El discurso de Perón en la CGT

El 13 de diciembre de 1973, Perón pronunció un discurso en la Confederación General del Trabajo. Había sido elegido como presidente por tercera vez, refrendado en las calles innumerables veces y recuperado del exilio para el pueblo trabajador después de 18 años.

En ese entonces, el presidente Perón recordó una anécdota muy actual:

Recuerdo una reunión que me causó mucha gracia, de la que no me voy a olvidar. Un industrial decía que los trabajadores querían ganar cada día más. Yo lo miré y le dije: “¿Usted no?”

Puertas adentro de la CGT, transmitido por cadena nacional, el presidente se paró frente a los representantes de los trabajadores y ante todo el país para recordarles que, al iniciarse el camino del justicialismo por nuestro país, ni siquiera los alfileres “que empleaban nuestras modistas en Buenos Aires se fabricaban en el país; todo venia del exterior”. La industria argentina se impulsó verdaderamente con el peronismo, con el sueño de construir una verdadera nación soberana, independiente económicamente y propulsora de la justicia social.

Como escribí anteriormente, el peronismo –siempre vinculado a las necesidades del trabajador- forjó el Estatuto del Peón, reivindicó al trabajador desde las labores más marginales hasta los empleos más prósperos. Hacia 1955, recordaba en aquel discurso, la ganancia del país se distribuía casi 50-50 entre patrones y empleados. Es cierto que los convenios generales y el salario mínimo no pudo ser pagado siempre por las fábricas, en algunos casos se establecían sueldos menores para que no cierren las fábricas, pero no mucho menores.

En su discurso de 1973, Perón se sorprendía de la Argentina que encontró, en contraste con la que abandonó exigido por las armas en 1955. La deuda con las potencias extranjeras implicaba un ajuste necesario, pero nunca a coste total de los trabajadores. Solo seis meses llevaba Perón en el gobierno y ya la moneda había recuperado un 40% de su valor adquisitivo.

Los proyectos desarrollistas que se impulsaron desde la proscripción del peronismo propugnaron por un modelo que, sin llegar a ser neoliberal, propiciaba cierto consuelo a los empresarios que querían disputarse el destino nacional, a la vez que proponía una predilección por la dependencia a Norteamérica y Europa.

El regreso de Perón en 1973 no pudo hacer mucho por cambiar el rumbo; un acuerdo entre obreros y empleadores imponía el comienzo de un acuerdo entre clases, propuesta fundamental del peronismo; pero la muerte del líder aceleró la escalada neoliberal que vio en sus representantes a los asesinos de toda una generación. La incursión en el neoliberalismo inició allí y la seguimos pagando, ahora con su vuelta en formato democracia. Qué bien nos hace recordar, entonces, aquel discurso en la CGT por un sabio Perón en lo que serían sus últimos meses.