Trabajadores y trabajadoras como eje de las propuestas

En la política argentina, es común que los candidatos y candidatas a cargos electivos apelen a los trabajadores y trabajadoras. Esto no es casual: el rol que ocupan en el desarrollo y progreso nacional es indiscutible, y su protagonismo, innegable.

Por esta razón, solemos escuchar a los y las aspirantes ofrecer un abanico de propuestas para mejorar su calidad de vida y promover su crecimiento. Sin embargo, ¿cuánto hay de real en sus palabras? ¿Cuántas quedan meramente en promesas de campaña?

Desde algunos sectores proponen que, para dejar atrás la crisis, “la salida es el trabajo”, mediante un programa de empleo para los y las jóvenes que les permita empezar a desarrollar su actividad profesional con un monotributo gratuito el primer año. Además, si son contratados por una PyME, la misma estará libre de impuestos laborales por los siguientes dos años.

Sin embargo, estos testimonios en favor de los trabajadores y trabajadoras distan mucho de lo que deciden llevar a la práctica: en los días previos a la jornada electoral, ya que a la vez proponen eliminar la indemnización por despido “para que a los empresarios les resulte más fácil contratar sin sufrir las consecuencias de deshacerse del empleado”. O incluso hasta la flexibilización laboral.

Desde el Frente de Todos, la postura sobre el trabajo se encuentra en las antípodas a esto último. Durante el acto en Mar del Plata, se evidenció las medidas que los Gobiernos nacional y provincial tomaron desde el inicio de la gestión y profundizaron con la irrupción de la pandemia. A su vez, el presidente Alberto Fernández aseguró: “estuvimos muy presentes para que no cayera el salario, porque nosotros no creemos en una economía donde el ajuste lo hagan los que trabajan”. 

En el caso del exponente de la “tercera vía”, Florencio Randazzo, su objetivo también está orientado hacia una reforma laboral que ofrece distintas modalidades y, según él, “de ninguna manera implica perjudicar a los trabajadores”. No obstante, durante su discurso, la argumentación sobre cuáles serían los componentes de dicho cambio en la legislación brilló por su ausencia.

Ninguna de todas las proclamaciones enunciadas anteriormente pasaron desapercibidas. Desde la Confederación General del Trabajo (CGT), manifestamos nuestro profundo rechazo hacia cualquier maniobra orientada a la flexibilización laboral. 

A fin de cuentas -y no es ninguna novedad- en el final de esta primera etapa electoral quedó en claro que Argentina cuenta con dos modelos de país: uno que sabe de qué se trata el trabajo y la producción; otro que, con la excusa de generar más oportunidades, fomenta la precarización, inestabilidad y el desempleo. Es importante que nos tomemos un momento para reflexionar en qué realidad nos gustaría vivir. Los dos caminos son muy claros.