La particularidad nacionalista del peronismo es innegable. Su preocupación por la Independencia Económica ha forjado suma literatura de la que fluye la patriada nacional por el interés del pueblo soberano. Hay un intelectual que se ha destacado dentro de esta cultura de lo nacional en el movimiento: Juan José Hernández Arregui.
Hernández Arregui, otro de los tantos que inició su participación política en la UCR con raigambre ideológica marxista (como el caso de Cooke), se recibió en 1944 en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Desde su tesis sobre la cultura griega, comenzaría un largo camino de reivindicación del ser nacional. Supo arremeter contra la generación del 80 por enseñar a preferir “el inmigrante al nativo” y por sostener que el “capital extranjero es civilizador”.
Para Hernández Arregui, el proyecto de la “Generación del 80” triunfó al instalar la colonización del pensamiento en nuestro país. Como en toda colonia, se enseñó a imitar a las metrópolis productoras de venenos “sub-culturales” y de artículos de mercado; se calcaron las modas extranjeras y se entronizaron a los autores extranjeros.
Como alguna vez escribí en este espacio, “la existencia de medios de comunicación en función de un proyecto político es algo propio e intrínseco a la aparición de la prensa en todo el mundo”. Hernández Arregui, en su opinión sobre los medios, iba un poco más lejos: “Desacreditar y aislar todo pensamiento argentino es la misión combinada de la prensa, la radio, el cine, al servicio de los centros organizados del poder mundial”. Para el sociólogo nacionalista, la inserción de elementos extranjeros en nuestra patria tenía como único fin el desestimar la propia cultura nacional.
El peronismo es fuertemente antiimperialista, desde esta posición se puede entender cómo el pensamiento de Arregui caló hondo en el nacionalismo peronista. En Imperialismo y cultura, el autor intentó probar cómo el imperialismo instrumentó la creación de una cultura colonizada: “Las noticias acerca de la situación internacional (y muchas veces sobre la local) son creadas desde los países imperialistas. Los periodistas aparecen como uno de los sectores que actúan como polea intermedia entre el imperialismo y la opinión pública (…) La oligarquía, vale decir, no se identifica con los valores nacionales, su forma de interpelar el mundo se basa en la cultura extranjera”.
Su obra oscila entre el significante de clase marxista (aquí comenté un poco sobre el tema) y la acción política de la clase obrera argentina, notablemente peronista. La conciliación entre el movimiento nacional y popular y la ideología marxista permitió el acercamiento de la izquierda al movimiento obrero en la Argentina del peronismo proscripto.
Tras el regreso y muerte de Perón, Hernández Arregui fue amenazado varias veces al punto de sufrir un atentado del cual se llevaría la peor parte su mujer. En ese entonces dirigía la revista “Peronismo y Liberación”. El 22 de septiembre de 1974, estando en Mar del Plata, sufrió un paro cardíaco que lo dejó sin vida. No quería dejar de tomarme un momento para recordarlo, sus escritos han energizado al movimiento peronista a partir del brío de sus argumentaciones en favor de una cultura propiamente argentina, popular y consciente de sus propios intereses y necesidades.
John William Cooke: el peronista revolucionario
John William Cooke, cuyas cenizas descansan en el Río de la Plata hace cortos tres años, falleció el 19 de septiembre de 1968 tras una larga enfermedad. Poco antes de morir, escribió una última carta al exiliado Perón: “Cuándo Perón no esté ¿qué significará ser peronista?”.
Su última pregunta al líder del movimiento probablemente explique la confianza que tenía el General en él. Siempre atento a los consejos de Cooke o dispuesto a fundirse en una discusión, Perón llegó a reconocerlo como su intermediario en el país. Fue en 1955, cuando la dictadura militar anti-peronista (autonominada como Revolución Libertadora) triunfó en la Argentina y Perón debió exiliarse primero a Paraguay y luego a España. Poco antes, cuando el 16 de junio se intentó sin éxito el golpe de Estado, Cooke se dirigió al Ministerio de Marina y descargó los cargadores de su pistola 45 en defensa de la patria, la libertad y la democracia.
