No hay motivos que justifiquen este tipo de medidas en una etapa donde el país necesita fortalecerse y tener un concepto de unidad frente a los desafíos que hoy tiene que enfrentar.
Me gustaría ser claro. Con el Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (SUTERH) no adherimos al “paro nacional” anunciado para este 28 de agosto.
Entendemos que no es ésta la forma de proponer cambios. No hay motivos que justifiquen este tipo de medidas en una etapa donde el país necesita fortalecerse y tener un concepto de unidad frente a los desafíos que hoy tiene que enfrentar.
Hay que dedicar la energía a la Argentina productiva, que más allá de obstáculos que pueda atravesar, mantiene la posibilidad de todos los trabajadores de discutir sus condiciones laborales, los salarios y las mejores a través de los Convenios Colectivos de Trabajo y las paritarias que se desarrollaron en la más absoluta libertad y diálogo durante el 2014.
Los que llamaron a este “Paro” le hacen el juego a los especuladores de adentro, a los buitres de afuera, y lejos de beneficiar a los trabajadores, aviva y profundiza el conflicto. Este tipo de paros tiene razones políticas y está lejos de defender los derechos de los trabajadores.
Hablan de un pedido de aumento a los jubilados, cuando a principios de agosto hubo un aumento a los jubilados del 17,21 %, el segundo aumento en el año previsto por la Ley; y a la vez piden la “derogación del impuesto a las ganancias” que es uno de los impuestos cuya recaudación repercute directamente en el pago de jubilaciones, pensiones y salarios familiares.
El salario y el empleo depende de la responsabilidad de todos los empleadores, que si cumplen todos los pasos de la ley, benefician al empleo, la industria, la economía; pero no va a suceder mientras haya especulación.
Debemos defender los intereses de los trabajadores, con buenas condiciones de trabajo, con todos los aportes correspondientes, luchando por la mejora continua del salario mínimo, vital y móvil que afecta a la mayoría de los trabajadores, con esa lucha se puede lograr una mejora a gran escala para todos. No con medidas violentas que sólo perjudican a los que quieren llegar a su empleo y no pueden. La solución está en el diálogo, la buena predisposición para negociar, con propuestas y con la responsabilidad y conciencia que nos compete a nosotros, los dirigentes.