Día de la Mujer. Es hora del debate por la despenalización del aborto

Más de una vez, desde este espacio, señalé la importancia de la igualdad entre hombres y mujeres. Hice referencia, sobre todo, a la igualdad de derechos políticos y de participación en política. En la actualidad ya no hay razones (teológicas, sociales) que impidan forjar esa igualdad absoluta; porque hombres y mujeres –efectivamente- somos iguales. Iguales en derechos, iguales en capacidad e iguales en limitaciones.

Pero esta discusión no está saldada aún en la mayoría de las sociedades del mundo. El camino que lleva a la igualdad precisa sortear aún las desigualdades de género que se ven diariamente. De ellas, la más fuerte y dolorosa es la que lleva la consigna de #NiUnaMenos.

No más mujeres asesinadas por ser mujeres es la consigna principal de #NiUnaMenos. Es por eso que esta consigna abarca también la alta tasa de mortalidad existente por abortos clandestinos. De hecho, la principal causa de muerte por embarazo, parto o puerperio es el aborto clandestino. La interrupción del embarazo es una realidad objetiva, existen casos diariamente a lo largo del país, incluso avalados por el Estado a partir del fallo FAL de 2012 (que permite la interrupción del embarazo si corre en riesgo la salud física o mental, en sentido integral, de la mujer).

Despenalizar el aborto implica darle a la mujer el derecho a una maternidad responsable. Legalizar el aborto seguro también implica una serie de políticas de Estado que promuevan la Educación Sexual Integral como está estipulado en la ley del 2006 y que hoy sigue vigente. No implica, para nada, promover el aborto como método de control de la natalidad. Una interrupción de embarazo es una intervención en el cuerpo de una mujer; es en sí misma una experiencia traumática, por más que no sea un delito, nadie querría practicarlo de no mediar otra opción.

La realidad indica que el número de mujeres que mueren por prácticas médicas de este tipo, realizadas en clandestinidad, no ha descendido significativamente en los últimos 10 años. Aquí, la igualdad de género se destapa: los hombres quedamos afuera del debate cuando, en realidad, para que una mujer decida abortar, siempre (perdón por la obviedad) tuvo que estar implicado un hombre.

La vasectomía es libre y gratuita por ley, pero eso no está en el eje del debate. Tampoco el cuidado y la prevención están directamente enfocados al hombre. Solo cuando se habla de anticoncepción profiláctica aparece un hombre en escena. Aquí el debate debe darse en consciencia de lo que supone la plena asunción de los derechos de la mujer en igualdad. El aborto libre, seguro y gratuito está finalmente en la agenda. Es hora del debate.