El “Bebé” (apodo que ganó en la década del 40) se recibió de abogado en 1943, año en el que Perón ingresaba en la Secretaría de Trabajo y Previsión. Los avances en materia de derecho logrados por el entonces Secretario, llevaron a Cooke a interesarse por el proyecto del gobierno, dejando de lado sus fuertes raíces en la UCR. En 1945 sería electo como Diputado Nacional, tenía tan solo 25 años (lo que le valió su recurrente apodo). Desde su banca en la Cámara de Diputados, defendería activamente la Soberanía Nacional, la Justicia Social y la Independencia Económica.
En 1951, cuando se expropió al periódico La Prensa, Cooke refrendó enérgicamente: “Nosotros estamos con los obreros, y estamos contra La Prensa, porque La Prensa siempre estará, como lo ha estado hasta ahora, contra los obreros y contra nosotros”
El caso de Cooke es emblemático para entender al peronismo como un movimiento ecuménico y conciliador. John William se reconocía tanto peronista como marxista; allí radicaba su mayor tensión con el jefe del movimiento. Igualmente, como representante del peronismo en Argentina, supo radicalizar el peronismo cuando éste estaba completamente proscripto. En 1957, “el gordo” logró escapar (junto a Cámpora y otros compañeros) de la prisión de Río Gallegos. Se radicaría entonces en Chile para organizar, desde allí, la resistencia.
La postura revolucionaria de Cooke nunca fue oculta. Entendía al peronismo como un movimiento revolucionario, lo único que faltaba (según él) era la ocasión precisa.

En 1968, finalmente, sucumbiría a un cáncer de pulmón. Los restos de Cooke se mantuvieron ocultos durante la prohibición que rigió del peronismo, y continuaron del mismo modo hasta hace tan solo tres años. En un acto realizado por el (entonces) vicegobernador de Buenos Aires Gabriel Mariotto, sus cenizas fueron arrojadas al Río de la Plata, tal como lo pedía su testamento.
Los lápices siguen escribiendo
El 16 de septiembre es una de esas fechas trágicas de la construcción de nuestra democracia. En la noche del 16 de septiembre de 1976, hace 41 años, un grupo de tareas dirigido por Miguel Etchecolatz (mano derecha del Jefe de Policía de la Provincia de Buenos Aires, Ramón Camps) secuestró a 6 estudiantes de escuela secundarioa que se habían manifestado por la recomposición del boleto estudiantil.
El boleto estudiantil, que había sido aprobado un año antes para facilitar el acceso al transporte a los estudiantes de diversos grupos sociales, fue eliminado en agosto de 1976. La decisión no fue política ni económica, fue estratégica: los estudiantes que se movilizaron fueron identificados para su posterior desaparición.
Como diría luego la cabeza del golpe del ’76, Jorge Rafael Videla: “un desaparecido no está ni vivo ni muerto, no está, no tiene entidad”. El argumento tendía a resolver un problema que aquejaba a buena parte del mundo occidental: el miedo a la subversión marxista y la militancia política que podía –tal vez- despertar la rebelión del proletariado. El plan de los militares era desaparecer la subversión. Negar su existencia les permitía su accionar inenarrable; negar al subversivo era negar el plan sistemático de secuestros y torturas efectuado a lo largo de la dictadura.
En una época en la que el temor a la teoría marxista era más latente, el foco se puso en combatir la subversión. El plan en Latinoamérica fue más o menos el mismo (como sucedió con Allende en Chile, hace poco más de 44 años): intervenir el funcionamiento de la democracia y “solucionar” el problema de la militancia popular.

El proyecto de la última dictadura, en septiembre del 76, versó sobre la detención y el secuestro de estudiantes, en su mayoría afiliados a la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), con participación activa en la política y/o en el Centro de Estudiantes. Los jóvenes, menores de edad, detenidos en la noche del 16 de septiembre fueron llevados a un centro clandestino de detención (el Arana) y luego al “Pozo de Banfield”. Allí, los estudiantes fueron torturados. Allí vivieron las experiencias más crueles que se animaron a relatar los pocos sobrevivientes. Ninguno de los 6 detenidos esa noche: Clara Ciocchini, Claudia Falcone, Horacio Ungaro, Daniel Racero, Claudio de Acha y Francisco López Muntaner fueron fusilados en los primeros días de 1977 (según precisó la investigación realizada por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, la CONADEP).
