La particularidad nacionalista del peronismo es innegable. Su preocupación por la Independencia Económica ha forjado suma literatura de la que fluye la patriada nacional por el interés del pueblo soberano. Hay un intelectual que se ha destacado dentro de esta cultura de lo nacional en el movimiento: Juan José Hernández Arregui.
Hernández Arregui, otro de los tantos que inició su participación política en la UCR con raigambre ideológica marxista (como el caso de Cooke), se recibió en 1944 en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Desde su tesis sobre la cultura griega, comenzaría un largo camino de reivindicación del ser nacional. Supo arremeter contra la generación del 80 por enseñar a preferir “el inmigrante al nativo” y por sostener que el “capital extranjero es civilizador”.
Para Hernández Arregui, el proyecto de la “Generación del 80” triunfó al instalar la colonización del pensamiento en nuestro país. Como en toda colonia, se enseñó a imitar a las metrópolis productoras de venenos “sub-culturales” y de artículos de mercado; se calcaron las modas extranjeras y se entronizaron a los autores extranjeros.
Como alguna vez escribí en este espacio, “la existencia de medios de comunicación en función de un proyecto político es algo propio e intrínseco a la aparición de la prensa en todo el mundo”. Hernández Arregui, en su opinión sobre los medios, iba un poco más lejos: “Desacreditar y aislar todo pensamiento argentino es la misión combinada de la prensa, la radio, el cine, al servicio de los centros organizados del poder mundial”. Para el sociólogo nacionalista, la inserción de elementos extranjeros en nuestra patria tenía como único fin el desestimar la propia cultura nacional.
El peronismo es fuertemente antiimperialista, desde esta posición se puede entender cómo el pensamiento de Arregui caló hondo en el nacionalismo peronista. En Imperialismo y cultura, el autor intentó probar cómo el imperialismo instrumentó la creación de una cultura colonizada: “Las noticias acerca de la situación internacional (y muchas veces sobre la local) son creadas desde los países imperialistas. Los periodistas aparecen como uno de los sectores que actúan como polea intermedia entre el imperialismo y la opinión pública (…) La oligarquía, vale decir, no se identifica con los valores nacionales, su forma de interpelar el mundo se basa en la cultura extranjera”.
Su obra oscila entre el significante de clase marxista (aquí comenté un poco sobre el tema) y la acción política de la clase obrera argentina, notablemente peronista. La conciliación entre el movimiento nacional y popular y la ideología marxista permitió el acercamiento de la izquierda al movimiento obrero en la Argentina del peronismo proscripto.
Tras el regreso y muerte de Perón, Hernández Arregui fue amenazado varias veces al punto de sufrir un atentado del cual se llevaría la peor parte su mujer. En ese entonces dirigía la revista “Peronismo y Liberación”. El 22 de septiembre de 1974, estando en Mar del Plata, sufrió un paro cardíaco que lo dejó sin vida. No quería dejar de tomarme un momento para recordarlo, sus escritos han energizado al movimiento peronista a partir del brío de sus argumentaciones en favor de una cultura propiamente argentina, popular y consciente de sus propios intereses y necesidades.