Este octubre, el pueblo argentino recurrirá nuevamente a las urnas para estampar su potestad soberana sobre el futuro de la patria. No se tratará solo de una renovación en las bancas de la Cámara de Diputados (la mitad) de la Nación, tampoco revestirá mayor importancia la renovación de un tercio del Senado nacional. Lo que una vez más se pone en juego es el modelo de país que el pueblo quiere imponerle a su propio designio.
Una vez más, es importante recordar que el renovado modelo neoliberal que se implementa hoy en día en el país responde a intereses internacionales e impersonales. Se impone una lógica de mercado-empresarial que razona en términos de rédito comercial. En este sentido, los sueldos a empleados públicos (docentes, médicos) redundan en gastos impropios de una empresa que busca solamente la ganancia, intentando resolver en negativo la columna del “debe”.
El Estado debe garantizar derechos, no ordenar números
Pero este modo de entender al Estado es impropio de una democracia bien entendida, donde el sujeto principal es el pueblo en su conjunto. El Estado está para garantizar derechos, no sólo para imponer el orden (tanto en las fuerzas policíacas como en los números de la caja). Sostener un Estado que vea en los subsidios a los pequeños empresarios y emprendimientos un gasto, cuando en realidad lo que se lograría es beneficiar a todo el pueblo (más empleo, mejores salarios, etc.) es pretender manejar al pueblo como si no se tratase de personas (familias compuestas de niños, jóvenes, adultos y ancianos) sino de elementos contables.
Por eso, una vez más, debemos pensar qué país queremos. Hay un modelo que se preocupa por propiciar empleo para todos y todas, que proponga una ciudadanía amplia y provechosa; que proponga una mejor calidad de vida para un mayor número de personas y que amplíe los derechos para todos por igual. Ese modelo va a competir en las urnas con el otro, el de los empresarios, el que cuenta con apoyo neoliberal de financistas nacionales e internacionales que no ven en Argentina a un pueblo sino a un negocio.
Este octubre el pueblo argentino recurrirá nuevamente a las urnas para estampar su potestad soberana sobre el futuro de la patria.
Este octubre, antes de votar, pensemos qué país queremos.