Recuperar la memoria sobre aquel cruento 16 de septiembre puede ayudarnos a reevaluar la presencia actual de la actividad política en las escuelas. En CABA aún no se terminó de implementar –y ni hablemos de evaluar su resultado- la última reforma educativa que dio lugar a la NES (la Nueva Escuela Secundaria). Sin embargo, ya se dispuso la primera etapa de implementación a 17 escuelas porteñas que, desde el año que viene, deberían trabajar bajo la currícula de “La Escuela del Futuro”.
En este contexto, 27 escuelas están tomadas en la ciudad. Los estudiantes reclaman que aún no hay cohortes recibidas de la NES, que el nuevo proyecto de la Escuela del Futuro no es claro, y que para aprobar materias en el último año deberán trabajar gratis para alguna empresa. En consonancia con la reforma laboral que se viene esgrimiendo como el camino a seguir de la mano del empresariado local para reflotar al país, la conformación de mano de obra gratuita y menor de edad no parecería ser el camino apropiado.
Como escribí hace unos días, al cumplirse los 150 años de la publicación de El Capital de Marx, “hoy en Argentina se pregunta a los empresarios cómo mejorar su rentabilidad, en lugar de preguntarle al trabajador cómo mejorar su experiencia de trabajo, su calidad de vida y/o su capacitación personal integral”. La propuesta tiene que ver con el achicamiento del Estado. Cuando la salvación del pueblo se espera proveniente de ciertos países del Norte, lo más probable es que nos encontremos con propuestas precarizadoras y poco estimulantes para el trabajador local. La suba del desempleo es sólo la primera parte del proceso.
Para concluir, la actual ministra de Educación, la licenciada en Ciencias Políticas, declaró que no hablará con los jóvenes mientras estén tomando las escuelas. Negándose así a dialogar con los estudiantes que están involucrados en lo que les sucede a ellos, a sus compañeros y coetáneos. De este modo, se niega la acción política, se niega el involucramiento de los jóvenes en la sociedad y en lo que le pasa a la ciudad y a sus ciudadanos. En fin, se niega la política.
El Capital cumplió 150 años
En pleno auge de una mirada menos salvaje, más humana o civilizada del capitalismo bajo la órbita de la obra del francés Thomas Picketty (El capital en el siglo XXI), la gran obra cumbre del Capitalismo alcanzó sus 150 años.
Karl Marx publicó Das Kapital (El Capital, en español) un 14 de septiembre de 1867. Sería ésta la primera de tres partes que terminarían siendo un tratado filosófico (o sociológico, o económico, según quien lo mire) de la praxis sobre la episteme, de la práctica filosófica como acción política. El tratado de Marx, que intentó formular una explicación al sistema (o Formación Socio-Económica) capitalista y apuntar su inevitable decadencia, se convirtió por más de un siglo en obra de referencia obligatoria para el homo academicus.
Aun cuando las referencias a Marx en los libros académicos han disminuido notablemente en los últimos 30 años, el padre del marxismo sigue vivo en los lugares más impensables. Su interpretación clásica que explica las transformaciones sociales a causa de las contradicciones internas sigue vigente en múltiples portales, en estudiantes de humanidades y hasta en algunos trabajos académicos publicados. La izquierda argentina sigue postulando la lucha de clases como motor de cambio, del mismo modo que Marx supuso el fin de la esclavitud antigua (la de la antigua Roma) o de la servidumbre feudal. Estas interpretaciones (que Marx escribió, y que se publicaron luego de su muerte, en los apuntes preparatorios para escribir El capital) han sido superadas, aunque neo-marxistas intenten reinstituir la hipótesis marxistas con nuevas argumentaciones.
El Capital es un libro verdaderamente profético. Si bien el capitalismo no se demolió, la crisis causada por sus propias contradicciones hizo tambalear al mundo occidental en 2008. Aún transitando la crisis, la proletarización de la sociedad sigue en aumento (tal como lo predijo su autor) y el plusvalor o la plusvalía siguen su ritmo de crecimiento sin entrar en el debate acerca de la flexibilización laboral.
