bien expuso el presidente de Industriales Pymes Argentinos –Daniel Rosato- el incremento tarifario no se ha equilibrado con un buen funcionamiento del servicio. Los cortes de luz siguen siendo moneda corriente, y las pérdidas referidas a estas interrupciones del servicio no son resarcidas correctamente. El gas ha subido hasta 800%, mientras que la luz hizo lo propio alcanzando el 1000%. Con la suba de las tarifas y las familias obligadas a ocupar sus ganancias en el pago de servicios, el consumo entra indefectiblemente en baja. ¿Cómo se puede acrecentar los ingresos de las pymes cuándo sus gastos no paran de subir estrepitosamente?
Claramente, las pymes no están en la agenda del gobierno. En los últimos dos años, más de doscientas pequeñas empresas han pedido el procedimiento preventivo de crisis sin respuesta. El gobierno le pide a las pymes que sean competitivas, pero aumentan sus gastos crediticios, impositivos y de tarifas. Con este panorama, el futuro se ve desalentador.
Cuando el proyecto de país que se impone, vuelve a potencias los intereses extranjeros por sobre los nacionales, el resultado es siempre el mismo: cae el consumo, sube el costo de vida y se establece un régimen preferentemente de especulación financiera que solo favorece a los que más tienen.