La ganancia del empresariado a partir de la explotación del trabajador podría mencionarse como uno de los ejes principales de la obra de Marx, pero hoy en Argentina se pregunta a los empresarios cómo mejorar su rentabilidad, en lugar de preguntarle al trabajador cómo mejorar su experiencia de trabajo, su calidad de vida y/o su capacitación personal integral.
En el prólogo a El Capital, Marx escribió que “… para la sociedad burguesa la forma económica celular es la forma mercancía del producto del trabajo, o forma valor de la mercancía. El análisis de ésta le parece a la persona no instruida un dar vueltas por meras sutilezas. Y sin duda se trata de sutilezas, pero sólo en el sentido en que también se trata de ellas en la anatomía microscópica”. La forma básica de enriquecimiento del burgués (aquel que es dueño del medio de producción) sigue siendo el trabajo del asalariado.
Por último, nunca está de más destacar el concepto de “clase”. Si bien es un concepto en “disputa” con Weber, la formulación marxista supone entender a la clase trabajadora como un conjunto que debe defender sus propios intereses y necesidades. Este es otro aspecto de la teoría marxista del cual tendría a bien ocuparse el pueblo de nuestro país. Un pueblo que se ha desgastado escuchando unas verdades propuestas por magnates que prometen desvivirse por el otro. La clase trabajadora parece haber olvidado uno de los grandes preceptos del peronismo: la patria es el otro. Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista, que otro argentino.
44 años del golpe a Salvador Allende
Salvador Allende ganó las elecciones democráticamente en 1970, en Chile, y se convirtió en el primer presidente con afinidad marxista en acceder al poder de esta manera. Alcanzó la primera magistratura comprometiéndose a nacionalizar la minería, realizar una reforma agraria que acabó con los latifundios (más de 80 hectáreas de tierra bajo un mismo dueño) en los primeros 18 meses de mandato y una adecuación de derechos sociales (educación, sanidad, alimento) que contemplaba la gratuidad de la escuela y la universidad y el acceso a “suplementos alimenticios” gratuitos a las poblaciones marginales.

El gobierno de Allende se dio en un contexto mundial en el que marxismo y comunismo se disputaban el dominio del globo. La Guerra Fría sumergió al mundo en un conflicto bélico potencial que coadyuvó a la intervención norteamericana en Latinoamérica. La Alianza para el Progreso (ALPRO) establecida en 1961 por miembros de todos los países de América, sentó las bases del arbitraje norteamericano en nuestras tierras del sur. Uno de los objetivos primordiales del ALPRO era el establecimiento de gobiernos democráticos. Para EEUU, el gobierno marxista de Allende era muy peligroso, no podían dejar que sucediera lo mismo que en Cuba (la instalación del gobierno comunista tras la victoria de Fidel Castro en 1959).
David Rockefeller escribió, en sus Memorias, que el propietario del diario El Mercurio de Chile (su amigo Doonie, Agustín Edwards) le afirmó que “Allende era un embaucador soviético que destruiría la frágil economía chilena y extendería la influencia comunista a la región”. Es notable el rol que pueden tener ciertos medios de comunicación en estos contextos. Rockefeller tomó el consejo de Edwards y se comunicó con Henry Kissinger (consejero de Seguridad Nacional del presidente Nixon), lo que aumentó el apoyo estadounidense a los opositores de Allende.
Con el apoyo “del Norte”, los opositores a Allende pudieron controlar la ruta y cerrar la entrada de alimentos. El diario El Mercurio titulaba “Chile sin pan”, Tribuna hacía lo propio: “Mientras bailan con Fidel, no tenemos qué comer”. Se efectuaron paros de camioneros y el desabastecimiento se fue forjando como una realidad. La comparación con la Venezuela actual es casi inevitable. Si bien las figuras de Allende y Maduro son absolutamente diferentes, los contextos mundiales también lo son.
Isabel Allende, sobrina de Salvador, describió así la situación en La casa de los espíritus:
“El pueblo se encontró por primera vez con suficiente dinero para cubrir sus necesidades básicas y comprar algunas cosas que siempre deseó, pero no podía hacerlo, porque los almacenes estaban casi vacíos.
Había comenzado el desabastecimiento, que llegó a ser una pesadilla colectiva. Las mujeres se levantaban al amanecer para pararse en las interminables colas donde podían adquirir un escuálido pollo, media docena de pañales o papel higiénico. (…) el país estaba sacudido por oleadas de rumores contradictorios que alertaban a la población sobre los productos que iban a faltar y la gente compraba lo que hubiera, sin medida, para prevenir el futuro.”

Salvador Allende fue hallado muerto y se caratuló la muerte como suicidio. Los peritos que se atrevieron a opinar sobre el tema han asegurado que el arma utilizada y la posición de su cuerpo son incompatibles con la posibilidad de que el expresidente se hubiera quitado la vida. Allende no sobrevivió al golpe militar de Augusto Pinochet, dio su vida por su pueblo. En 1988 (luego de 25 años del golpe) salieron a la luz unos audios en los que se escucha a Pinochet, desde el Comando de Telecomunicaciones del Ejército, proponer que dejen escapar a Allende en un avión para hacerle sufrir “un accidente”.
Las últimas palabras de Allende dan cuenta de la integridad del ex-mandatario:
“Les agradezco a todos la lealtad y la cooperación que siempre me han prestado, pero quiero decirles que no debe haber víctimas inútiles. La mayoría de ustedes son jóvenes, tienen mujer e hijos pequeños. Tienen un deber con ellos y con el pueblo de Chile. No es éste el último combate. Habrá muchas jornadas futuras en que serán necesarios. A las compañeras no les pido, sino les ordeno que abandonen La Moneda [la casa de gobierno]. A los compañeros que no tienen tareas que cumplir, o no tienen, o no saben usar armas, les pido que salgan ahora, que tienen todavía posibilidades de hacerlo. Algunos deberán contar lo que ha ocurrido”.

Aunque Allende creyó que no sería el suyo el último combate chileno, aún la historia no le ha dado revancha. La dictadura encabezada por Pinochet se estableció en Chile por 17 años y marcó la agenda neoliberal norteamericana barajada por Milton Friedman y puesta en marcha por primera vez en un país tercermundista. Entre las medidas que proponía Friedman se pueden destacar: la reducción del gasto público con el despido de un 30 % de empleados estatales, la privatización de las empresas del estado y los bancos, el retiro de subsidios sociales, la reducción de las jubilaciones y la devaluación de la moneda. Además, se frenó la inversión en salud y educación y se redujo drásticamente los salarios. Los diarios no titularon nada sobre los apagones, los cacerolazos y el descontento con el gobierno de facto.
Al igual que con el golpe de 1955 en Argentina, el gobierno militar chileno se encargó de llevar adelante un plan sistemático para la eliminación de Allende de la memoria del pueblo. Se construyó el relato de él como un dictador, tirano y comunista que quiso llevar nada más que el mal a Chile. La izquierda aún lo reconoce como lo que fue, un negociador entre la casta capitalista y el pueblo más marginal. En ningún momento buscó derrocar al Estado, sino convertirlo en el verdadero vehículo hacia un país mejor para todos. Su derrocamiento significó el fin de los proyectos iniciados.
La educación en Chile hoy sigue siendo paga y elitista. Las movilizaciones de estudiantes universitarios pidiendo la gratuidad de la educación son más que conocidas. Un dato interesante teniendo en cuenta que en este día, en Argentina, se festeja el día del maestro (en reconocimiento a quien impulsó la educación gratuita y obligatoria para todos).
El proyecto de Pinochet no fue distinto al de las otras dictaduras latinoamericanas que impusieron el neoliberalismo en la región, buscando mantener a América del Sur como un sub-continente, dependiente del emisario del Norte. Es importante visibilizar esta cuestión; la tendencia reaccionaria actual impulsa un movimiento desestabilizador que propone recuperar la dependencia sudamericana. Dependencia que se había puesto en duda con los gobiernos llamados “populistas” de la región en los últimos años.
70 años de la mujer en la política argentina
El 9 de septiembre de 1947 se sancionó la ley 13010, ley que otorgaría los derechos políticos a las mujeres al promulgarse dos semanas más tarde. El 23 de septiembre, en un acto en Plaza de Mayo, Perón firmó la ley y la entregó a Evita, símbolo de la lucha por la igualdad política.
“Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos (…) sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto de la ley que proclama la victoria. Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de unos pocos artículos, una larga historia de luchas, tropiezos y esperanzas… Esto traduce la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional”.
Las palabras de Evita mucho tenían que ver con la larga lucha de mujeres comprometidas con la política que habían aportado lo propio para dar este gran paso. Probablemente la más representativa sea Alicia Moreau de Justo. Alicia Moreau nació en Inglaterra; hija de un revolucionario francés que formó parte de la Comuna de París en 1871, emigró junto a su familia a Argentina en 1890 a los cinco años de edad. Dedicó su vida a los movimientos sociales a favor del pueblo, se recibió de médica en 1914 y poco tiempo después se adhirió al Partido Socialista. Se casó y enviudó prontamente de Juan B. Justo, pero continuó comprometiéndose con las causas sociales. Fundó varias asociaciones feministas (destacándose la Unión Feminista Nacional) y supo escribir un proyecto de ley por la igualdad de género en materia de derechos políticos que, en 1932, sería presentado por Mario Bravo ante el Congreso de la Nación. El proyecto, al igual que el anterior de Alfredo Palacios, no prosperó.
La potencia del sentimiento social por la justicia que protagonizó el peronismo, sumado a la presencia de Evita, permitió cambiar el rumbo de la historia. En un largo debate parlamentario que se dio el 9 de septiembre de 1947, finalmente, se aprobó la igualdad política entre hombres y mujeres.
El debate fue reinterpretado para los noticieros de la época. Debajo se puede ver el video con algunos fragmentos del mismo.
Algunos argumentos que se esgrimieron tenían que ver con diferencias antropométricas entre el hombre y la mujer, una cuestión muy arraigada en tradiciones positivistas de criminólogos como Césare Lombroso que aseguraban que las personas estaban físicamente programadas para funcionar de particulares maneras según la forma y el tamaño del cuerpo y sus partes.
Tras su promulgación el 23 de septiembre, las mujeres pudieron votar para la Asamblea Constituyente que dio forma a la nueva Constitución de 1949 (derogada por el golpe militar del ‘55 en 1957) y para las elecciones presidenciales de 1951.
Caída del consumo ¿culpa del consumidor?
Esta semana fue noticia la baja en el consumo en nuestro país. Múltiples medios se preocuparon por el tema. Si bien la caída del consumo es una realidad objetiva, dependiendo en qué enfoquemos los números, se pueden proponer distintas ópticas.
Mientras que Página 12 propuso un relevamiento más o menos exhaustivo de la crisis del consumo con notas como “El consumo te lo debo” y “Consumo”, sumándole al análisis la baja en la producción láctea (“Cayó 12% la producción láctea en dos años”); otros medios prefirieron mostrarse más “optimistas”.

Tanto Clarín como La Nación enfocaron la disminución del consumo en los supermercados. Estos dos grandes diarios se han preocupado, principalmente, por las necesidades básicas de la sociedad: lujos de consumo tales como vestimenta o entretenimiento es algo a lo que pocos deberían acceder.
En síntesis, para Clarín el consumo aún cae solamente porque la gente no se dio cuenta de que la reactivación económica ya llegó. Los grandes supermercados proponen promociones (3×2, 4×3, descuentos del 30 o 35%) pero algunas marcas prefieren no ser parte de ellas (“Las grandes marcas salen de las promociones”) ya que asumen un compromiso de precios fijos que demuestran la confianza en la economía del país (sería imposible si hubiese más inflación, según dice el gran diario argentino).
Por el lado de La Nación, la caída del consumo es analizada sesgadamente. Si bien plantea los números referentes a los lácteos (“Bajó 4,5% el consumo de productos lácteos”), no reconoce la subida exponencial (por encima del 50%) en la venta de leche en polvo como producto de la crisis actual. Mientras las leches en sachet y otros productos lácteos (manteca, leches saborizadas, dulce de leche) cayeron en sus ventas, la leche en polvo supo crecer lo suficiente como para achicar el margen de caída general.
Siguiendo con las diatribas del consumo, los analistas de La Nación aseguraron que el argentino prefiere comprar en el mayorista (sin destacar que para ir a un mayorista se precisa más cantidad de dinero y, en general, transporte): los hogares de consumo moderado quedan fuera de un análisis (“Radiografía del consumo”) que propone una distribución 1 a 1 entre los consumidores que creen que un futuro cercano estarán mejor y entre los que no. Además, Mariela Mociulsky aseguró que el argentino es cauto y quiere cuidar el bolsillo, busca promociones o –una vez más- va al mayorista.
En la misma tónica, nos enteramos que la cadena española de supermercados DIA% seguirá creciendo. Se espera que la empresa coloque más de 200 nuevas franquicias próximamente. En un contexto de consumo ajustado, la compañía que provee siempre las mejores ofertas es la única que se ve favorecida. Igualmente, ciertos sectores de nuestro país parecen seguir haciendo oídos sordos al reclamo popular.
Nos acercamos al segundo año de gobierno de Cambiemos y el consumo sigue bajando; los salarios son corroídos por la inflación y el desempleo sigue en crecimiento. Que el consumo caiga no es culpa de los consumidores, como nos quieren hacer creer con estas noticias que vinculan el consumo con una decisión de las familias. Cuando el sueldo no alcanza, o el trabajo escasea, comprar lo necesario para vivir se hace más complicado.
Renunciamiento de Eva Perón
“Quiero comunicar al pueblo argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico Cabildo Abierto del 22 de agosto.”
Con esa frase, Evita inició un comunicado radial (el 31 de agosto de 1951) en el que agradecía profundamente el pedido de los argentinos de forjarse ella como un férreo eslabón de lucha en su candidatura a vicepresidenta de la Nación. El 22 de agosto, la CGT había convocado a una movilización homenajeando a Evita y solicitándole su candidatura. La fórmula Perón-Perón (Juan Domingo – Eva Duarte) era la más esperada por los trabajadores.
En aquella misma tarde, Evita habló de la importancia de Perón para la alegría del pueblo de la nación. Un pueblo que se hizo soberano con él, que dejó atrás la esclavitud y que convirtió a mujeres, niños, ancianos y trabajadores en los sujetos preponderantes para una nación que conoció con él la justicia social.
Sin embargo, reconoció que la oligarquía y los vendepatria no habían sido derrotados. Ellos son los que impusieron (e imponen) un modo mediocre de observar la realidad social, un modo que atenta contra el pueblo y la libertad.
Los mediocres son los que aseguraron que Evita era egoísta y ambiciosa. Si ella hubiese aceptado el honor de la magistratura, habría dado en la tecla para alimentar las maniobras más despreciables de aquellos que quieren el futuro de la nación en manos ajenas.
En la emisión radial, siguió por el mismo camino, dejando en claro sus verdaderos intereses personales para con el
“Yo no quiero que mañana un trabajador de mi patria se quede sin argumentos cuando los resentidos, los mediocres que no me comprendieron ni me comprenden, creyendo que todo lo que hago es por intereses mezquinos…, se los reproche”
Evita estuvo siempre junto al pueblo, desde la humildad y la coherencia. Luchó por la igualdad de todos y por una sociedad más justa. Rechazó los honores en favor de su reconocimiento como la mujer de Perón, lo que la convirtió en la “jefa espiritual de la nación”. Una mujer que supo acompañar al presidente, llevándole las esperanzas de su pueblo.
Una mujer que el pueblo llamó y aún llama, cariñosamente, Evita

Día de la Ancianidad
El día de la Ancianidad, cuando los adultos mayores son conmemorados alrededor del mundo, se festeja el 21 de junio. La fecha tiene por motivo la celebración de la primera asamblea dedicada al envejecimiento por parte de la Organización de la Naciones Unidas (ONU), en 1982.
Sin embargo, mucho tiempo antes, en Argentina, Evita leyó en el Ministerio del Trabajo una proclamación gestada en la Fundación Ayuda Social “María Eva Duarte de Perón” por su propia intermediación. Fue un 28 de agosto de 1948. Aquella proclama se tituló “Derechos de la Ancianidad”, y apuntaba a acompañar no solo a “los ancianos desvalidos de nuestra sociedad, sino de todos los olvidados de la tierra.”
Los Derechos de la Ancianidad contemplan la necesidad de asistencia, vivienda, alimentación, vestido, cuidado de la salud física y moral, esparcimiento, trabajo, tranquilidad y respeto.

La declaración de Evita fue, en aquel momento, inédita. Ningún organismo nacional o internacional había puesto la tilde en asuntos de tal importancia para la consagración de la justicia social. Su discurso finalizaba pidiendo que su declaración se volviese ley fundamental, y que fuese expuesta ante las naciones de todo el mundo. Los Derechos de la Ancianidad fueron incluidos en la Constitución de 1949, aquella que fue derogada en 1957 por un Congreso Constituyente organizado por la dictadura revanchista de Aramburu, y con una legitimidad seriamente cuestionada.
En noviembre de 1948, una comisión de la Asamblea de la ONU tomó el consejo de Evita y recomendó que se “realice los estudios relativos a la aplicación universal de los mismos con el propósito de proteger más ampliamente la defensa social y económica de los hombres que han llegado a la ancianidad”. En aquella asamblea, 56 países expresaron admiración por la sabiduría de las palabras de Eva.
EL DECÁLOGO DE LA ANCIANIDAD:
1) Derecho a la Asistencia: Todo anciano tiene derecho a su protección integral por cuenta de su familia. En caso de desamparo, corresponde al Estado proveer a dicha protección, ya sea en forma directa o por intermedio de los institutos o fundaciones creados, o que se crearen, con ese fin, sin perjuicio de subrogación del Estado o de dichos institutos para demandar a los familiares remisos y solventes los aportes correspondientes.
2) Derecho a la Vivienda: El derecho a un albergue higiénico con un mínimo de comodidades hogareñas es inherente a la condición humana.
3) Derecho a la Alimentación: La alimentación sana y adecuada a la edad y estado físico de cada uno debe ser contemplada en forma particular.
4) Derecho al Vestido: El vestido decoroso y apropiado al clima completa el derecho anterior.
5) Derecho al Cuidado de la Salud Física: El cuidado de la salud física de los ancianos ha de ser preocupación especialista y permanente.
6) Derecho al Cuidado de la Salud Moral: Debe asegurarse el libre ejercicio de las expansiones espirituales, concordes con la moral y el culto.
7) Derecho al Esparcimiento: Ha de reconocerse a la ancianidad el derecho de gozar mesuradamente de un mínimo de entretenimientos para que pueda sobrellevar con satisfacción sus horas de espera.
8) Derecho al Trabajo: Cuando su estado y condiciones lo permitan, la ocupación por medio de laborterapia productiva ha de ser facilitada. Se evitará así la disminución de la personalidad.
9) Derecho a la Expansión: Gozar de tranquilidad, libre de angustias y preocupaciones en los últimos años de existencia, es patrimonio del anciano.
10) Derecho al Respeto: La ancianidad tiene derecho al respeto y consideración de sus semejantes.
1947: Un primer paso hacia la igualdad de género
A un año de haber ganado las elecciones, el peronismo ya mostraba su espíritu de lucha por una verdadera soberanía política. El 21 de agosto de 1947, el Senado aprobó la ley que igualaba en derechos políticos (y sus obligaciones) a hombres y mujeres mayores de 18 años.
Así, se subsanaba una mora en materia legal que arrastraba el país desde la Ley Sáenz Peña. Si, en 1912, la Sáenz Peña significó un mayor tenor democrático al régimen que conservador que regía el General Roca; la Ley 13.010 marcó el primer paso hacia una igualdad de género aún en construcción. Hace poco escribí sobre la importancia de la igualdad de género en los partidos (como se puede leer acá).
Aprobar aquella ley en 1947 forjó el andamiaje que comenzó a visibilizar las diferencias de género que existían en el país. Un lento proceso que lleva ya más de medio siglo y que traza un camino al cual le queda mucho por andar.
Sin embargo, debemos destacar esta fecha como ese primer paso hacia la igualdad de género. Un paso que permitió adecuar la ley para que verdaderamente represente a todos sus ciudadanos y ciudadanas.
